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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 28 de noviembre de 2008

25 años de democracia y la salud en la sala de espera…

Con la reconquista de la puesta en funcionamiento de las instituciones republicanas luego de un doloroso parto tal como lo fue la guerra por las Islas Malvinas, culminando la etapa de la más cruel dictadura de nuestra historia nacional, la re-inclusión en la vida democrática, despertó fuertes expectativas en todos los sectores sociales y especialmente en los más postergados.
Se comenzaban a recuperar los Derechos Constitucionales y el Presidente electo que basó su campaña electoral con la Carta Magna en cada discurso, insistía que con la Constitución se come, se educa, se cura…

Y no estaba equivocado, pues de su lectura surgen los derechos básicos como el de "la salud", salvo que para su cumplimiento se debía afrontar a una serie de mezquinos intereses, que a nivel mundial entendían que la salud o mejor la enfermedad era parte de un negocio, bien lucrativo, donde los inversores debían ser respetados en sus derechos adquiridos, aunque sea con actos de grave corrupción.

Los reclamos por recursos suficientes en las carteras sanitarias para cubrir los requerimientos de los centro Públicos de Salud, se fueron acumulando a la espera de que quedaran algunas migajas luego de pagar las "sagradas obligaciones" de la Deuda Externa, ilegítima y fraudulenta, tal como lo demuestra un trabajo de la Universidad Católica de Córdoba, tanto desde sus inicios tanto como en su re estructuración, donde las comisiones voluminosas eran recursos sustraídos de fondos que los Hospitales Públicos reclamaban desde hacía tiempo.

La Democracia no podía cubrir su obligación con el derecho constitucional a la salud además, por los agresivos condicionantes, que imponían los acreedores internacionales y sus lacayos locales. Los privilegios de la Industria Farmacéutica no debían ser tocados y nos recordaban lo que le pasó al Gobierno deL Dr. H. Illia cuando intentó una débil regulación.

En lugar del modelo solidario y participativo del que se proclamaba en Alma Ata, orientado a priorizar la Atención Primaria o primordial de la Salud (APS), fueron surgiendo las Instituciones Prepagas que impusieron dos categorías de atención médica: para unos pocos con los estándares del 1er mundo y para las mayorías un deteriorado sistema de constante y creciente precarización, o sea el modelo que ya se imponía en otros países hermanos de América Latina, del que Argentina había "zafado" por su fuerte clase media y por la acción de sanitaristas de la talla de R. Carrillo y luego Oñativia.

Democracia y salud son inseparables desde todo punto de vista. Ser sano implica tener un alto grado del sentido de coherencia, entre lo que se dice y lo que se hace. Requiere participación comunitaria y especialmente de los usuarios del sistema de salud. Esto es imposible sin la plena inclusión social del pueblo, tener trabajo, condiciones de vida dignas, cobertura social, no padecer ninguna forma de discriminación y menos aún erradicarse el "clientelismo" en acceso a los recursos básicos de subsistencia en caso de desempleo.

Argentina al igual que el contexto Latinoamericano, ha incrementado sus niveles de inequidad social, lo que lleva a una confrontativa situación generadora de violencia social, que luego repercute en las familias, en los jóvenes y en la niñez. Su consecuencia es esta "ola de violencia", una enfermedad que afecta la vida democrática, tanto por los actos delictivos relacionados con el alcohol y otras drogas como a la omisión del cuidado de la población más vulnerable. Niñas y niños, mujeres, ancianos, discapacitados.

La democracia requiere de un nuevo modelo económico, social y cultural. El fracaso del "neo liberalismo" y del "anti estatismo", hasta en las metrópolis, nos impone la construcción consensuada, recuperando nuestra situación de ciudadanos y no de simples consumidores, con capacidad creativa y reflexiva, anteponiendo los valores esenciales de una sociedad solidaria y participativa.

La noticia de que la mortalidad infantil aumentó en la Provincia, es una alarmante advertencia que debemos actuar ya. Cada muerte es la punta del Témpano y son 27 niños/as que mueren de causas evitables por día. Desde los partidos políticos, con mayor horizontalidad y menos verticalismo (que nos viene de otras épocas represivas). Desde la organizaciones sociales de base que saben lo que esta pasando en cada barrio. Desde el Consejo Deliberante que debe dejar de ser un apéndice del Ejecutivo y asumir el rol de gobernar, o sea de establecer políticas de salud, priorizando a la infancia antes que a sus dietas, procurando integrar los recursos públicos (Nacionales, Provinciales y Municipales) de la Seguridad Social y privados para que se cubran las necesidades básicas de todos los vecinos. Asumiendo el CD que al ser nuestro Hospital Municipal el único de los 4 Municipios y comuna vecinos, debe actuar como tal o sea zonalmente, solicitando a la provincia los recursos suficientes. Desde el Consejo de la Ciudad que va recuperando una presencia trascendente en el debate de ideas y proyecto comunitarios y eso es "esperanza" o sea "salud mental".

Sumando esfuerzos podemos avanzar hacia la creación de un modelo perfectible pero inclusivo y eficiente de protección y prevención sanitaria (Sistema Integrado Zonal de Salud) que nos permita salir de esta eterna "sala de espera" y hacer efectiva la aspiración Constitucional del acceso universal al Derecho a la SALUD así podremos confirmar que con la Democracia también se CURA….

Benjamín Malamud
Pediatra

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