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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 8 de marzo de 2012

El juego de los roles

Por Alfredo Ferrarassi

Hace unos años se supo poner de moda el juego de los roles un “entretenimiento” en donde los jugadores asumían papeles diferentes a los que tenían en la vida real, ello requería un verdadero ejercicio de imaginación ya que debían interpretar situaciones especialmente desconocidas y asumir esas personalidades para poder ganar la partida.
Ello fue también aprovechado por ciertas escuelas psicológicas que veían en estas “nuevas vidas” ciertos elementos para que el paciente se encontrara o bien sacara afuera eso que tenía profundamente guardado. Lo cierto es que tuvo su época de gloria y seguidores en todo el mundo, hasta especialistas que daban “clínicas” sobre el mismo.
¿A qué viene esta introducción? A que a veces tanto el periodismo como aquel que tiene en la actividad intelectual su fuerte, deben hacer una serie de apreciaciones, las cuales se suelen confundir y se requieren las aclaraciones del caso, las cuales si bien pueden ser necesarias, se debe suponer que conocidos los mensajes es innecesario tener que volver sobre los mismos porque algunos no han podido decodificar los mismos y menos aun los papeles que cada uno debe tener.
Veamos, la función de ambos no es asumir el rol de tercer poder o de ser la base ideológica de un gobierno, es informar, ya sea desde la crónica o el análisis, es poner ciertas alertas cuando son necesarias, mientras que en los “pensadores” es hacer precisamente eso, elaborar los “corpus doctos” que sirvan de base hacia el futuro como proyección del presente en el que les toca vivir.
Sucede en cambio, con este gobierno nacional, que ha trastocado los valores y el periodismo ahora es militante (6,7,8 por caso) y no es que la militancia sea mala, pero una cosa es hacerlo por la libertad de expresión, por los Derechos Humanos, por la Democracia y otra es por lo partidario, ya que es allí donde se pierde la objetividad lógica que se debe tener.
Otro tanto sucede con los pensadores, por ejemplo con los integrantes de Carta Abierta, un espacio que ha perdido su total independencia y es más “un brazo combativo” del oficialismo, que una alternativa cultural, que puede tener su preferencia de color sin por ello afectar su contenido, solo que en este caso han extraviado el camino y la razón, viendo en todo aquel que les sea esquivo en las ideas como un enemigo, entonces a partir de este criterio se arman columnas para enfrentar al contrincante, así aparecen desde las murgas “sociales” hasta los institutos revisionistas para ser los nuevos inquisidores de esta sociedad monacal que parece desconocer las mazmorras del intelecto que se han puesto en marcha.
En nuestra ciudad vivimos situaciones a diario que todos comentan, critican y piden a gritos se atiendan, solo que quienes son nuestros encargados de darle orden legal a estas, nuestro poder legislativo, parecen no verlas o no quererlas enfrentar, total mientras no pase nada todo puede esperar un rato más, solo que ese tiempo extra, es a veces un intervalo de descuento, es el pequeño lapso que separa lo cotidiano de la desgracia y entonces cuando se quiere reaccionar es demasiado tarde y las situaciones que llegan a destiempo, no solo no sirven, sino que ponen al desnudo las carencias de la sociedad y de sus representantes, tanto oficialistas como opositores, porque en ambos casos existe el pecado de la indiferencia, de la apatía, de la dilación injustificada, si no pensemos en el caso de la tragedia ferroviaria para tener un ejemplo más que acabado de ello.
En La Falda es más peligroso cruzar la Avenida Edén sin mirar para arriba que viendo la mano por donde sube el tránsito, esto que suele parecer un contrasentido o una pérdida de ubicación espacial, no lo es y menos una chanza que permite el juego de las palabras, es una realidad que pretendemos hacer ver a nuestros gobernantes, a nuestros concejales y a aquellas instituciones que pueden tener algún peso en lo social.
Observemos, tanto las patinetas como las bicicletas bajan en contramano con total libertad, con una impunidad que les da saber que no tienen ni patente y por sobre todo que nadie les puede hacer absolutamente nada, entonces es un “Viva la Pepa”, si en medio se llevan por delante o por detrás para ser más precisos, a alguien poco importa, porque en esta sociedad lo que poco o nada interesa es la vida, es tal el canibalismo social que ni el propio Darwin en una noche de fiebre hubiere podido imaginar semejante despropósito.
Las bicicletas de pruebas acrobáticas, que deben ser muy incomodas para pasear, bajan sorteando peatones por las veredas o a contramano esquivando vehículos, en ambos casos ellos y quienes pueden ser sus ocasionales “parachoques” están en peligro, el automóvil más allá del daño patrimonial se supone tiene más resguardado en su integridad física al conductor y pasajeros. Si a esto lo vemos todos y motiva casi unánimemente la reprobación de los transeúntes, ¿Cómo puede haber políticos (sin colores partidarios) que no lo observen? ¿O es que no les importa legislar sobre temas supuestamente menores?
¿Esperamos a que se produzca una muerte como ocurrió en Copina con la práctica del Longboard y que sea hijo de algún conocido para tomar las cartas en el asunto? Pero ¿qué sucede si la víctima es un anciano, un turista que vino a disfrutar tranquilamente de las sierras y literalmente se lo llevan puesto?
Este verano se podía observar bajar alrededor de las 21 horas, por Edén, a un grupo nutrido de fanáticos de las patinetas que esperaban fuera peatonal para hacer sus pruebas con público, lo cual las debe convertir en “más difíciles” suponemos, o bien usar las veredas temerariamente despreciando a quien las camina (que es para lo que han sido construidas), ahora bien, hemos observados y son muchísimos los que también lo han hecho, que “cuando las papas queman” simplemente saltan de las mismas y si pueden las paran, caso contrario continúan raudamente solas su marcha hacia las piernas de los sorprendidos peatones, por un instante imaginemos lo que puede suceder si impacta en la zona por encima de los tobillos el bólido desmadrado y no quiera el destino sea un niño o un anciano, el daño que pueden causar.
La pregunta es ¿nadie ve esto? Porque si se lo ha observado es incomprensible no se actué en consecuencia, ya que si se produjera un accidente y ojala no ocurra, lo menos que esperamos es que se vayan todos por insensibles y cuando menos por inútiles en sus funciones.
Dejemos las patinetas y las bicicrós y vayamos a otro peligro latente para quienes conducen las motos tuneadas, esto es bajadas al límite de manera que si se es un poco detallista se podrá apreciar que el freno en las emergencias pega en el pavimento porque no tiene suficiente superficie para desplazarse, el destino de una moto a velocidad, alta o baja, es chocar contra algo si en el medio no se cae el conductor, el resultado es lesiones evitables en ambos casos. ¿Cuánto ha luchado el CIPLA por esto? ¿Qué es peor tener mutilados, heridos o muertos a perder un puñado de votos? ¿O acaso el funcionario no deja de ser partidario al asumir, para ser el gobernante de y para todos?
Cada vez me cuesta más entender el funcionamiento administrativo de cualquier gobierno, ¿Por qué se pierde el sentido común entre la campaña y ejercicio efectivo del poder? Ello es a esta altura un misterio mayor que el de la vida misma, lo cual no es poco decir.
Si sabemos que por Sarmiento se baja a velocidades extremas y se tiene identificado esto por parte de los responsables, amén de que lo hayamos publicado hace más de un año largo, ¿que esperamos para poner lomos de burro o reducidores de plástico? ¿Cuándo gana la partida la apatía en las tareas oficiales de cualquier gobierno y en cualquier pueblo? Preguntas malintencionadas como supo escribir Violeta Parra en su Mazúrca Modérnica son las que hago, pero tengo la impresión que en ésta no estamos solos, ya que hay una base disconforme que pide acción y no para mañana, si no para ayer.
Así como se ha legislado el tema de los cuadriciclos, ¿no se puede hacer lo mismo para las bicicletas, las patinetas, motos tuneadas?, ¿no se puede exigir el uso de casco por ejemplo como es en tantas partes del mundo? ¿O es que en los países desarrollados son unos gilipollas que exigen cosas para alimentar el consumismo o porque han visto que es más económico prevenir que tener que curar lo que a veces es irreparable?
Lo que se debe comprender e internalizar es que no por prevenir poniendo los limites necesarios se es malo, antidemocrático o rudo, ya que alguien, en este caos social que es la Argentina, debe comenzar a poner orden en medio de tanta irracionalidad, ya que suponemos deben existir las personas sensatas, aquellas que son conscientes que no se puede continuar en medio del desorden institucionalizado y no debemos esperar que los cambios bajen desde arriba, los debemos comenzar a producir en cada sitio donde actuemos porque en caso contrario los costos serán enormes por donde se los mire y la desorganización cada vez mayor.
Permitidme hacer una referencia que llame a la reflexión, hace una década aproximadamente en Valle Hermoso se pusieron semáforos y un estricto control de tránsito, las multas les llovían a quienes osaban desconocer las normas, ha pasado el tiempo, pero hoy nadie se anima a transgredir las reglas, ¿entonces da o no resultado establecer un orden y hacerlo cumplir a rajatabla?
Por supuesto que sí, ¿entonces que esperamos para hacer lo mismo? ¿si todos sabemos que hay un grupo de autos 147 con escapes estridentes y piques inexplicablemente alocados en calles céntricas que se espera ¿un accidente?, para aplicar el rigor ante el incumplimiento de normas elementales, o el uso desmedido de los escapes libres en algunos vehículos de colección que agreden con aceleraciones injustificados para hacerse ver.
En nuestra escuela secundaria se nos enseño que la libertad individual termina donde empiezan la de los demás, entonces ¿Por qué debe ser la prensa o los pensadores los que asuman esos roles que no son los que efectivamente les corresponden? La respuesta es simple porque quienes deben asumir los suyos están más preocupados en las estrategias electorales que en hacer las cosas bien, entonces se produce una subrogación de funciones, con todo lo que ello significa.
Por lo tanto así como se ha prohibido el uso de los cuadriciclos y en muchísimos lugares del mundo el uso urbano de las motos de enduro, ¿porque no se puede legislar de igual manera sobre todo lo expuesto?
No queremos concluir sin remarcar que es mayor el costo social y electoral de producirse una desgracia que el de prevenir, aunque la ley pueda parecer dura al comienzo, puesto que es el deber y la obligación de quienes las dictan y de quienes deben aplicarlas, pensar primero en el bienestar general y después en el plebiscitario, solo cuando hayamos entendido esto, es que estaremos dando muestras de madurez cívica y transitando el camino de una sociedad solidariamente desarrollada.

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