Nombre:
Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 5 de enero de 2012

Reflexiones Estivales

Por Alfredo Ferrarassi

Más allá del sofocante calor estival y del comienzo de año, el mundo al decir de Galileo Galilei…Eppur si move (y sin embargo se mueve) frase que, se dice, pronunció cuando debió abjurar de la teoría heliocéntrica, ya que la Santa Inquisición no aceptaba que el universo fuera diferente a lo que suponían, aunque en realidad creemos no se oponían al conocimiento científico en sí, si no a las implicancias políticas del mismo, es decir a los cambios sociales que pudieran llegarse a producir al cuestionarse, por el avance de la ciencia, los privilegios de la nobleza y el clero que hasta ese entonces eran una cuestión heredada de Dios y por lo tanto no factible de cuestionamiento alguno.
El calor, al menos desde lo antropológico, no es razón para que estemos en “stand by” en las funciones cerebrales del pensamiento, por lo tanto a pesar de la canícula, de las “olas y el viento”, del “burrito y la peperina” el “mundo sigue andando”, tal como lo hizo aquel de Galileo.
Esto viene a cuenta porque al estar en vacaciones, por allí al encontrarnos en “estado de gracia” espiritual podemos pensar cosas que antes por el trajín cotidiano nos estaban “vedadas”, pero que tienen importancia y vaya cuanta.
El año pasado, nota de La Voz del Interior nos llamó a la reflexión y en esa “actitud” de pureza a la que hiciéramos referencias nos permitió conectar conceptos y proponer alguna acción al nuevo gobierno, que estamos seguros debe tener muchas para estudiar, pero como esta es a largo plazo nos parece puede resultar de fácil realización.
El estudio del centenario matutino sostenía que una fiesta de Fin de Curso a nivel medio salía a la familia del “egresado” alrededor de 10.000 pesos, esto sumando todos los gastos de la familia del graduado que asiste al evento social del año en torno a la unidad parental.
El costo nos pareció desproporcionado dada la época, pero más aún cuando el autor se explayaba con algo que sabíamos pero no teníamos actualizado en cuanto a las cifras y que es que solo el 20% de la cifra total realmente ha terminado sus estudios y que ese porcentaje no sube demasiado respecto a quienes realmente terminarán su ciclo secundario.
Esto es, sin dudas, una falla del sistema educativo, de los docentes, de los padres y de los alumnos, comprendidos como una unidad que ha venido cayendo en picada en las últimas décadas, por falta de incentivos, por la desactualización en los conocimientos del magisterio (en su totalidad de niveles) y por lo yermo de lo impartido respecto a un mundo que ha mutado y la escuela parece no haberse dado cuenta de ello.
Sin dudas este bajo rendimiento es una tarea para la nueva conformación del Consejo de la Educación local, pero también es plantear las cosas en base a una realidad que no puede seguir haciéndose como que no sucede, porque el mirar para otro lado, es pretender tapar el sol con el pulgar, mintiéndonos sobre lo que sucede y que al sincerarse los afectados, terminan confesando y reafirmando lo que la nota de marras alertaba.
Si bien las cifras no son iguales en La Falda, si una familia va completa a la fiesta, sumados todos los gastos estará en una cifra un 30% inferior a la de la ciudad capital, monto que es altísimo más allá del valor afectivo que pueda tener y que es justo que los afectos puedan festejar ¿pero acaso no es posible que el estado en su irrenunciable función social no pueda presentar una alternativa más justa?
Pero más allá de lo discriminatorio que pueda significar poner en evidencias las diferencias de clases, situación que existe y con todo lo que ello encierra, esas grietas, esas fisuras sociales pueden y deben tratar de ser suavizadas, porque a pesar que se quieran negar los dolores provocados por las fiestas de los hijos de los ricos y famosos en relación a aquellos que la vida les negó las posibilidades que sus potencialidades merecían y los condenó a una marginalidad, es una realidad que al menos irrita y generan rivalidades entre las escuelas que son totalmente evitables, las cuales deben ser tomadas desde otro ángulo, no ya como la fiesta para exhibir “pilchaje” caro, si no como la celebración de una nueva camada de estudiantes que en unos años serán los gobernantes y que es nuestra obligación proporcionarles los elementos para que estén preparados para tan alta función republicana, ya que es mentira que la pertenencia a un grupo de determinado de poder adquisitivo sea sinónimo de éxito o de capacidad y menos de honestidad, si no observemos los años recientes y nos daremos cuenta que ser portador de apellido no asegura absolutamente nada de nada.
