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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

sábado, 23 de febrero de 2013

43 años como párroco de La Falda y “hasta que Dios diga”

Único varón de tres hermanos, nació en la ciudad de Córdoba, a los tres meses fue trasladado al tambo que tenía la familia, en tierras de propiedad de su madre entre Salsipuedes y General Paz, de ahí guarda buenos recuerdos de las labores de campo junto a los peones rurales, “llegué a manejar bien el lazo, a revolearlo e impedir que se enredara, no enlace porque era un niño, no me daba el físico, tenía unos diez años”, dice, con una tímida sonrisa, rememorando esa época.
Le pregunto por cómo nace la vocación al sacerdosio, y presto responde que “yo diría que casi sin que uno se de cuenta. De a poquito, yo iba al colegio de los salesianos, me acuerdo que no me pudieron hacer ni ir a misa, no quería saber nada, encima me le burlaba a los acólitos, que eran los que querían, no era obligación, pero después no entré a los salesianos, entré al seminario menor de Los Molinos en 1947. La carrera en ese entonces era de trece años, o sea que el secundario se hacia ahí y se sumaba luego teología y filosofía, y ahí se iba viendo…para darte un dato, entramos sesenta y pico, entre los cuales estaba Edgar Di Fulvio, y egresamos creo que cinco. O sea, que más que te agarraran era que te empujaban para afuera. Por otra parte, era muy difícil la disciplina. Después, en el tiempo de la revolución del `55, más de uno se fue, fue muy difícil para nosotros y el seminario mismo. Y bueno, uno poco a poco se va decidiendo, yo me ordené a los veintitrés años, así que hubo tiempo para pensarlo. Es decir, que Dios lo va guiando sin que uno se de cuenta…Ingrese a los once años y en ese tiempo era todo adentro, no teníamos nada más que cinco domingos al año para visitar a nuestros padres, desde las nueve de la mañana a las cinco de la tarde en que había que volver, vacaciones doce días que justo terminaban el 23 de diciembre, en el momento que todo el mundo preparaba la navidad, nosotros volvíamos al seminario. No era fácil”.
Mario le recuerda que hace algunos años lo entrevistó y que en esa ocasión contactaron al folclorista Carlos Di Fulvio de quien es amigo y le consulta por cómo nació esa amistad “dos motivos, por lo menos, uno, porque a mi me gusta mucho el folclore y a los primeros nueve festivales de Cosquín no falte ni un día. A los dos años del festival, soy nombrado ayudante del Padre (Héctor) Monguillot, así que allí se dio la comunicación con muchos folcloristas, y a Di Fulvio lo conocí un poco a través del hermano, de Edgar, porque entró junto conmigo al seminario en el año `47, éramos chicos, fuimos compañeros durante cinco o seis años, él salió, no terminó la carrera, y después de ser sacerdote me encontré con Carlos y nos hicimos grandes amigos, y nos juntábamos cada tanto, con (Jorge) Cafrune también al que llevaba a Santa María a tocarle a los enfermos del hospital, que recuerdo tenía que ir a despertarlo al hotel, cerca de las once, y solía decir que quería bajar, con esas obras, el rojo que tenía con Dios…Tuve la suerte de estar en el casamiento de Atahualpa Yupanqui , éramos sólo cinco, en el Cerro Colorado, por pura suerte estuve, era el Padre Moreta, que es pariente de un vecino de La Falda, que era mercedario, Párroco de Quilino, al día siguiente de llegar quedó fijada la fecha de la boda que se realizó en el rancho de Yupanqui…me acompañaba el Padre Ferreira que era de Huerta Grande y era amigo de Atahualpa de muchos años, razón por la que fuimos recibidos, porque era bastante osco. Yo hice el asado y me dedicó, tengo la foto, un programa denominado Tres Guitarras, Tres Amigos, que había hecho en Francia, en la dedicatoria me puso al Padre Ramón, asador discreto, escuchador sensible”.
El dialogo vuelve a su vida sacerdotal y rememora que fue nombrado párroco en “Barrio Talleres, primer parroquia tenía 27, 28 años, antes había sido ayudante por muchos años, cuando vine a La Falda lo hice como párroco, cuando fui nombrado se lo hizo sine die, es decir sin temporalidad alguna, ahora se los nombra por seis años, de por si no hay una taxativa ley de que hay que renunciar a los 75 años, los párrocos no, los Obispos si, el Obispo sabe estoy a su disposición si me quiere trasladar me traslada, Creo que con esta cantidad de años solo quedo yo, lo que pasa es que estoy medio en la frontera, cerca de Cruz del Eje, entonces es como que se olvidan y me van dejando, aparte de la escasez de vocación que hay lo que exige que demos todo lo que podamos”.
