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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Reflexiones a cerca de la historia

Por Alfredo Ferrarassi

El año 2011 cierra en Argentina en medio de polémicas históricas en todos los niveles, lo cual es preocupante porque lo que está en el ojo de la tormenta es el conocimiento científico y el desprestigio que se lanzará sobre los historiadores profesionales por parte de los amateurs, que amparados por el poder parecen estar destinados a descalificar a la supuesta, ahora ex, historiografía “oficial” la cual sería reemplazada por otra que se dictará desde el poder central kirchnerista y que no cuenta con seguidores de prestigio en el tema, si no con escritores o difusores, que desde la elaboración de obras de escasa cientificidad nos impondrán que se debe investigar, ensalzar y estudiar.
Estos desencuentros no son nuevos, ya que forman parte de la manera de gobernar que tiene esta “dinastía patagónica”, la cual ha hecho del enfrentamiento la característica más destacada a lo largo de estos 8 años de ejercicio de la presidencia.
Existe un rasgo inconfundible que presenta la “especie” política argentina que logra detentar el poder o parte del mismo, como la de pretender cambiar la historia de acuerdo a sus conveniencias, ajustándola a sus necesidades y que a veces en nada concuerdan con lo que realmente pasó.
Esto no es nuevo en la historia universal y como muestra de ello pensemos en las Bulas de Alejandro VI y el posterior Tratado de Tardecillas donde se produce de manera “diplomática” el reparto del mundo por conocer o en los justificativos religiosos para “legitimar” la reducción de los nativos de “las Indias” a un estado cuasi esclavo, en el que el dominador en nombre de la fe y la civilización los podía usar en beneficio propio y del naciente capitalismo. De tal manera que si esto lo extendiéramos hacia el futuro veríamos reiteraciones de estas acciones como manera de la perpetuación ideológica en el tiempo, sin tener en cuenta que nada en el mundo es eterno, salvo los diamantes al decir de Ian Fleming.
No solo es el Institutito Nacional de Revisionismo Histórico “Manuel Dorrego” el que es atentatorio contra la libertad de investigaciones, que como sostiene Juan Manuel Palacio en una nota aparecida en La Nación del Sábado 17 de diciembre, “la tarea primordial del flamante instituto será rescatar a algunos personajes históricos seleccionados de la sombra a la que los condenó la historiografía ‘liberal’ que sigue vigente hoy, esta vez transmutada en la que se produce en ámbitos académicos”
En tres tópicos resume el autor los argumentos para caracterizar a esta institución digitada desde el Poder Ejecutivo Nacional…”los agrupados en el nuevo instituto no son verdaderos historiadores y escriben textos ensayísticos de poco o ninguna calidad”, por otro lado cuestiona la argumentación “sobre la producción historiográfica académica es injusto, ya que subestima y caricaturiza la rica y variada agenda de investigaciones de la últimas décadas” y por ultimo reivindicando al historiador profesional, para definirlo agrega…”no puede achacarse a nosotros, que hemos venidos trabajando de hace casi tres décadas en la revisión crítica de nuestro pasado, basada en los métodos de la historiografía científica, el haber construido ninguna historia única y mucho menos ‘liberal’”.
Las verdades de este investigador del CONICET y docente de la Universidad Nacional de San Martín son contundentes, duras y precisas cuando remarca ”…el de los miembros del Instituto Dorrego y el nuestro no son mundos que se toquen. Escribimos cosas muy distintas para públicos distintos y sostenemos visiones del pasado diferentes, fundamentalmente porque lo abordamos con instrumentos diferentes”. Pero se vuelve lapidario cuando afirma...”O’Donnell, así como buena parte de sus colegas del instituto de marras no pertenecen a la comunidad científica de los historiadores, en buena medida porque sus trabajos no pasarían los controles de calidad vigentes (los jurados de concursos, los referatos anónimos de las revistas, las admisiones –y luego las criticas de colegas- en los congresos. Y no hay ninguna razón para ocultar que somos nosotros mismos, los historiadores profesionales de este mundo (porque no es cosas de argentinos, sino que son parámetros que funcionan de la mismas manera en México, Francia o Estados Unidos) los que hemos establecidos esos controles”.
Esta tendencia que señalábamos en querer la perpetuidad de la impunidad que tienen algunos gobiernos, no es privativa de esta gestión nacional, ya que bien sabido es que la polémica instalada en Córdoba en torno a los restos del Brigadier Juan Bautista Bustos tiene y tendrá la oposición de quienes señalan que aquellos no pertenecen al propio prócer cordobés, habida cuenta las dudas formales en torno a la ubicación dentro de la reformada Iglesia y la no concordancia del ADN a que se sometiera un descendiente del mismo, nuestro amigo, Prudencio Bustos Argeñarás, un historiador y escritor cordobés de primer nivel académico, el cual desconoce la veracidad de la historia montada por el ex gobernador Schiaretti.
