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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 6 de enero de 2011

400 números que superaron la locura

¿Un medio gráfico con frecuencia semanal?, pensé que a Nicolás lo estaba afectando algún extraño tipo de locura.

Por Néstor Pousa

Me incorporé como columnista fijo de “Ecos de Punilla” en febrero de 2004. Antes de eso había realizado algunas colaboraciones esporádicas, pero fue cuando el medio se convirtió en semanario que pasé a formar parte del staff en forma permanente.
Nicolás Heredia había perdido abruptamente, mediante una maniobra que nunca terminé de entender, la concesión de una radio local que él dirigía y en la que también participé. Fue entonces cuando Nicolás decidió poner todas las fichas en la publicación que, aunque en forma discontinua, ya existía. Por solidaridad me ofrecí como colaborador, y fui aceptado.
“Prepará la nota para el viernes”, me dijo, ese día a la noche era el cierre, la edición por entonces aparecía en los kioscos el primer día de la semana. Aquel primer lunes al mediodía me entregó un ejemplar del “Ecos” que comenzaba así una nueva etapa, a la vez que me decía: “Bueno, espero tu nota para el próximo viernes”. ¿Cómo?, pregunté sorprendido. “Sí, vamos a salir semanalmente”, me replicó en forma escueta, giró sobre sus talones y se fue.
Me quedé pensando que a Nicolás lo estaba afectando alguna especie de locura, que esperaba fuera temporal. Todo el que conoce el metier periodístico sabe que mantener en esta región una publicación gráfica no es tarea fácil, y mucho menos lo es, cuando se toma el compromiso de una frecuencia pre establecida, sea esta: diaria, semanal, quincenal o mensual. A veces hasta se torna imposible mantener un anuario, y entonces la regularidad más común suele ser el cuandopuedario (salir cuando se pueda).
De todas formas el desafío estaba planteado y valía la pena intentarlo, y así fue que empezaron a pasar las semanas y las notas. Mi misión era llevar adelante una columna de Artes y Espectáculos con una visión local y regional. A veces no abundan los temas locales en este sentido, y entonces se abarca algo más global; o los temas aparecen sobre el cierre, y hay que trabajar contra reloj, obligando a un ejercicio intelectual más intenso. Lo principal era tratar de captar la atención con aportes genuinos, no gacetilleros, ya que nadie se detiene ni un minuto a leer un medio gráfico basado en gacetillas casi siempre mal copiadas, y “Ecos” siempre se caracterizó por su contenido de notas propias en todas sus temáticas. Eso también era, y sigue siendo el mayor estímulo, porque se produce una especie de sana competencia por lograr la nota. Estos son sólo algunos aspectos de la “cocina” del apasionante mundo de un medio gráfico como “Ecos de Punilla”.
Muchas veces me pregunté y dudé sobre la función que cumplía mi espacio en un medio tan manifiestamente volcado a los temas políticos locales. Mis dudas se fueron allanando por el interés que demostraba el director por mantener el espacio y por la respuesta de los lectores. Y pasaron los años, y los ciclos los contábamos de a 100, 200, 300, sin casi sin darnos cuenta que 100 números eran nada menos que dos vueltas completas de calendario.
En todo ese tiempo continué cuestionándome sobre la importancia de mantener un espacio que hablé sobre música principalmente, y sobre artes en general. Y me di cuenta que la columna, que se consolidó en la página 11 del semanario, era una corriente de oxigeno entre tanto tema candente, a la vez que leído entre líneas, guardaba un correlato crítico a lo establecido. Tuve como paradigma, y salvando las distancias, la prestigiosa revista Humor ® en la Argentina de los años 80’s, en donde la periodista especializada Gloria Guerrero llevaba adelante una página dedicada a la música que se escuchaba por entonces, en medio del fragor de una publicación que le hacía frente al régimen militar.
En el aspecto personal, “Ecos de Punilla” funcionó indirectamente en mí como un disparador para la concreción de mi primer libro: “La Falda en tiempo de Rock” (lanzado en enero de 2009) que reflotó la historia completa del legendario Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda, un evento sin precedentes, que sin embargo esta ciudad parecía olvidar o pretender desconocer.
Un poco por la dedicación que tuve que poner en el libro y otro tanto por intentar que la sección tuviera distintos enfoques, busqué incorporar la opinión de otros colegas sobre la música, el arte y el espectáculo, y algunos se prendieron con colaboraciones muy interesantes, pero ocasionales. Hasta que aceptó el desafío en forma estable Fernando Stanic, que así ampliaba la tarea que venía realizando desde su página en internet, bautizada “13 Rock and Roll”.
Así, con virtudes y defectos, llegamos a estos 400 números, una cifra tan increíble como real, que implican siete años de trabajo continuo y sostenido.
Cuatrocientas semanas en las cuales Nicolás Heredia me terminó de confirmar que no estaba tan loco como yo pensaba en el 2004. O bien que, de estarlo, su locura es definitivamente irreversible.-

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