Ce.Pro.Fa. tras el reconocimiento regional de los derechos de la mujer, basándose en los antecedentes existentes de violencia de género

En los últimos años tenemos aquí, donde vivimos, 8 femicidios y el asesinato de dos niños como consecuencia de violencia de género. Es la razón por la que elevaremos a la Comunidad Regional, en el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, un petitorio para que se haga realidad la legislación vigente.

Este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, el Centro de Protección Familiar (Ce.Pro.Fa) entregará un petitorio a la Comunidad Regional del Valle de Punilla para reclamar Políticas públicas de género. Le pedimos que nos acompañen no sólo mujeres, hombres también, ya que en la violencia de Género afecta a toda la sociedad.
Tal petitorio estará dirigido al Presidente de la Comunidad Regional Punilla Jorge Omar Caserio y a los Señores Intendentes y presidentes de Comunas.
En el mismo, se señalará que “en nuestra condición de ciudadanos y ciudadanas de la Republica Argentina, cordobeses y del Departamento Punilla, hacemos llegar nuestra preocupación al comprobar que a pesar de los avances en los instrumentos legales, las mujeres seguimos padeciendo la discriminación; violándose los principios de igualdad de derechos y dignidad humana.
Es por ello que con el objeto de peticionar al efecto de que, en tiempo perentorio y atento a la gravedad de la violación de derechos humanos que están sufriendo las mujeres, ya por años, arbitre los medios pertinentes para que efectivamente se cumpla con lo dispuesto en las diferentes normativas, evitando así que se prolongue las violaciones de los derechos elementales de las mismas.
“Por la dignidad de la mujeres y las familias, se debe cumplir con lo que marca los compromisos Internacionales, la Constitución de la Nación Argentina, y las normativas que provienen de ella”.
En el instrumento se harán constar el incumplimiento existente de lo ordenado en la Constitución de la Nación Argentina e Instrumentos jurídicos internacionales sobre Derechos Humanos con jerarquía constitucional”.
Fundamentaremos lo requerido bajo los conceptos de que “la Fundación Centro de Protección Familiar (Ce.Pro.Fa) tiene por objeto la Protección integral y promoción de los derechos de la Mujer, el Niño y el Adolescente. Fortaleciendo la elevación moral, intelectual, económica, emocional, social y física.
Consideramos que conforme a los principios enunciados en la Carta de Naciones Unidas, la libertad, la justicia, y la paz en el mundo tienen como base el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia y sus derechos iguales e inalienables, reconociendo que estos derechos se desprenden de la dignidad de la persona humana. Las mujeres en el Departamento Punilla no se nos permite acceder a los instrumentos legales de las que somos portadoras, consideramos que no estamos en igualdad de condiciones que los varones, impidiéndonos desarrollarnos humanamente y sin poder gozar de derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de los derechos civiles como los políticos.
Es por ello que ante un día tan especial como este, es que venimos a exponer la situación que sufrimos por el solo hecho de ser mujeres. Desde el 2005 y quienes llegan al Ce.Pro.Fa. son familias del Departamento Punilla, con características urbanas, semi-urbano y rurales, en su mayoría familias en situación de vulnerabilidad y desvalidamiento. Un gran número de mujeres son jefas de hogar, en situación de empleo precario o desempleo, de baja calificación y pobre nivel educativo. Buscan orientación legal por cuota alimentaria, contención por violencia, tenencia de los hijos y se encuentran sin posibilidad de abonar un Asesor Letrado. En un alto porcentaje alquilan viviendas indignas, les prestan vivienda en forma precaria, viven como “okupas” o con parientes, tienen hijos en edades escolares. Otras están desocupadas con desalojos anteriores o a punto de ser desalojadas, con historias de violencia, abusos históricos y naturalizados, a esto se incorpora también la violencia que ejerce el propio estado al no garantizar la asistencia mínima.
Cuando hablamos de violencia de género no existe conciencia de que se trata de algo grave y que no son casos puntuales. La realidad se hizo cada vez más evidente e innegable y que es un grave problema social, desde que comenzamos nos encontramos con carencias en las distintas Instituciones que deberían garantizar los derechos, pero en estos instituciones se nos vuelve a re-victimizar una y otra vez, perdiendo de vista que esta violencia se vuelve en más violencia a nivel social e incrementada, a través de nuestra niñez, ya que al vulnerarse el derecho a la mujer se vulnera los derechos de toda la sociedad.
A través de esta petición solo expondremos algunos Antecedentes que nos parecen prioritarios, la Normativa a la que me remito y un anexo de medios locales con 9 casos que demuestra que el femicidio está instalado en Punilla”.

María Karina Lucero
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La violencia de género en el país

De acuerdo con el informe del Observatorio de Femicidios en Argentina, a lo largo de 2012, se registraron en promedio cinco femicidios por semana.
El impacto social de la violencia machista es enorme: dejó en el último año 357 hijos e hijas huérfanos, 248 de ellos menores de edad.
Si se comparan los datos del año pasado, surge que en 2012 se cometieron casi un 10 por ciento menos de femicidios que en 2011, según la misma fuente. De 282 se pasó a 255.
Sin embargo, se advirtió que no puede tomarse como una tendencia todavía, dado que en el primer mes de 2013 la cifra de asesinatos de mujeres como consecuencia de la violencia de género fue enorme: casi uno por día; en total fueron 26 a lo largo de enero, una cantidad que no se registró en ningún mes de 2012. Y en febrero, en los primeros 19 días ya se contaban 14 hechos. En 2011 la cifra había crecido un 8 por ciento en relación con el año anterior. En 2010 el Observatorio registró 260 femicidios y en 2009, 231 (pero en ese año los medios relevados eran menos, solo 43). En la mayoría de los casos, el principal sospechoso o imputado por el crimen siempre resulta el marido, novio o ex pareja de la víctima.
Desde el año pasado, en el número total de femicidios, el Observatorio incluye aquellos denominados “femicidios vinculados” de mujeres y niñas, que son personas asesinadas por el femicida para castigar o destruir psíquicamente a la mujer sobre la cual ejerce dominación (muchas veces ultiman a los hijos de su ex, algunas veces son además sus propios hijos) o al intentar impedir el femicidio, o quedaron en la “línea de fuego” del atacante. De los 255 hechos, 17 fueron “femicidios vinculados”: diez fueron mujeres adultas familiares de la víctima y en siete casos se trató de la hija de la mujer de la que se quería vengar el presunto femicida.
Además se contabilizaron 24 casos de “femicidios vinculados” de varones o niños, en 2012.
Otros datos que aporta el análisis del Observatorio:
- 5 de las víctimas estaban embarazadas.
- 26 presentaban indicios de abuso sexual.
- 25 casos tenían denuncias iniciales, realizadas por familiares, de desaparición.
- 7 mujeres que tenían antecedentes de sufrir violencia de género en el marco de sus parejas permanecen desaparecidas desde 2004.
En relación con el vínculo entre el presunto femicida y la víctima, el Observatorio señala que en 95 casos se trataría del esposo, pareja, novio o amante; en 65, una ex pareja; en 11, el padre; en 21, otros familiares; en 18 hechos, vecinos o conocidos; en 5 de los asesinatos, un hijo; y en 40 no habría relación aparente. Es decir, la mayoría de los femicidios fueron perpetrados, según los datos publicados, por la pareja o ex pareja de la mujer.
Otro dato interesante que brinda el estudio es que no es el espacio público el lugar más riesgoso para la mujer que sufre violencia de género: la vivienda en la que vivía o la que compartía con el acusado de matarla son los escenarios más frecuentes donde ocurren los femicidios: en 138 casos las mujeres encontraron en su propio hogar la muerte.
En 2012, hubo un hecho emblemático: una de las mujeres fue asesinada en una Comisaria de la Mujer, cuando fue a denunciar al agresor, quien era personal policial y la ejecutó en ese momento.