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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 15 de marzo de 2012

Todo huele mal en Argentina

Por Alfredo Ferrarassi

El deterioro de la falsa estabilidad en la Argentina es paralelo con el debilitamiento de la imagen positiva que sufre día a día la Presidente de la Nación. La caída, según empresas de mediciones nacionales e internacionales, rondarían el 17% con lo cual su verdadero apoyo se ubicaría en un 42.1%. Seguramente se podrá afirmar que a partir de la tragedia ferroviaria de Once la “rodada” ha sido imparable, poniendo al descubierto aquellas acciones que momentáneamente servían para palear la situación, pero que a pesar de todo era algo insostenible, puesto que tarde o temprano, fuera por el acontecimiento que fuera, el fenómeno del comienzo del fin se produciría.
Hasta hace un tiempo, el ex presidente Néstor Kirchner tenía a quien echar la culpa de todos los males, así Carlos Saúl Menem encarnaba al mismo demonio que había tomado forma humana en la figura del político riojano, pasado su periodo le sucede su esposa, en una movida ajedrecística destina a crear una permanente continuidad como la descubierta por August Ferdinand Möbius con su famosa cinta, la cual daba la ilusión de cambio de cara, pero quiso el destino que se troncara este plan con su fallecimiento y ella asumiendo el rol de viuda lograra su reelección, aunque desde el momento mismo del comicio sabía que tenía fecha de vencimiento, salvo claro está, que se inventara una salida vía la reforma constitucional y se cambiaran las reglas del juego, aunque para ello sea necesario transformar el presidencialismo que tenemos por un parlamentarismo.
Estas mutaciones generaron cierto escozor, al grado que Mariano Grondona se preguntaba si no estábamos frente a los nuevos Borbones en Argentina, entendiendo por tal a la “Dinastía Patagónica” de la “Casa los Kirchner”, puesto que fallecido el rey tiene asegurada la línea sucesoria en Príncipe Máximo y la Princesa Florencia, alternando el poder con la “Reina Cristina”. La ironía no ha estado ausente en aquel enfoque, el cual surge sin dudas a vista de lo que sucede en nuestro país y al cual una inmensa parte de la población es indiferente, tinellización mediante, a todo lo que está en juego.
Esta marcada decadencia en la que estamos no solo involucra al estado nacional, si no que se multiplica por todos los rincones del país, al extremo que resulta difícil encontrar un sitio donde no exista la más mínima sospecha que algo no se está haciendo medianamente bien. Esto es fruto de un sistema de concebir la política, de aplicar justicia, de no distribuir las riquezas de manera equitativa, de haber ahondado aún más las diferencias de clases, de sumergir a la mayoría de los habitantes en la desesperanza de cara al futuro, de mentir descaradamente sobre las cifras reales de inflación, pobreza y desocupación, en resumen una triste manera de traicionar todas las promesas electorales apostando a que el tiempo haga su efecto de morigerar las criticas que desde todos sectores se hacen escuchar.
Estimo que comparar situaciones, que no son de menor cuantía, como las de Brasil y Alemania son ejemplo de cómo deben funcionar las cosas en una democracia real, así Ángela Merkel aceptó la renuncia de su Ministro de Economía por un caso de supuesta corrupción, lo mismo ha pasado con varios ministros (siete) del gabinete de Dilma Rousseff ante la más mínima sospecha de estar involucrados en casos similares.
En nuestro país el tema del ex ministro de transporte Juan Carlos Schiavi se debió resolver casi inmediatamente de la catástrofe y no apelar a una enfermedad, que milagrosamente llegó justo, para descomprimir una situación insostenible. En cambio el caso de la Ministra de Defensa, que ante las pruebas no tuvo más que admitir la existencia de espionaje interno, solo costó la remoción de algunos puestos en gendarmería, cuando la lógica marcaba el alejamiento de la titular de la cartera.
Dentro de este panorama el caso del Vicepresidente es un claro paradigma de la decadencia moral en que estamos inmersos, ya que ante las sospechas en el affaire de Ciccone Calcográfica lo menos que se podría esperar es un pedido de suspensión de sus fueros para poder ser investigado libremente sin ningún tipo de interferencia y llegar hasta las últimas consecuencias.
La oposición de tristísimo papel en los dos años que fue mayoría, en los que no supo, ni pudo imponer su número tiene ahora la oportunidad de entender que se perdió un tiempo valioso en luchas inconducentes y fugaces estrellatos de cinco minutos de fama política, mientras tanto el gobierno jaqueado por el número se las ingenio para trabar durante esos años el sistema legislativo argentino sin que nadie supiera cómo salir de la encerrona.
Las cifras reales de la necesidad de impresión de monedas es de 1.300 millones dado el deterioro del poder adquisitivo de aquella, las posibilidades reales de cubrir la cifra citada por parte del gobierno es de solo 350 millones según Perfil, por lo que se apelaría o a la casa de la Moneda de Brasil o de Chile para concretar el resto.