Cuando se le apunta que su larga permanencia seguramente ha hecho que las generaciones de fieles a los que ha impartido sacramentos se superpongan, señala que “es cierto, no hace mucho, un muchacho me enseñó una foto, mire Padre acá está conmigo, una foto ya antigua, y acá, en una reciente, está con mi hijo…y si, hay ya a quienes he bautizado y casado, son cuarenta y tres años, muchos en verdad”.
En torno a cómo ha manejado la relación con una sociedad difícil como la que tiene La Falda, opina que “toda comunidad humana tiene sus altibajos, hay momentos de más comunicación, de menos, también en esto cuenta la edad, cuando llegué tenía treinta y pico de años, es distinto a esta edad ver una ciudad en la que he vivido más tiempo, vine de treinta y tres y tengo setenta y cinco, han existido cosas muy lindas, me siento muy cómodo en la comunidad…los grupos se van armando, a veces hay problemas como en todo grupo humano, esas cuestiones se van superando, ahora con más cancha que antes, es decir, soy más abuelo que otra cosa ahora, al principio uno piensa que va a reformar, que es el mesías, pero el mesías solo vino una vez, no, y terminó en la cruz. Me he sentido muy bien, hay gente que muy buena que me da más, mucho más de lo que yo le puedo dar, son como mi familia, a pesar de que tengo una familia grande por otra parte, pero mi familia es esta”.
Repasando su relación con los intendentes, expone que “cuando llegué era intendente (Ramón Diego) Cabral, la vez pasada estaba pensando en cuántos pasaron, la verdad que no lo hice…yo tengo como norma aquello de que cada uno en lo suyo, con todo respeto, pero también con toda cercanía, porque pienso que mi función no tiene porque interferir en la de ellos, ni la de ellos en la mía…algunos se acercaron más que otros, el trato ha sido siempre respetuoso y no he tenido problemas con ningún Intendente”.
En cuanto a la ayuda a necesitados que brinda la iglesia, humildemente dice que “Caritas es el órgano por el cual la iglesia atiende a la gente necesitada, es lo mismo que la parroquia, es un grupo de gente que se ocupa especialmente de eso, se mantiene con las colectas que se hacen, con los aportes, siempre he tenido respuestas favorables cuando uno pide, nosotros damos todos los jueves a la mañana un pequeño bolsito que se conforma con las cosas que trae la gente, como para ir supliendo la necesidad inmediata, porque tampoco es solución eso. Hoy, en la tarde, voy a pedir de nuevo, porque estamos sin víveres para el jueves, así que aprovecho la difusión. Los recibimos en la parroquia de diez en adelante y en la tarde después de las 17 horas. Hace muchos años que tenemos este servicio y es variable, a veces se atienden treinta, treinta y cinco, luego baja a veinte, veintidós, eso es lo menos, siempre hay gente que va los jueves a la mañana”.
Requerido por si la presencia en la ciudad del Obispo Storni le presentó inconvenientes, aseveró que “No. El fue muy prudente también, cuando vino se presentó, ahí lo conocí, después no lo vi más, absolutamente más. De manera que no interfirió en ningún momento”.
Se muestra un tanto sorprendido cuando le pregunto si durante su vida sacerdotal en algún momento el espejo le reflejó una imagen que no le gustara o no le dejara satisfecho, sopesa el contenido de la pregunta y dice “No, no me ha pasado. Tampoco nunca se me ocurrió una situación similar. En más de un momento uno tiene dificultades, pero se van solucionando, si uno tiene claridad en lo que es la opción de vida que hizo, todo se va acomodando, porque es un proyecto de vida del que se es consciente de que se lo hace. A pesar de que siempre hay dificultades, tentaciones, todo eso, porque somos hombres…y no me refiero sólo al sexo sino a toda la realidad que nos circunda como humano, pero gracias a Dios he tenido la serenidad, la seguridad, no me he replanteado hacer otra cosa, cambiar, pero bueno son cosas que también determina Dios seguramente”.
La charla deriva en si recuerda alguna anécdota donde haya tenido que intervenir junto a la comunidad toda fuera de lo que es el ámbito confesional, y manifiesta que “en cierta medida, podría ser cuando se dio el problema de las cloacas, que la Comisión Intersectorial había quedado ya sin posibilidades de llegar al gobierno que estaba conducido por (Carlos Bernardo) Chaseing, me pidieron si podía hacer algo para conseguir una audiencia con el gobernador, porque todo lo frenaba Marini que era el Ministro de gobierno, ante ello se me ocurrió hablar con el secretario del Cardenal y a través de él conseguí una audiencia y me recibió. Ahí conseguimos acordar hacer una audiencia con toda la gente de La Falda, me dijo que le llevara los que pudiera, podía ser un domingo que a mi me complicaba, y después el intendente Cabral iba a juntar otro grupo a favor de Roggio, nosotros fuimos en varios ómnibus, llenamos el salón auditorio de la Casa de Gobierno, uno por uno de los asistentes fue saludado por el gobernador, había un clima de mucha tensión, escuchó y de ahí, tras la reflexión, salieron las medidas que creo salvaron las propiedades de muchos vecinos”.
Le comento que cuando vinieron los representantes de distintas confesiones a La Falda con motivo del intento de crear una cátedra para la paz, le pregunté a los expositores por si las confesiones habían fracasado o la sociedad había cambiado de tal manera que ya no podían contener a la juventud como hacían hasta hace poco tiempo atrás y le pido su opinión, destaca que “no sé si expresamos, en el caso puntual de la juventud lo que ésta espera, estamos manejándonos con cosas viejas que no convocan. En mi caso en particular, uno pone ganas, pero no es para nada fácil el diálogo con las generaciones más jóvenes, a mi me ven como Matusalem, quién sabe, como a un dinosaurio. Entonces, por ahí, por no tener un sacerdote joven que me ayude, que es bastante atracción cuando hay, en La Falda y no tan sólo acá se presentan crisis muy grandes. También hay una crisis muy grande en la juventud sobre todo, en cuanto a valores, el valor ahora es tener, triunfar rápido, hacerse la estrella, ir a televisión y ser un éxito de inmediato. La realidad de la vida no es esa. Entonces, si uno no quiere engañar y prometer cosas en el aire, es lo que pienso, la iglesia no promete, los chicos están desorientados y los grandes más o menos, diríamos. Estamos siempre estudiando estos temas, la crisis general de la juventud, es lamentable, pero es cierto. La falta de valores va provocando crisis, entre ellas las de la familia, y ésta es la célula primordial de la composición de la sociedad, si ésta está mal como sociedad estamos enfermos”.
Se le pide opinión sobre la renuncia del Papa que tanto ha impactado hacia dentro y fuera de la iglesia, con rapidez responde que “creo que nos impacta más de lo que debería, es una simple opinión la mía. Me da la impresión, como decía el rector de la Universidad Católica, el Padre (Rafael) Velazco, descubrimos con esto que el Papa es humano, nada más y nada menos. Entonces, nosotros lo deificamos, creemos que es súper poderoso. La renuncia de alguien que está lúcido para hacerlo, no tendría nada de espectacular. Claro, no es una cosa común. Nos toma por sorpresa, pero también nos hace bajar a la realidad porque somos bastantes tentados a deificar, hasta al mismo sacerdote la gente lo tiene como algo superior, por ahí a las catequistas le preguntan si el padre come, si duerme…los otros papas estuvieron lúcidos hasta el final, pero a mi me parece un gesto de gran coraje y de gran humildad a la vez, aunque parezca contradictorio, el hecho de que ve que no puede, porque no puede, las meras tensiones que evidentemente tiene la curia romana, muy fuertes, de un conservadurismo muy grande, y no pudo superar la tensión, lo digo como una opinión muy simple…la revelación de las cartas privadas es una cosa enorme, la confianza defraudada, el responsable apenas es condenado y el Papa lo termina absolviendo, no es lo mismo que cuando los sucesos de Juan Pablo II, cuando lo condenan a Alí Agca el Papa lo perdona, pero la condena se mantiene firme y la cumple, aquí como se está dentro del Vaticano y el Papa, en definitiva, lo indulta… Creo que es un hombre lúcido que se da cuenta que no puede, y sino puede tiene que ser realista”.
La charla llega a su final y le consulto hasta cuándo párroco, “hasta que Dios diga. Por mi parte me siento muy bien, conozco mis limitaciones, pero eso está a juicio del Obispo, si dice éste ya está out, bueno, afuera”.
- Y después a viajar?
- No soy de viajar, cuando cumplí los veinticinco años la comunidad me regaló un viaje, visité Europa y Tierra Santa. Después estuve como delegado episcopal de turismo de Córdoba, vatios años, y me ofrecieron cinco viajes gratis, no acepté ninguno. No es mi debilidad.
- Entonces, a la quinta?
- No sé, qué se yo, Dios dirá.

Pone en movimiento su rojo auto y lo sigo con la mirada hasta que se pierde en la esquina siguiente y me quedo pensando en su fuerte presencia y convicción, también en el legado de su trabajo sacerdotal, cuando llegó sólo existía la Capilla del Sagrado Corazón, hoy, en distintos barrios, las capillas del Alto del Gigante y la de San Roque en el Río Grande que estaban en construcción y con dificultades y se concluyeron, luego las de San Cayetano, la de San Antonio, la de Santa Rosa, y ahora la de la Virgen de Fátima a la que se ha adquirido el lote y hay un grupo trabajando por su construcción, dirá que “es trabajo de la comunidad”, aunque sus cercanos digan que llevan su impronta.

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