Nombre:
Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 15 de marzo de 2012

Muy importante: Una revolución pacífica y necesaria

Por Alberto E. Moro
_______________________________________________________________

“El modelo económico actual nos está impulsando inexorablemente hacia los límites de los recursos naturales y los sistemas de preservación de la vida en el planeta”
_______________________________________________________________

Hay una gran crisis en la política. Los pobladores del mundo están distraídos, absortos en sus propios problemas, tratando de resolverlos, mientras la dirigencia en casi todos los países se dedica a enriquecerse, buscando como beneficiarse ellos, su familia y su grupo, gracias al voto ingenuo de la gente que los votó creyendo en sus falsas promesas.
A un tercio de la población mundial –es probable que me quede corto con esta fracción estimativa- directamente no se le puede pedir que piense pues está enfrascada en sus necesidades básicas y en salvar su vida en los crueles conflictos que surgen por todos lados. Los unos tratando de conseguir, agua, alimentos, alguna vivienda precaria; sin aspirar siquiera a salud y educación, que saben fuera de sus alcances. Los otros, tratando de que nos los maten, encerrados en sus casas, huyendo de un lado para otro, o recluidos y hacinados en un ghetto llamado Campo de Refugiados.
Otro tercio tiene todo a su favor, vive en países desarrollados, probablemente pertenece a la plutocracia del capitalismo, disfrazado de progresista pero salvaje en el fondo por su codicia y falta de escrúpulos; y sus mayores aspiraciones son tener todos los juguetitos electrónicos que la tecnología les ofrece, aportar a la comunidad lo menos posible, y vivir en la molicie gozando de lo que ha dado en llamarse “estado de bienestar”.
Y hay un tercio de habitantes de países eufemísticamente calificados como “en vías de desarrollo”, que viven protestando en el limbo en que se encuentran, sin ser ni chicha ni limonada, queriendo “ser” pero sin disponerse a hacer el esfuerzo para lograrlo. Con una educación cada vez más deficiente, lo cual es intencional, su información es superficial, y odian sobre todo tener que pensar demasiado. Por eso votan a gobernantes demagógicos que les prometen el oro y el moro, sin importarles el autoritarismo subyacente. Un “papito” (o una “mamita”) que les resuelva todos los problemas, y al que votarán según el tintineo de las monedas en sus bolsillos, sin importarles la corruptela imperante ni los valores morales que ni siquiera recuerdan.
Los lectores verán en que categoría nos encontramos…
Pero mientras todo esto sucede, los pronósticos de los que saben acerca del futuro del planeta es cada vez más sombrío, y no parece hacer mella en los gobernantes, ocupados como están en afrontar las coyunturas a medida que se van presentando, y mas que nada cuidando su puestito pagado por la entelequia llamada pueblo; puestito que aspiran a renovar una y otra vez. Y “los que saben”, ya se sabe, no están en los gobiernos y por lo tanto no tienen poder de decisión. Son franco-tiradores del intelecto o pertenecen a una ONG cuyas conclusiones no son vinculantes, como se dice ahora.
Por ello es muy importante, aunque muy pocos le hagan caso, lo que hace la ONU (Organización de las Naciones Unidas), reclamando en estos momentos una revolución pacífica, pero extraordinariamente importante para tomar conciencia y asumir la responsabilidad hacia el futuro del planeta. El planeta que habitarán las generaciones futuras, empezando por nuestros propios hijos. Que nosotros le prestemos atención, y trabajemos para concientizarnos y concientizar a los demás, depende nada menos que ese inasible futuro que legaremos a quienes nos sucedan en el imparable río de la vida.
En uno de los matutinos argentinos, el director del Centro de Información de la ONU para Argentina y Uruguay, David Smith, con motivo de la Cumbre de la Tierra que se hará en Río de Janeiro (Brasil) en el presente año, hace un llamamiento que no debería pasar desapercibido (*)
Razón por la cual transcribo con mi modesta pluma algunos párrafos de ese documento periodístico para conocimiento de los lectores:
*El mensaje es inconfundible, la ONU está pidiendo al mundo que cambie su manera de hacer negocios; está sugiriendo que ha llegado el momento de repensar el modo en que compartimos todo –recursos, salud, inversiones- con el propósito de salvar nuestro mundo La ONU está proponiendo una primicia histórica: una revolución negociada.
*El puntapié inicial surge de un informe del Panel de Alto Nivel sobre Sostenibilidad Global. El mismo contiene una advertencia categórica: “Estamos testeando la capacidad del planeta para preservarnos. Las economías están tambaleándose. La desigualdad está creciendo. Y las temperaturas globales continúan subiendo”.
*En cada sección, el informe recalca la necesidad urgente de acción, ahora y no el año, la década, o el siglo próximo.
*“Necesitamos cambiar de forma drástica –declaró el equipo de la ONU al referirse a las negociaciones en Río- empezando por el modo en que concebimos nuestra relación con el otro, con las generaciones futuras, y con los ecosistemas que nos preservan”.
*En cada parte de este documento, siempre aparece el mismo diagnóstico: “progreso en los años recientes, sí, pero un pronóstico nefasto para lo que viene. La cantidad de gente pobre en nuestro planeta disminuye, pero la cifra de hambrientos crece”.
*“2.600 millones de personas –más de un tercio de la población mundial- carecen de las condiciones de higiene apropiadas. La desigualdad en la distribución de la riqueza, la vieja brecha entre los que tienen y los que no, está creciendo de manera dramática. Y las mujeres siguen todavía privadas de oportunidades económicas”.
*Antes de 2030, indica el informe, la demanda de alimentos crecerá hasta un 50%, la de energía hasta un 45%, y la del agua hasta un 30%.
*De manera audaz para un informe de la ONU, los autores (encabezados por los presidentes de Sudáfrica y Finlandia) osan incluso llegar a conclusiones críticas cerca del mundo financiero. “La actual crisis global –sugieren- fue causada en parte por las reglas del mercado, que alentaron el pensamiento cortoplacista y no premiaron las inversiones sostenibles a largo plazo”.
*Y concluyen, sin dejar de recomendar una importante inversión en desarrollo sostenible para todos, con una especial atención en la pobreza, la desigualdad, la salud y la educación: “El modelo económico actual nos está impulsando inexorablemente hacia los límites de los recursos naturales y los sistemas de preservación de la vida en el planeta”.
Me pregunto si Río no ofrece una ocasión, una ventana histórica para una revolución negociada en el planeta.

(*) David Smith. Hay que negociar una revolución. La Nación, 5/3/12

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio