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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 25 de octubre de 2013

Nuestras amigas las serpientes ( III )

Por Alberto E. Moro

Los automóviles producen muchas más incapacidades y muertes que las víboras, y sin embargo no destruimos todos los autos…

Mucho se ha escrito y opinado sobre la manera de reconocer y diferenciar a estos reptiles. Las prevenciones para identificar a los ejemplares venenosos incluyen la cabeza triangular (la fer de lance (1) de los franceses) la terminación del cuerpo en una cola abruptamente más fina, el color y los dibujos de la piel, el grosor del cuerpo, la forma de reptar, etc., etc. Todas son válidas una en relación con las otras y según las circunstancias; pero quien esto escribe ha visto ejemplares que aparentemente cumplían con todos los requisitos y que, sin embargo eran lo que se denomina ejemplares falsos, animales que a través de la evolución incorporaron el aspecto de las venenosas seguramente con propósitos biológicos de mimetismo o como defensa disuasoria ante otros enemigos naturales. Es muy frecuente encontrar a las “falsas yarará” y las “falsas corales”.
En el caso de la coral, las “verdaderas” son sumamente venenosas pues aunque huidizas, poseen un veneno neurotóxico muy poderoso, difícil de contrarrestar, que inyectan con unos colmillos desventajosamente situados muy atrás en su boca pues son opistoglifos. La misma característica tiene el veneno de la “cascabel”, crótalo proteroglifo (los colmillos adelante) que puede alcanzar los dos metros de largo y que vive en las zonas montañosas de toda América. Poseo un trozo de un ejemplar de “Crótalo diamantino” (2) cortado a un espécimen muerto de gran tamaño, aplastado por un vehículo en la zona de Cruz del Eje; así como también un ejemplar de pequeño tamaño, igualmente venenoso, al que casi tomo con la mano pensando que era una culebra, siendo alertado por su manera de reptar característica, propia de los crótalos. Al examinarla, vi que aún siendo un ejemplar muy joven, ya tenía un esbozo de cascabel. Esta estructura, que según algunos especialistas le sirve para alertar y asustar con el sonido que produce al ganado para no ser pisada, se va formando a lo largo del tiempo con los sucesivos colgajos de piel que van quedando adheridos a la cola en cada cambio de la misma. Pues, como sabrán los lectores, todos estos animales cambian de piel a medida que aumenta su tamaño, saliendo de ella como sale el dedo de un guante, sin que eso dependa de períodos cronológicos sino de las oportunidades de alimentarse y crecer. Un dato de la observación es que cuando es inminente el cambio de piel, lo primero que delata el inicio de ese proceso es la opacidad de los ojos, que se vuelven blanquecinos. Pueden estar largo tiempo sin comer, y en invierno reducen el consumo al mínimo, hibernando en sus madrigueras ocasionales.
El mecanismo de la inoculación del veneno por parte de las víboras, es la proyección violenta de la cabeza hacia adelante con la boca extremadamente abierta a casi 180 grados, con lo cual los colmillos quedan apuntando hacia adelante, clavándose en la presa. Algunos de estos colmillos son verdaderas agujas de inyección canalizadas por dentro; otros en cambio tienen un canal externo por el cual desliza el veneno acumulado en lo que serían sus glándulas parótidas –asimilándolo a lo humano-, adaptadas a esa función. Un caso muy especial y notable, es el de una variedad de la cobra real de Oriente (la serpiente venenosa más grande del mundo), que con un movimiento de su cabeza escupe el veneno a distancia, apuntando a los ojos o la boca del adversario ocasional, lugar donde la superficialidad capilar hará que sea absorbido rápidamente.
El veneno de las botrophs (yarará, víbora de la cruz) es también muy poderoso, pero a diferencia del neurotóxico que ya hemos mencionado, es hemolítico y produce impresionantes destrucciones de tejido en la zona de la picadura, las que de no ser contrarrestadas por un antídoto, pueden también llevar a la muerte provocando fenómenos generales que alteran gravemente el funcionamiento de los sistemas orgánicos.
Hay tres datos seguros para detectar la peligrosidad de estas serpientes, al margen de las otras consideraciones relacionadas con el color y la apariencia. Usted puede asegurar que es venenosa:
a) Si entre el ojo y la punta del hocico tiene una pequeña cavidad con una membrana, como si fuera un tímpano, llamada foseta loreal, debajo de la cual alberga un extraordinario órgano sensorial que opera como un sensor infrarrojo, permitiéndoles cazar de noche al percibir a distancia el calor que irradian los animales homeotermos (3), de temperatura constante, como son todos los mamíferos. La cantidad de calor percibida les informa también acerca del tamaño de la presa, por lo que nunca atacarían a una vaca, un caballo, o un ser humano, pero sí lo harán con un pollito, un ratón o un ave pequeña.
b) Si el ojo es nictálope, es decir que durante el día permanece casi cerrado con una hendidura vertical, mediante una membrana nictitante, que es una especie de diafragma que regula la entrada de luz al ojo, similar al de los gatos y algunos lagartos, y por la misma razón: les permite ver mejor de noche, cuando salen a cazar. El ojo de las culebras, en cambio –cazadoras diurnas- es redondo como el de la mayoría de los peces.
c) Si las escamas de su piel no son lisas sino prominentes y presentan una línea al medio que las divide como si fuera la nervadura central de una hoja.
Los tres puntos anteriores No son válidos para la coral, que siendo muy venenosa no tiene ninguna de esas características, pero es fácilmente reconocible por sus vívidos colores, siendo –hasta donde llegan mis modestos conocimientos- la única culebra venenosa en nuestro país.
La yarará suele tener es su cuerpo grisáceo o amarronado marcas más obscuras en forma de riñón, pero no es un signo confiable pues muchas de ellas, no obstante ser venenosas no presentan ese dibujo. Y sí lo tienen a veces las falsas yarará. Para estar seguros, ¡mirar si el ojo tiene una hendidura vertical, y buscar la foseta loreal ! Eso no falla.
Todas estas consideraciones que hemos volcado en el papel, tienen como finalidad explícita la de informar acerca de estos antiguos habitantes de la tierra que, como nosotros, tienen derecho a la vida, por lo que pretendemos desalentar el miedo que provocan, y evitar que sean furiosamente asesinadas donde se las encuentre, y en forma indiscriminada. Como ya hemos visto, la mayoría son inofensivas para el hombre y útiles pues se alimentan de otras alimañas, esas sí nocivas y peligrosas.
Y ya terminando con estos opúsculos escrito por un “viborero”, les recuerdo que hay otros reptiles con los cuales es muy improbable que nos encontremos alguna vez, y que son las serpientes marinas, cuyo veneno es aún más poderoso que el de las terrestres.
Las víboras peligrosas, cuyo veneno puede ser letal, también tienen derecho a la vida. En las praderas montañosas de Suiza, se las captura y se les inserta debajo de la piel un minúsculo emisor, de modo tal que los excursionistas y guarda-parques advierten a través de un bip-bip donde se hallan, para evitarlas. Hace muchos años conocí a una bella persona, un señor alemán que tenía una relojería en Posadas (Misiones), en cuyo jardín, el de su propia casa, habitaban varias especies de arañas y víboras venenosas, a las cuales identificaba y diferenciaba en sus movimientos habituales. Él, su mujer y sus hijos las respetaban, y simplemente se cuidaban de no pisarlas o asustarlas, caminando con cuidado. Fue una lección para mí, que en esa época juvenil también alentaba impulsos cinegéticos destructores.
Ya hemos dicho que las víboras no comen seres humanos, más bien les huyen, por lo que es absurdo temer que nos ataquen. Lo que hay que hacer es tomar precauciones mínimas, tales como mirar donde se pisa, no correr a campo traviesa, usar botas, no meter la mano en cavidades de viejos troncos o leños, del piso o de las rocas, y supervisar en esto a los niños, que son más vulnerables ante este tipo de accidentes. Como reflexión final, se me ocurre que los automóviles producen muchas más incapacidades y muertes que las víboras, y sin embargo no destruimos todos los autos… porque son útiles. Las víboras también lo son, forman parte de la delicada trama sobre la que se equilibra la vida en la biósfera del planeta Tierra.



(1) “Hierro de lanza”, punta de lanza triangular.
(2) Se la denomina así por el dibujo de su piel en el que las escamas forman rombos marrones rodeados por líneas de escamas blancas, como si fueran diamantes rodeando una joya. Vive en todas las Américas, a lo largo de las cadenas montañosas y puede alcanzar los dos metros de longitud.
(3) Animales cuya temperatura se mantiene constante, independientemente de las variaciones exteriores, lo que no es el caso de los reptiles, cuyo metabolismo se activa o desactiva según las variaciones térmicas del medio exterior, por lo que se los denomina heterotermos.

NOTA FINAL: En el Museo del Deporte de La Falda hay una colección de ofidios e insectos de la región, disponible para ser visitada por docentes y alumnos que así lo requieran.
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