Nombre:
Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 28 de febrero de 2013

Ocurre

Por Oscar Salguero (ossalguero@hotmail.com)

Ocurre que cada vez que escucho sobre una nueva muerte hermana en algún punto del planeta ya no me alcanza con las mismas intrigas.
Hablo de muertes hermanas por ser hombre, y sé que también hay chicos y sus lágrimas de padres ausentes, de más indiferencia, de una nueva suma de capital al capital mal habido.
Bajo este mismo sol no será la misma hora, si es que tiene hora la muerte misma. Bajo este mismo sol, digo, mientras suenan los disparos, tiembla el suelo por una bomba de no sé qué tecnología ni de cuantos kilos, alguien deja de ser, de sernos.
Sin embargo esa guerra no esta tan lejos de nosotros y, tal vez mañana, ya no se trate de petróleo sino de los que le sobramos a este mundo antropófago, ciego y sin rumbo, ese al que algunos afiebrados nos quisieron hacer creer que pertenecíamos.
Y uno los mira desde abajo, desde un debajo de otras realidades, otras necesidades.
Y uno los ve con la misma indiferencia de la comodidad de un sillón y el televisor que repite lo que tantas otras veces hemos visto, pero claro es allá lejos, tan lejos que se parece a lo que pasa acá, en la esquina, pero los ejércitos son otros, otras las armas.
Guerra silenciosa, guerra de leyes mezquinas y maliciosas, de héroes ingratos, poderosos y mártires que aún no han nacido, guerras al fin, de tercera edad desprotegida, infancia desnutrida, discurso asqueados de futuros imperfectos.
Pasa, puertas afuera, insomniando ilusiones una extraña sombra de miedo. Me miro las manos, veo las del que camina conmigo y veo otras manos, esas que se manchan con sangre desde la prostituida banca de la cámara.
Y el relato dice que levantó la mano mercenaria para votar una ley antifuturo, que por la radio me quiere convencer de su mañana prostituto y sin bandera. Nausea, vómito, cansancio de pueblo subyugado a fuerza de mendrugo y amenaza de puntero barrial.
En los pasillos de los hospitales, haciendo cola en los bancos, en la segura inseguridad de las calles, en el ensordecedor canto de las sirenas va naufragando la vida y vamos con ella…
Ocurre, con la parsimonia de los días, el peine de borrar memorias, ese de oscurecer futuros y en este tan hoy seguimos ninguneando presentes.
Bajo esta misma luna, no será la misma hora, si es que la muerte misma tiene hora, pero ocurre.
Ocurre allá, ocurre acá.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio