25 años de Democracia

Si la memoria no me falla y la colección del Ecos la tengo completa, allá por el ejemplar Nº 283 “Cuquin” Amelio Ortiz escribe el primer editorial referido al tema, hasta llegar al último, Nº 292, con las opiniones de Miguel Maldonado.
Lei y releí cada una de las notas y, como conozco a todos los que han escrito, traté de interpretarlas adecuadamente de acuerdo a cada uno de los autores.
No es mi intención hacer una “crítica literaria” de las mismas o de quienes las escribieron, pero el ponerlas en ese contexto, me permitió comprender muchos de los “por qué estamos como estamos” política, ética y democráticamente hablando, ya que la gran mayoría de ellos han tenido participación directa con cargos electivos o de funcionarios designados, e indirectas con actitudes diarias de vida.
Obviamente me reservo lo que pienso de ellos y sus dichos. Solo quiero resaltar que, en la mayoría de los casos y sobre todo de quienes han ocupado cargos o intentado llegar a alguno, “sus hechos no me dejan oír sus palabras”... de allí mi comprensión del “por qué estamos como estamos”.
Dicho esto, comparto mi pensamiento sobre el tema, sabiendo de antemano que habrá muchos que no coincidirán, pero, si de Democracia hablamos, esto es parte del ejercicio que Ella impone y bienvenido que así sea.
En lo personal, creo que solo hemos tenido la posibilidad de vivir en Verdadera Democracia durante una parte del gobierno de Raúl Alfonsín, y que duró, obviamente para mi y sin entrar en demasiados detalles, hasta que Cavallo y Memem complotaron contra él.
A partir de allí, hemos comenzado a vivir “gobiernos sin uniformes”, que muy poco tienen que ver con “gobiernos democráticos o vida en Democracia”.
Fue a partir de aquel momento, que las consignas de campaña esgrimidas por Alfonsín de: “con la democracia se come, se cura y se educa” como del Preámbulo de nuestra Constitución, pasaron al más triste de los olvidos.
Olvidos que parecen haberse internalizado con tal fuerza y profundidad en la mayoría de los ciudadanos, que nos hace tener la triste y corrupta clase política que desde aquel momento maneja a su antojo, arbitrio y para su propio y único beneficio (sin dejar de lado a sus amigos, claro) la administración de los gobiernos que los “desmemoriados” ciudadanos delegan en “esa casta”.
Hemos escuchado muchas veces en estos 25 años, que el “común” de la gente está descreída de la política, cuando en realidad está descreída de los políticos. De esos políticos que nos han hecho creer en todo este tiempo que “trabajan para nosotros” cuando la realidad marca que somos nosotros quienes “trabajamos para ellos”. Esos políticos que nos han hecho creer que nuestro derecho al cambio solo podemos ejercerlo cada 2 o 4 años, elección de por medio, sin haber “enseñado” nunca (va contra sus intereses y el de sus amigos) que nuestro derecho al cambio lo podemos ejercer cada día, EXIGIENDOLES que cumplan con la tarea que les ha sido encomendada. Esos políticos que, en la gran mayoría de los casos, SON FUNCIONALES a quienes tienen uno o varios escalones más arriba en la “escala de trepamiento” y nunca pensando en el ciudadano que le otorgó la responsabilidad de representarlo. Esos políticos qué con sus hechos, nos han “mostrado” que la política es sucia cuando en realidad los sucios son ellos, para que la gente genuinamente honesta no entre en la “sucia política” y así ellos puedan seguir ocupando esos espacios. Esos políticos que, en su gran mayoría, tienen su altura moral inversamente proporcional al cargo que ocupan. Por si alguno no entiende esto, significa que cuanto más alto es el cargo que ostentan, es porque MAS BAJO CAYERON MORAL y ÉTICAMENTE, razón casi indispensable en estos años de “gobierno sin uniformes”, para obtener la cuota de poder que les permita salvarse.
Hace mucho tiempo pienso que, antes de cada elección, la gran mayoría de los votantes debería tomar hectolitros de tónico para la memoria y SABER que al cuarto oscuro entra solo y DEBE votar con la más absoluta LIBERTAD...sin ningún temor a las “represalias futuras” enarboladas por los punteros o funcionarios de turno, que solo se aprovechan de las necesidades de los más vulnerables, haciendo uso de la ASQUEROSA COBARDIA que en ellos anida y la transforman en PODER a través de amenazas y prácticas vomitivas de la política a la que están acostumbrados.
Creo realmente que no vivimos en Democracia sino en una “parodia de Democracia” perfectamente orquestada, si que tenemos 25 años de “gobierno sin uniformes” y que no se necesitan uniformes para quitarle la vida o la dignidad a la gente. Solo pensemos en los muchos más que 30.000 hermanos argentinos que estos “gobernantes sin uniformes” se han “cargado” por la falta de igualdad ante la ley, de seguridad, de educación, de servicios de salud, de trabajo, de verdadera redistribución de ingresos, de genuinas políticas sociales y no “clientelares”, de justicia ante la apropiación de la propiedad privada en todas las formas que han desarrollado, de...de...de todas aquellas que la “flaca” memoria nos permita recordar.
Si creo que después de 25 años, vivimos un estado de “DEMOS GRACIAS” pero no por parte del ciudadano común sino de la clase política: DEMOS GRACIAS por la posibilidad de enriquecernos ilícitamente, DEMOS GRACIAS por nuestra cuota de poder, DEMOS GRACIAS por nuestro carguito, DEMOS GRACIAS por la desmemoria...y así habría muchos más DEMOS GRACIAS.
Para finalizar, sinceramente espero que muy pronto seamos nosotros los que comencemos a vivir en DEMOS GRACIAS a través de tener VERDADERA DEMOCRACIA, ya sea por haber recuperado la memoria que nos permita ELEGIR BIEN o por HABERNOS DECIDIDO a participar EN SERIO.
Hagamos lo necesario para no esperar otros 25 años ya que, mientras tanto, SEGUIREMOS TENIENDO LOS GOBIERNOS QUE NOS MERECEMOS.

Oscar Franza