Como podemos observar, mientras se instalaba la propaganda de la inauguración de obras que se rompían a los pocos días, pero que eran anunciadas con bombos y platillos como parte de una campaña electoral, el Primer Gobernador Constitucional de Córdoba, el cual merecía un reconocimiento por todo lo que hizo políticamente por su provincia, desgraciadamente también sirvió como variante propagandística a la hora de promocionar su “regreso” a su tierra natal.
Tal vez como nunca la historia ha servido como forma de propaganda o como justificativo para hacer reaparecer viejos rencores, para volver a reavivar viejos desencuentros, para abrir heridas que parecían cauterizadas y sin embargo volvieron a infectarse por culpa de la intolerancia gubernativa y tiene un destino incierto en esta sociedad tan cambiante como es la nuestra.
Si esto lo trasladamos a nuestra pequeña patria, a nuestra Falda, a nuestro “pueblo blanco” al decir de Serrat, veremos que se está produciendo un fenómeno muy particular, el cual nos sorprende y que es parte de la necesidad de cambio que los faldenses estamos manifestando cansados del manoseo sestopálico. Ya hay quienes pueden ver, gracias a observar a los acontecimientos sin la pasión de un comicio, el desquicio que produjeron los “genios” de la arquitectura con nuestro pasado, cuando han reducido al monolito a Sarmiento, guste o no, Padre Cultural de la Patria, tirándolo literalmente a un costado de la escuela Mateo Molina, con un pabellón detrás que más bien parece un muro de fusilamientos que un contenedor de la figura de tan importante educador, escritor y político.
Esto fue así porque estos profesionales del “chupamedianismos” del poder, han interpretado que el sanjuanino debía ser aniquilado, no se podía físicamente porque ya no estaba, no se podían quemar sus libros porque el mundo está inundado de ellos, entonces lo jibaricemos, aunque si debemos ser justo, eso comenzó cuando de destruyó parte de la historia arquitectónica de La Falda para hacer la Fiesta del Alfajor y se lo trasladó con promesas de reedificar el templete, pero ello jamás ocurrió, perdiéndose cadenas, placas de bronce y otra tantas ornamentaciones valiosas.
Evidentemente La Falda no cuidó su patrimonio cultural, no se lo debía cuidar, de allí el desaliento hacia la preservación o hacia cualquier manifestación de expresión cultural, porque la política mercantilista que llevaba adelante el gobierno requería de estas acciones, necesitaba implantar el desapego hacia el pasado, para que nadie reclamara cuando la piqueta avanzara destruyendo todo a su paso, cuando el Edén fuera reducido a su mínima expresión y sus valiosas tierras moneda de cambio, ya sea para edificar cabañas o faraónicas obras de arquitectura que en nada se condecían con el pasado del mismo. Así se falsificó su historia, se planificaron actividades en base a supuestos fenómenos paranormales, se permitieron pseudos estudios de no menos ignotos exponentes de pésimos programas dedicados al “manochantismo” ocultista
¿Sabrán quienes propiciaron este desquicio cultural que existe un sitio llamado Tribuna de Periodistas (www.periodicotribuna.com.ar) en donde hay una sección Pseudociencias, en la cual de manera racional y científica se desmitifican las teorías en boga y los supuestos principios del fin del mundo y otras aberraciones como las que observaron en La Falda? Seguramente no y si lo supieran tampoco les importaría, porque están convencidos que son “los piolas del año cero” y que todo les está permitido, que todo lo que hacen es gracioso, que nada, ni nadie les puede hacer absolutamente nada, impunidad que le llaman, vio! Pero no han comprendió, porque su soberbia les nubla la razón, si es que alguna vez tuvieron, que algo está cambiando en el mundo, porque deben saber que se les “vienen pisando los callos” y que tarde o temprano, deberán rendir cuenta de todo el mal que hicieron.
El año próximo en mayo se cumplen cien años de la llegada a La Falda de los hermanos Bruno y Walter Eichhorn y sus respectivas esposas para hacerse cargo de recientemente adquirida Estancia La Falda y Edén Hotel, tal cual era su nombre. La llegada a esta fue celebrada durante años como una fiesta importante, no solo familiar, si no en amplios ámbitos sociales faldenses.
Ellos con la venta real del primer lote el 12 de septiembre de 1914 dieron nacimiento a nuestro pueblo, el cual con los años se separaría de las colindantes localidades de Valle Hermoso (San Antonio) y Huerta Grande dando lugar al actual municipio de La Falda.
Al conocerse esto algunos vecinos han preguntado si estaba planificado un acto porque en nuestra ciudad se comienzan a producirse durante tres años seguidos una serie de importantes eventos, todos centenarios, que deben ser festejados con toda la pompa del caso, a saber: 1912 Centenario de la llegada de los Eichhorn a La Falda; Noviembre 1913: boleto privado y plano del loteo y 1914: escritura y nacimiento real del Pueblo de La Falda.
Lo cual es una sucesión de acontecimientos para celebrar que no pueden ser soslayados y de los cuales debemos estar orgullosos los faldenses por ser las raíces mismas de nuestra identidad. Entre medio de ellos el festejo el 7 de Julio de 2012 de los 120 años de paso del FFCC, el cual significó un jalón importante en el Departamento Punilla por la posibilidad de comunicación hacia el mundo.
Entonces será cuestión de comenzar a organizar estos jubileos y recuperara así lo que la anterior gestión quiso quitarnos: nuestra identidad y el orgullo de ser faldenses!!!

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