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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 2 de enero de 2015

La interrelación actual entre radicalismo y peronismo es un cambio impulsado por la gente o sólo se están sacando la careta

No porque no hubiera elementos de presunción en lo que refiere a una alta interrelación entre los dos partidos políticos mayoritarios en Argentina, de hecho, siempre han existido espacios internos en cada uno que operando en conjunto han signado épocas en lo que hace a estructuración de poder y negocios relacionados con el Estado. Hoy, sin ir más lejos y en el plano nacional, diversas corrientes tratan de acercarse con el fin de presentar alianzas, más o menos públicas, con intenciones de hacerse del poder en las próximas elecciones. Otro tanto sucede en el orden provincial, donde escisiones de uno y otro persiguen la concertación en la búsqueda de acceder a la gobernación. Sin lugar a dudas, esto trasciende y es así como comienzan a observarse también en Punilla, y en algunos circuitos con mayor intensidad. Siempre han marcado discusiones internas en ambos enclaves, porque, como decía, se trataba de núcleos internos o escisiones, pero en los últimos tiempos, a pesar de algunos malestares internos, casi puede hablarse de integraciones prácticamente institucionalizadas.

Como nuestro radio de acción es el centro del Valle de Punilla, trataremos de ocuparnos por lo que pasa por casa, y en ese terreno observamos, desde hace ya casi una década, como se han ido acercando y casi confundiéndose, peronismo y radicalismo, en la localidad de Villa Giardino. Es así, que más allá de los resultados electorales, algo más que una prudente convivencia ha logrado que se hable de proyectos en común, de plena coincidencia en lo que respecta al perfil que pretende dársele al gobierno y al crecimiento estructural de la localidad, lo que hace que ambos líderes, José Ochoa en el gobierno y Raúl Mandayo en la oposición, no tengan más que palabras de reconocimiento para con el otro y que sostengan que cualquiera de ellos puede ser un buen intendente. Esto, dicen, sin resignar la voluntad de disputar el poder, aunque con este panorama todo haga pensar que más de una disputa se trataría de una complementación a nivel de Poder Legislativo, que permita hacer realidad el pensamiento de quienes mantienen el liderazgo. Seguramente, es casi el ideal que persigue la sociedad en su conjunto, digo casi porque me parece que la Democracia necesita de la diversidad y la confrontación porque es en el debate donde se vislumbra el futuro en ciernes y se crece en cuanto a lo político y social, dando respuestas al dinamismo de los cambios que muestra la sociedad y al avance avasallante de los nuevos tiempos tecnológicos. Es, reitero, casi un ejemplo, esto de apoyarse y complementarse, y así se lo ha manifestado. Claro, que hay que considerar algunas variables, entre las que hay que admitir, por encima de otras, que Mandayo aparece con una libertad mayor –él dice que porque “tal vez es adulto”- a la de otros dirigentes del peronismo en lo que hace al verticalismo departamental, y eso, podría decirse, es producto de un equilibrado manejo diplomático, no siempre estable, con quienes lo imponen o dirigen, y en ese estadio, tal vez no pudiese afirmarse lo mismo de Ochoa, que referencia más en el ordenamiento departamental.

A esta altura del relato, es probable que el lector ya sepa adonde estoy dirigiéndome o apuntando, pero antes me parece oportuno pasar por otro ejemplo, que en alguna medida se relacionará con el título de este artículo.

Unos días atrás, se vivía en La Falda una interna para determinar la oferta que hará el radicalismo en la próxima elección del 29 de marzo, y ésta marcó una convocatoria histórica a las urnas, algo más de 2.800 faldenses acudieron al comicio y 2.090 de ellos votaron a favor de la reelección de la fórmula Eduardo Arduh – Alberto Mainero del núcleo “Confluencia Radical”, dejando en la minoría al de “Identidad Radical” que proponía como recambio a Darío Almada – Luis Kessler. En esa compulsa participó activamente, aún siendo una interna de su histórico adversario, el peronismo, y lo hizo a pesar de que encumbrados dirigentes del radicalismo le solicitaran encarecidamente su prescindencia. Claro está que el apoyo fue brindado al núcleo que menos se esperaba, al que representa al oficialismo radical en el gobierno, pero esta participación también dejó profundas secuelas en el peronismo, a extremo tal que se ha debido, en los últimos días, revisar decisiones sobre candidaturas y también la estrategia que se tenía proyectada hacia marzo. Prueba de esto, es que el Intendente Arduh analizó que el resultado de la interna dirimió cuestionamientos en ambos partidos “más allá de la interna que tenga el peronismo, de la que no quiero saber nada”. Análisis con el que se puede acordar de pleno, y que la mayoría de los observadores políticos así lo hace.

Aquí es donde necesariamente hay que ir al meollo de la cuestión, la que tiene que ver con el siempre ponderado poder de la dupla Carlos Caserio – Mario Decara, Mario Decara – Carlos Caserio. Estos, siempre se ha dicho, en esta etapa democrática, son los hacedores de la política de Punilla, y sobre los cuales recaen las responsabilidades de los beneficios y perjuicios que sufren los gobiernos y dirigentes departamentales. Es ésta una sociedad que naciera en los albores de la Democracia recuperada, con algunas reuniones en un departamento de la primera cuadra de Av. Edén en La Falda, con alguna otra en Villa Giardino y Cruz Chica, ésta última de mayor significancia, donde ambos concurrentes acercaron posiciones políticas de poder y que luego, a criterio de muchos, de lo que no tengo pruebas, avanzó al terreno de lo comercial, en la mayoría de los casos a negocios relacionados con el Estado, aunque hay quienes manifiestan conocer emprendimientos de tipo privado.

Realidad o leyenda, han sido en el último cuarto de siglo apuntados desde todos los vértices del espectro político, incluyendo a los propios, como los responsables de la geografía política departamental. Es desde esa óptica, que se está leyendo el resultado de la interna radical faldense, y tal vez lo sea porque se conoce del apoyo prestado por el radical al oficialismo local en la campaña, lo que aparece como razonable políticamente hablando, pero lo que no cierra es el aluvión de votos que llegó desde el peronismo en respaldo a la candidatura que busca la reelección y que en la apreciación popular la hace casi cierta. No obstante, con buen criterio, Arduh mantiene que “no hay que creerse que este sea el piso electoral con que llegaremos a marzo”, pero, seguramente, en su fuero interno sabe que para una sociedad exitista el resultado lo ha favorecido.
La contracara es el peronismo, donde algunos gestos de satisfacción demuestran un logro que se mantiene en reserva, al tiempo que esperan, dicen, las directivas para responder a las candidaturas que finalmente se asignen y poner en marcha la campaña, sin dejar de señalar que si fuera una figura instalada -dirigente histórico- será más fácil la oferta que si lo fuera un postulante sin trayectoria, porque los tiempos se han acotado, considerando que quedan noventa días al acto electoral y que cuarenta y cinco de ellos están signados por la temporada estival, momento difícil para hacer política e imponer un candidato sin reconocimiento previo.

La incógnita es tal, que las más estrafalarias hipótesis se manejan, pero los ojos y pensamientos están vueltos hacia la Defensoría del Pueblo de la Provincia donde reina Mario Decara y hacia la Cámara de Diputados de La Nación donde Carlos Caserio elucubra su ajedrez político en el tablero del Valle de Punilla, y es por eso que muchos comienzan a preguntarse si hay un cambio en la interrelación partidaria, integrada por peronistas y radicales de Punilla, que la hace más sensible a la observación, que la saca de la presunción habitual, o si alguna cuestión, aún no determinada, ha llevado a que se la exponga en todo su alcance, sacándose la careta. La sociedad esperará que en cualquiera de los casos la situación provea a su beneficio, pero los sismos internos en ambos partidos, develadas las razones e intenciones, las que siempre se conocen más pronto que tarde, pueden provocar cambios en los ejes de sustentación y exponer, por lo tanto, inestabilidad, anunciando nuevas estructuraciones.

Ni tan simple, ni tan complejo, pero algo está sucediendo, a mantenerse advertido para que no nos tome de sorpresa.

Nicolás Heredia

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