La propuesta es la siguiente ¿sí el Consejo de la Educación en lugar de ser un organizador de actos vaciados de contenidos, como son ahora los patrios, se dedicara a cosas más edificantes y profundas, no sería más útil a la sociedad?
La respuesta no ofrece alternativa alguna por fuera del natural sí, ya que atender las razones del bajo porcentual de egresados efectivos, por un lado y por el otro, la de organizar la gran fiesta de los egresados de La Falda, sin excluidos, sin escuelas ricas, pobres, privadas o públicas, si no hijos del nuestro pueblo que alcanzan su sueños de terminar su secundario y se encaminan a cumplir su proyecto de vida, en las que las rivalidades pueden ser dejadas de lado, en la que entendamos que los hombres no debemos enfrentarnos por ambiciones, si no sentirnos orgullosos de poder ser útiles, solidarios, de poder vencer el avaro que llevamos dentro para sentirnos parte de un mundo en el que todos estamos hermanados en lo social y que por allí el futuro de todos puede estar en las manos de quienes por allí despreciamos por su condición social. Pensemos si acaso no somos hijos de un niño que vendía la gaceta en su ciudad natal vociferando “compre el diario al futuro presidente de la nación” o el de aquel hijo de una familia numerosa que debió entrar en la escuela militar en el Siglo XIX porque sus padres no podían costearle futuro alguno por sus condiciones económicas.
Así desde San Juan y desde Tucumán salieron dos enormes estadistas que marcaron más de un siglo de vida de la república, ellos eran domingo Faustino Sarmiento y Julio Argentino Roca, pero esto lo podríamos ampliar a cientos de argentinos que tanto aportaron a la nación de manera desinteresada y hasta terminaron sus días de funcionarios en la mayor pobreza económica (Irigoyen, Elpidio González o Illia, , pero dueños de la mayor riqueza que pueda tener hombre alguno que es la de la honestidad y tranquilidad de conciencia.
El Anfiteatro Municipal puede ser el sitio para hacer la gran fiesta de las escuelas secundarias de La Falda, el espacio es amplio y brinda la posibilidad de organizar un evento de esas características, seguramente los costos se podrán reducir drásticamente ya que se contratará un solo sonido, un solo servicio de comida, un solo animador, pero por sobre todo se podrá celebrar la fiesta de integración de las escuelas y con ello dejar de lado la competencia entre las mismas que tanto daño suele provocar.
El concepto, reitero es simple, es el acontecimiento social local del año, en donde el pueblo brinda por los logros de sus hijos, en donde se integran, donde se rompen las absurdas normas que separan a nuestros jóvenes, donde se dejan de lado las barreras para que quienes son nuestros futuros dirigentes puedan darse cuenta de lo bello que es tener un proyecto en común y el orgullo de que por encima de la lógica individualidad académica, la cual debe existir, se encuentra una etapa que es la sentirse parte activa de la sociedad.
Cuando decimos la individualidad es porque cada escuela tendrá su perfil, su orientación y tendrá su acto de fin de año propio, lo que señalamos es el ingreso del joven en una etapa social diferente, es el periodo del aprendizaje para posteriormente ser quienes tomen la posta en el manejo de la cosa pública. Así también se acabarían quienes han montado un negocio, que supuestamente brindando un servicio de altísimo costo y relativo gusto llevan a las familias a una situación de gasto que se vería reducido ampliamente de hacerse la gran fiesta final de las escuelas faldenses.
Estas experiencias no son nuevas, hay localidades en donde se celebran y tienen una amplísima aceptación social. Por ejemplo Cosquín en una época usaba la Plaza Próspero Molina para ello y lo mismo ocurre en otros puntos de la provincia y el país.
Ello se pudo concretar porque se comprendió antes que el sentido no es lo estrictamente festivo, si no introducir a los jóvenes en otra etapa social, es el fin de un ciclo pero a su vez el comienzo de otro, es también la posibilidad de que de una vez por todas nos podamos integrar adultos y jóvenes, que aquellos rencores que supimos vivir quienes éramos o del nacional o del comercial solo pueden ser validos para un encuentro deportivo, pero después de ello hay una vida cotidiana que nos necesita integrados para poder encontrar el espacio donde desarrollar el proyecto de vida elegido y por sobre todo el firmamento para poder desenvolverse socialmente.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio