Nombre:
Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 26 de julio de 2013

Acerca del EX Museo Arqueológico Argentino “Ambato”


Por Alberto E. Moro


Estimado Sr. Director y pueblo de La Falda:

Con no poca sorpresa he visto la gran difusión, que alguien ideológicamente motivado se ha ocupado de hacer en numerosos medios periodísticos más allá de lo local (según resumen de Internet, 16 fojas, que acompaño), a la recepción por parte de la Sra. Presidente de la Nación a un grupúsculo autodenominado Asociación Civil del Museo Ambato de La Falda.
Me llaman la atención especialmente tres hechos:
1º) Que una reunión de tal importancia, con la más alta magistratura de la Nación y otros altos funcionarios, se haya concretado sin la participación de las autoridades políticas normalmente constituidas en la ciudad de La Falda, lo cual es un “puenteo” inaceptable desde todo punto de vista.
2º) Que del mismo modo se haya anunciado que “La presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegará a La Falda antes de fin de año para reabrir las puertas del Museo Arqueológico Argentino Ambato”, sin que de ello tengan conocimiento las autoridades locales.
3º) La participación en la entrevista de altos funcionarios K, y que se diga que “el informe que la mandataria recibió de los cuatro visitantes fue lapidario para el gobernador” de la provincia de Córdoba, lo cual permite suponer una intencionalidad política más que un genuino interés por recuperar algo que en la realidad ya no existe.

Estas tres circunstancias por sí solas, son suficientemente relevantes por la falta de ética y consideración que conllevan y por el desprecio por las normas elementales de convivencia democrática. Pero hay más, y la ocasión se presta para aclarar algunos puntos que son nebulosos desde hace tiempo.
Tengo varias consideraciones que hacer al respecto, basadas en mis antecedentes sobre la temática museológica que acompaño en hojas aparte, en previsión de que se pretenda descalificar mi opinión una vez publicada la presente.
a) He tenido mucha cercanía con el Sr. Araldo Rosso antes de la inauguración de su museo, he estado en esa inauguración y he compartido con él muchas conversaciones respecto a nuestros respectivos emprendimientos museológicos, y nunca supe que se hubiera constituido una asociación de amigos del museo, ni antes ni después de su muerte. Por lo tanto estimo que éste grupo representa una en principio legítima reacción de algunos habitantes de La Falda ante el desmantelamiento y el robo posterior de gran parte de la colección. Por lo que se trata de una asociación constituida cuando el museo ya no existía como tal, contrariamente a lo habitual que es asociarse para proteger y preservar a un museo funcionalmente vivo. Es más, yo mismo, a título personal y ante la inexistencia de quien tomara esa bandera, al decidirse el traslado del material museológico al Hotel Edén envié una carta a la entonces directora de Patrimonio Cultural de la Provincia de Córdoba advirtiéndole que la manipulación de tan delicados objetos por manos inexpertas podría resultar nefasto, quedando además expuestos a lo que finalmente ocurrió: el robo. Está a la vista que mi observación fue desestimada. Como es habitual entre nosotros, siempre corremos detrás de los hechos en lugar de prevenirlos.
b) Como es también de conocimiento público, más de la mitad de la valiosa colección ha sido sustraída y –según noticias periodísticas- se han identificado algunas piezas de la misma, no sabemos cuántas ni cuales, en manos de un coleccionista de la Capital Federal, por lo que hay un litigio al respecto. El resto se encuentra en la ciudad de Córdoba en custodia y en manos de profesionales de la Antropología y la Arqueología, donde están y estarán más seguras que en La Falda, por lo que me permito dudar de que alguna vez tengamos argumentos suficientes para que sean devueltas.
c) Como he escuchado y visto escrita a menudo la expresión “nuestro museo Ambato”, y “nuestro patrimonio arqueológico” refiriéndose a La Falda, es pertinente recordar que toda la colección Ambato, precisamente, ha sido extraída de yacimientos del pasado aborigen de la Sierra de Ambato, en la Provincia de Catamarca, y es por lo tanto patrimonio cultural y arqueológico de dicha provincia, que más temprano que tarde lo reclamará como propio.
d) El edificio que ocupaba el Museo Ambato fue donado durante la gobernación provincial de Eduardo Angeloz a la ciudad de La Falda, y es a las autoridades legítimamente constituidas de nuestra ciudad a quienes les corresponde evaluar y decidir qué destino comunitario darle a ese inmueble, realizando las gestiones y conexiones necesarias. Nadie puede arrogarse esa potestad sin el consentimiento de nuestro gobierno municipal.
e) En vista de las metodologías que utiliza habitualmente el gobierno nacional, es muy probable que el interés demostrado por la Presidente en el robo de la colección, se funde en el deseo de complicar la gestión de Macri inculpando a uno de sus ex funcionarios, que es el acusado prima facie (Matteo Goretti). Y lo que es aún peor, la insólita promesa, según se afirma, de “que la Presidenta llegará a La Falda antes de fin de año a reabrir las puertas del Museo Ambato”, lleve el doble propósito de incursionar en la provincia de uno de sus oponentes políticos y, de paso, pasar por encima de un municipio gobernado por los radicales. A alguien que no haya observado con detenimiento las siempre interesadas y confrontativas acciones del Poder Ejecutivo Nacional, mi afirmación podría parecerle descabellada. A mí, y seguramente a toda la gente bien informada, NO.
No vaya a ser cosa que se pretenda infiltrar en el municipio faldense, bien remunerados con dineros públicos, a algunos adherentes de “La Cámpora”, una organización tan obsecuente y subordinada como el personaje cuyo nombre lleva, a causa de la supina ignorancia histórica de quienes así la designaron.
Como ciudadano, he cumplido con el deber moral de expresar mi pensamiento en salvaguarda de la dignidad y el patrimonio de los habitantes de La Falda, comunidad a la que pertenezco.

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