Los Selk’nam, la tragedia de un pueblo primitivo en el territorio argentino (*)

Por Alberto E. Moro

“En una sociedad civilizada no puede haber excusa para el único crimen verdaderamente inexplicable del hombre, crimen que consiste en creerse temporal o permanentemente superior a los demás hombres; y en tratarlos en nombre de la raza, de la cultura, de la conquista, de una misión, o simplemente de la conveniencia, como si fueran objetos”.
Claude Levi-Strauss (1963)



Una de las grandes incógnitas de la Antropología es la que se refiere al poblamiento americano, un hecho relativamente reciente en relación a la antigüedad del hombre sobre el planeta. En efecto, así como las pruebas de su presencia en otros continentes se remontan a 30 millones de años, las dataciones en América no sobrepasan los 12 o 13 mil años. Pero el meollo del problema consiste en que los rastros más antiguos de su presencia se hallan en América del Sur. Si la gran corriente migratoria proveniente de Asia, como se acepta universalmente, entró por Beringia, desplazándose de norte a sur, ¿cómo es esto posible? He ahí la incógnita. Probablemente la incongruencia de estas cifras se deba a que aún no han sido hallados yacimientos arqueológicos en el helado extremo norte del continente norteamericano.
Diversas contribuciones teóricas han pretendido aclarar el problema, con modelos explicativos tales como los del avance en "collar de perlas" o bien en "salto de rana" (**). Lo cierto es que los cálculos más optimistas proponen que, a favor del fácil consumo de una mega-fauna ya desaparecida y condiciones climáticas más favorables que las del presente, bien pudo llevarse a cabo el poblamiento americano en un lapso de entre mil y cinco mil años.
Estos pueblos primigenios, instalados en las tierras vírgenes de esta parte del mundo, evolucionaron de acuerdo a la capacidad portante de sus respectivos habitats, desarrollando culturas diversificadas que alcanzaron diferentes grados de organización a lo largo del tiempo, en una epopeya en gran parte desconocida y que puede haber sido mucho más azarosa, sufrida y extenuante de lo que puede suponerse a la luz de los relativamente escasos testimonios que han llegado hasta nuestros días. De cualquier manera, ninguno de estos grupos humanos evolucionó en forma totalmente aislada, como en algún momento pudo llegar a pensarse. Tanto en nuestro continente, como en todos los demás, la especie humana, gregaria por naturaleza, estuvo siempre en contacto con sus semejantes, influyendo y siendo influida, construyendo y destruyendo, conquistando y siendo conquistada, enseñando y aprendiendo, muy lejos del hoy abandonado concepto del aislado primitivo.
Una gran conmoción esperaba a los pueblos americanos después de muchos miles de años de evolución continental, cuando un tremendo choque de civilizaciones, quizás el más magno de la historia, los enfrentó con nuevos hombres que venían desde muy lejos allende el mar, con nuevos dioses, nuevas vestimentas, nuevas embarcaciones, nuevas armas, nuevos animales y lenguas incomprensibles. Dantescos episodios, aculturación y genocidios aleves a lo largo de los años, fueron la consecuencia terrible e inesperada de este encuentro de dos mundos, ellos sí transitoriamente aislados, desconociendo mutuamente su existencia.
Los SELK'NAM, habitantes del territorio insular de Tierra del Fuego, fueron uno de esos pueblos que evolucionaron a lo largo de milenios sin llegar a ser complejos, para sucumbir en pocos cientos de años como resultado de la colisión entre dos mundos poblados por seres humanos disímiles.
La voz "Ona" es la denominación que los Yámana daban a los aborígenes que vivían al norte, ocupando la isla por encima del Lago Fagnano, de cuenca alargada y situada en dirección este-oeste. Estos, a su vez se autodenominaban Selk'nam, por lo que no obstante la difusión generalizada del nombre de ONAS, usado por todos y por años, la recuperación del gentilicio no es otra cosa que una merecida reparación histórica.
En el mismo territorio insular eran vecinos de los Onas o Selk’nam: los Hausch, que ocupaban una pequeña porción de tierra en la península Mitre, y los Yamanas o Yaganes al sur, junto con los Alakalufes en el sureste, siendo todos ellos, a diferencia de los Onas, pueblos canoeros de costumbres y provisión de recursos principalmente marítimos.
Durante mucho tiempo se pensó que Tierra del Fuego había permanecido virgen a la presencia humana hasta épocas relativamente recientes. El antropólogo español radicado en Argentina Salvador Canals Frau, nos informaba en 1953 que "después de haberse ensayado varios y distintos métodos para establecer la antigüedad de poblamiento de esas regiones, el resultado ha sido variable, ya que los distintos autores dan como antigüedad máxima la de 537, 1.800, y 2.600 años."
En el año l983, el arqueólogo chileno Mauricio Massone publicó los resultados de su trabajo, en el que quedaba demostrado que la presencia humana en Tierra del Fuego era por lo menos tan antigua como en la Patagonia continental, y que ésta había sido acompañada por la mega-fauna pleistocénica ya que sus restos se encontraban en los mismos estratos del objeto de sus excavaciones, los Selk'nam tempranos. Incluso, el mismo Massone obtiene en 1987, dataciones radio-carbónicas superiores a los 11.000 años, por lo que no puede ya dudarse del poblamiento temprano de estas apartadas e inhóspitas regiones.
Una de las localizaciones terrestres más australes del planeta es la denominada Isla Grande de Tierra del Fuego, territorio de aproximadamente unos 20.000 Km cuadrados, encerrado entre el Estrecho de Magallanes y el Canal de Beagle, y circundado por los océanos Atlántico y Pacífico. Políticamente, su parte Este pertenece en la actualidad a Argentina, y su parte Oeste a Chile.
Por convención, siempre se aceptó que el norte de la isla es la región situada por encima del Lago Fagnano y el sur la situada por debajo de él, aunque la ubicación horizontal de este lago en el mapa, dista mucho de ser equidistante de los confines, encontrándose muy al sur de la isla. Pero esta manera de ver las cosas resultó funcional desde el punto de vista de la ocupación humana, puesto que por debajo del lago habitaban los Yámanas y Alakalufes, y por encima de él los Selk'nam cubrían casi todo el espacio, quedando los Hausch poco menos que relegados a la península Mitre, como ya hemos dicho.
En la actualidad, la isla presenta dos grandes ecosistemas: las planicies esteparias del centro y norte, y el paisaje de los bosques, montañas, y lagos del sur. Recientes estudios paleo-ambientales han indicado que las condiciones climáticas no fueron siempre tan rigurosas como en el presente, sufriendo importantes variaciones una vez concluida la última glaciación, hace alrededor de 10.000 años AP (antes del presente). Durante un extenso período comprendido entre los años 8.000 y 3.000 AP, el clima llegó a ser más húmedo y más cálido que en nuestros días, con algunas fluctuaciones menores, permitiendo el avance del bosque hacia el este y también hacia el norte, a expensas de un fuerte retroceso de la estepa. Desde entonces, estas condiciones climáticas fueron cambiando nuevamente, haciéndose más frías y secas hasta llegar a la situación que conocemos hoy, con un consiguiente repliegue de los bosques. Todos estos cambios y su influencia sobre los recursos disponibles, fueron acompañados tenazmente por nuestros amigos, los esforzados Selk'nam, capaces de resistir a la naturaleza en las más duras condiciones, pero no al avasallamiento de otros hombres armados con fusiles, feroces ambiciones y ningún escrúpulo.

(*) Anticipo de mi libro sobre esta temática.
(**) Planteos esquemáticos sobre las probables estrategias de avance continental desplegadas por estos grupos nómades.