Los analistas de seriedad reconocida han sugerido al gobierno la impresión de billetes de 200 y 500 pesos para evitar los encargos al exterior por el costo político que ello tiene en el juego internacional de la política, pero al negarse que exista la más mínima inflación, se ha descartado de plano dicha acción, la cual es reclamada a diario por la mayoría de los argentinos habida cuenta el conocimiento empírico que brinda el ejercicio de sobrevivir en esta selva kirchnerista en la que estamos.
Se podrían escribir cientos de líneas sobre todo lo que está mal en la órbita del gobierno central, pero el mejor reflejo de esa situación es ceñirlos a los ejemplos provinciales para ver como esto ha sufrido metástasis en todo los rincones de la Argentina.
No nos referiremos ni a los viajes al exterior en aviones oficiales del gobernador del Chaco, o al represión indiscriminada por la resistencia a la mega minería, ni a otros conocidos escándalos de la Patagonia, simplemente tomaremos ejemplos puntuales de lugares que creíamos serios en los manejos de los fondos públicos y otros, como el caso de Córdoba, en donde era evidente el descontrol administrativo, para tener así un panorama de lo profundísimo de la degradación social que estamos viviendo.
Santa Fe durante la gestión de Hermes Binner se caracterizó por la sobriedad en todos los órdenes, dejando al finalizar su mandato una provincia ordenada en todo los aspectos, sin embrago la sucesión a cargo de Antonio Bonfatti, ha debido apelar a la emisión de letras de tesorería para contar con fondos fresco para el pago de sueldos, habida cuenta la deuda de la Nación hacia la provincia de unos 8.000 millones de pesos. Esto solo remarcaría la política extorsiva del kirchnerismo hacia quienes no le son afines o sumisos ideológicamente.
Lo que está en el ojo de la tormenta es el contrato que se abonó al ultra oficialista Fito Páez, aquel que siente asco porque la mitad de los porteños votaron a Macri y cantara en el acto del Bicentenario de la Creación de la Bandera en Rosario. Por esa actuación el citado embolsó la suma de cien mil dólares, casi medio millón de pesos, a los cuales habría que sumar las otras actuaciones que se presentaron.
La situación se remite entonces a que se debe buscar fuera dinero para atender el frente interno y por otro se cede ante el cristinismo y se pagan cachés desmedidos para atender las preferencias presidenciales.
Me pregunto ante esto ¿se olvidaron que Belgrano donó los 40 mil pesos fuertes que le otorgaron por los triunfos de Salta y Tucumán para que se fundaran escuelas? ¿No es acaso un contrasentido, por no decir una payasada, pagar semejante cifra al músico rosarino? ¿No se revolcará en su tumba el primer economista argentino ante tamaño desatino?
Esto es entonces fruto de la bajada de línea nacional hacia todo el país en donde nadie parece animarse a plantarse debidamente ante las excentricidades de un poder con gustos y manejos incompatibles con lo que debe ser el sistema republicano de gobierno.
Dejemos un instante a la tierra de Juan de Garay y vayamos a la de Jerónimo Luis de Cabrera, no hay obra de la anterior gestión que no tenga problemas, que no tenga fallas estructurales y de diseño.
Proyectos que pagó el pueblo con sus impuestos y que evidentemente no han funcionado para nada. Ahora bien ¿Quién se hace cargo de los horrores cometidos en el caso de la nueva Terminal de Ómnibus, la costanera de Carlos Paz, por solo citar alguno de ellos? ¿Por qué se demolió la Casa de las Tejas? ¿No sería lógico que los ingenieros, arquitectos y contratistas de la obra de la terminal sean juzgados para deslindar responsabilidades en los, cuando mínimo, desatinos cometidos? ¿o es que en Córdoba, aquella que fuera “La Docta”, “de las Campañas”, “La Heroica”, “del Cordobazo” hay total impunidad?
Estos ejemplos y los cientos que se podrían agregar no hacen más que desnudar el grado de deterioro social que tenemos, en medio está un pueblo rehén de peleas entre los poderes nacional y la CABA por el subterráneo, entre la CGT de Moyano y el modelo genuflexo que pretende la Presidente, las bases que reclaman aumentos acordes al deterioro del poder adquisitivo y una clase dirigencial, que recuerda más a los soldados cipayos hindúes que defendían a Inglaterra, que a un sindicalismo sano, entonces las bases han comenzado a desconocer y criticar a Pihen o a Monserrat porque han interpuestos los intereses gubernamentales por encima de los de su clase, los de sus pares y cuando esto sucede es cuando se rompe la armonía y el equilibrio social, estando de más advertir que es entonces cuando lo que se puede observar en el horizonte son negros nubarrones, que de no soplar un viento que disipe el mismo, puede llegar a convertirse en un temporal de impredecibles consecuencias.

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