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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 14 de noviembre de 2013

El drama de la droga y el narcotráfico

En el marco de la 106° Asamblea Plenaria del episcopado argentino, llevada a cabo en la localidad de Pilar, el 7 de noviembre último, los arzobispo emitieron el documento El drama de la droga y el narcotráfico en el que se sostiene:

Angustias de la sociedad
1 -La sociedad vive con dolor y preocupación el crecimiento del narcotráfico en nuestro país. Son muchos los que nos acercan su angustia ante este flagelo. Nos conmueve acompañar a las madres y los padres que ya no saben qué hacer con sus hijos adictos, a quienes ven cada vez más cerca de la muerte. Nos quedamos sin palabras ante el dolor de quienes lloran la pérdida de un hijo por sobredosis o hechos de violencia vinculados al narcotráfico.
2 - Sabemos que este problema es un emergente de la crisis existencial del sentido de la vida en que está sumergida nuestra sociedad. Se refleja en el deterioro de los vínculos sociales y en la ausencia de valores trascendentes.
3 -Cuando este mal se instala en los barrios destruye las familias, siembra miedo y desconfianza entre los vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y el trabajo. Tarde o temprano algunos son captados como ayudantes del “negocio”. Hay gente que vende droga para subsistir, sin advertir el grave daño que se realiza al tejido social y a los pobres en particular.
4 - Es alarmante la expansión de las llamadas drogas sintéticas, que se distribuyen en diversos espacios festivos, y nos duelen las conductas autodestructivas en adolescentes o jóvenes que consumen diversas sustancias.
5 - Lo que escuchamos decir con frecuencia es que a esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad a menudo sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio. Pero también es funcional y cómplice quien pudiendo hacer algo se desentiende, se lava las manos y “mira para otro lado”.

Necesidad de medidas urgentes
6 - La Argentina está corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio. Es cierto que el desafío es enorme y el poder de corrupción y extorsión de los grupos criminales es grande. Pero no es verdad que “nada se puede hacer”.
7 - La complejidad de este tema es tal que solo será abordado eficazmente por medio de amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance. Pero perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado. Recogemos también la preocupación por la desprotección de nuestras fronteras, y por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables.
Lamentamos que el organismo del Estado dedicado a coordinar las políticas públicas en esta materia (SEDRONAR) lleve tantos meses sin tener su responsable designado.

Pasión por el bien
8 -Muchos centros educativos, clubes barriales y diversas ONG colaboran en la educación, prevención y asistencia a las víctimas. Reconocemos gratamente la ardua tarea que se desarrolla desde la Iglesia implementando en las diócesis la pastoral de adicciones, promoviendo la contención de familias, el acompañamiento y la reinserción social de los adictos. Valoramos de corazón el esfuerzo, la dedicación y la entrega de tanta gente generosa que colabora en comunidades terapéuticas. No obstante, como obispos somos conscientes de que no hemos sido suficientemente eficaces en promover una pastoral que convoque y contenga a los adolescentes y jóvenes. A su vez, seguimos alentando la creación de centros de asistencia para quienes sufren la esclavitud de la adicción y les cuesta salir.
9 - Esta situación está dejando un tendal de heridos que reclaman de parte de todos compromiso y cercanía. Jesús nos pide que nos inclinemos ante quien sufre y que tratemos con ternura sus heridas.
10 - San Pablo nos enseña a “tener horror por el mal y pasión por el bien” (Rm 12, 9). Por eso no debemos quedarnos solamente en señalar el mal. Alentamos en la esperanza a todos los que buscan una respuesta sin bajar los brazos:
A las madres que se organizan para ayudar a sus hijos.
A los padres que reclaman justicia ante la muerte temprana.
A los amigos que no se cansan de estar cerca y de insistir sin desanimarse.
A los comunicadores que hacen visible esta problemática en la sociedad.
A los docentes que cotidianamente orientan y contienen a los jóvenes.
A los sacerdotes, consagradas, consagrados y laicos que en nuestras comunidades brindan espacios de dignidad humana.
A los miembros de fuerzas de seguridad y funcionarios de otras estructuras del Estado que aún a riesgo de su vida no se desentienden de los que sufren.
A todos los que resisten la extorsión de las mafias.
Que no nos roben la esperanza
11 - Es perverso vivir del sufrimiento y de la destrucción del prójimo. Por eso anhelamos una justicia más eficiente que erradique sin demoras la impunidad. Al mismo tiempo no dejamos de pedir la conversión de los traficantes.
12 - A cada uno de los que han caído en la droga, le decimos con el Papa Francisco: “Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres. Tú eres el protagonista de la subida, esta es la condición indispensable. Encontrarás la mano tendida de quien te quiere ayudar, pero nadie puede subir por ti”.
13 – No dejemos que nos roben la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños. Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución moral que sostenga una vida más digna.
Que el Señor nos ilumine y la Virgen de Luján nos ayude a cuidar el presente y el futuro de la Nación”.

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Al pedido de esperanza y resistencia se respondió con desaliento e inoperancia

Sin dudas, que el documento de la cúpula de la Iglesia Católica ha generado las más diversas repercusiones en todo el país. La iglesia a través de los arzobispos ha trasmitido que sólo puede exponer su preocupación y ocupación en el tema -admitiendo incluso que no ha sido eficaz en “promover una pastoral que convoque y contenga a los adolescentes y jóvenes”, autocrítica que es de reconocer– pero que su alcance es el de la cuestión moral, que es el Estado el que tiene el poder político para dictar y conducir las acciones que puedan en el corto, mediano y largo plazo erradicar el cáncer social en que se ha convertido el narcotráfico en nuestro país. Desde el ámbito político, con mayor o menor incidencia, se ha mantenido que hay razones fundadas en el documento del episcopado y que acuerdan con ellas, pero que es el gobierno nacional el que debe tomar el desafío de enfrentar la cuestión y que están prestos a colaborar y aportar al consenso necesario, en tanto y cuanto se hable de medidas de fondo y no simples parches. Lo que puede considerarse atinado, si se traslada a los hechos y no queda sólo en el discurso. Es decir, que haya un verdadero compromiso. Así las cosas, lo que se esperaba, en función de alentar la esperanza que los arzobispos señalan en su documento, era la palabra comprometida del organismo que atiende estas cuestiones en el orden nacional, que dicho sea de paso, como una muestra real de desamparo, no tiene nombrada a su máxima autoridad, el SEDRONAR, pero desde ahí llegó la aseveración del subsecretario en cuanto a que “las políticas contra el narcotráfico han fracasado en todo el mundo”. Lo que no parece estar alejado de la realidad, pero que trasunta la comodidad del escudarse en que si los demás fracasaron para qué se va a invertir esfuerzos y medios en causas perdidas. No es precisamente lo que se estaba esperando, porque mal que pese, hay un alto número de organizaciones sociales que están trabajando sobre las consecuencias y a lo que se convoca es al Estado nacional para que actúe sobre las causas, con estudio, imaginación, organización y recursos humanos y económicos. No es poco lo que están haciendo los estados provinciales y municipales y las Organizaciones No Gubernamentales, reducidos en ámbitos geográficos, de recursos y dependiendo de legislaciones que acotan sus márgenes de acción, sin dejar de lado el alto riesgo que asumen por enfrentar al flagelo. Hay modalidades de trabajo que se están implementando en Santa Fe y Córdoba, por citar algún ejemplo, tal vez no los mejores porque han llegado a inmiscuirse cuando la punta del iceberg se ha hecho visible y ha sacudido al poder político, y cuando habían hecho oídos sordos a las demandas ciudadanas que desde hace más de una década vienen demandando acciones sobre el problema que afecta a su vecindad a diario. De esta manera, junto a otras provincias, han comenzado a desmantelar la raíz delictiva que se ha encaramado en las propias fuerzas de seguridad que deberían perseguir el delito y no ser parte de el. Pero que representan al menos un avance y un compromiso, con imperfecciones, con falencias, no obstante marcan un rumbo que deberá perfeccionarse y ahondarse en lo que hace al régimen sancionatorio de corrupción en esos estamentos y romper el código de silencio que une a los narcotraficantes con quienes conducen las instituciones que deberían resguardar la seguridad y tranquilidad ciudadana. Por estas horas se habla de la magnitud del negocio de la droga, que ello facilita su inserción en una sociedad empobrecida, pero no son solo los pobres, puede que sean la mano de obra barata, la metástasis alcanza a todos los niveles, incluso los más encumbrados en el poder, alcance económico o intelectual. También se pide que los ciudadanos se involucren, que no callen, que denuncien, pero el ciudadano viene de sembrar en el desierto, sin resultado alguno, advirtiendo a las autoridades cuando la droga llegó al barrio, desesperándose cuando irrumpió en su seno familiar, cansado de suplicarle a los sordos, se inclinó por apoyarse en la poca prensa que se le anima al tema, y ha podido descubrir que algún resultado hay, pero que el mensaje es solo un grito de alerta mientras el Estado no se disponga a intervenir, porque los Tomás Mendéz, o los José Hernández u Horacio Roccazella para hablar de los más cercanos, receptaron, investigaron, dieron a conocer, con los riesgos que ello conlleva, testimonios y listados con direcciones de los lugares donde se comercializaba droga, no ahora sino hace bastante tiempo, y los resultados han sido escasos y los temores abundantes porque, es obvio, no se sabe con quien se trata y cuáles puedan ser las consecuencias de tocar a la puerta inadecuada. Esto hace a que el ciudadano se sienta acorralado, desamparado y desalentado, más aún cuando el principal funcionario responsable al que se acude se justifica sosteniendo que todo lo intentado ha sido un fracaso, si ese es su pensamiento que renuncie -qué hace cubriendo una función destinada al fracaso- caso contrario es un corrupto más que vive de los dineros públicos, que no manchará sus manos ni su honor con las drogas, pero que con su inoperancia e inacción no hace más que ser un cómplice del narcotráfico.

Cabe apuntar, que hay quienes tendrán la posibilidad de conocer si continúa manteniendo ese nefasto pensamiento en los próximos días, ya que el viernes 15 y sábado 16 de noviembre de 2013, en la ciudad de Villa Carlos Paz, se concretará el 2º Encuentro Nacional de Municipios Preventores, con la participación de la cúpula del SEDRONAR. Se adelantó que 15 provincias argentinas contarán sus experiencias en el Encuentro. La Universidad Nacional de Córdoba presentará los resultados de su reciente estudio sobre consumo en adolescentes. Habrá una Mesa Nacional de Intendentes que hablarán sobre “Políticas de prevención en los municipios de Argentina”. Una referente internacional hablará sobre políticas de prevención a nivel municipal: Experiencia de Municipios de La Comunidad Valenciana, España. Una buena oportunidad para que participen y expongan sus ideas quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones.

N.H.


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