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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 12 de junio de 2008

"La Perla fue una máquina de muerte"

"La Perla fue una máquina de muerte"

Informe: Coty Leiva

Las mismas voces que hace 32 años fueron gritos de dolor ante el espanto, hoy acusan a los ocho genocidas imputados de crímenes de lesa humanidad.

La etapa más "fuerte", develadora e impactante de este juicio, comenzó con los estremecedores relatos y testimonios, de quienes pudieron "salir con vida"
del centro clandestino de detención La Perla.
Los primeros tres testigos que se presentaron en la Sala de Audiencias del Tribunal Federal N* 1 de Córdoba, se enfrentaron con sus secuestradores y torturadores, en un ámbito muy distante al por ellos vivido, cuando fueron sometidos por la perversión de los genocidas.
De todos modos tuvieron que traer al presente, como un ayer inmediato, terriblemente doloroso y traumático, las instancias, los detalles y las imágenes verbalizadas para revivir ante los Jueces, el submundo del horror que vivieron en manos de quiénes perpetraron la más sangrienta dictadura en la Argentina.
Del testimonio de cada uno de ellos, surge el siniestro circuito que recorrieron a partir del momento en que fueron privados de su libertad.
Una de las testigos dijo que declarar, era como "meterse" en La Perla nuevamente, porque de la tortura no se vuelve.
Todos llevan - así lo manifestaron- , serias secuelas físicas y psicológicas que abarca a toda la familia. Traumas, como no poder acercarse mucho a las personas, y con el paso de los años, darse cuenta de que, el acto más simple de cariño, como es el abrazo, no lo pueden aceptar por miedo al daño.
Los testimonios, que no se permiten publicar en detalle, fueron realmente escalofriantes. Imposible retener las lágrimas. Quienes estábamos en la Audiencia, sentimos el mismo profundo malestar, ante la horrorosa verdad, que después de tantos años, hoy se hace pública .
Ha quedado en esta primera semana de testimonios, la contundente prueba que involucra a los ocho acusados. Todos torturaban. La magnitud de deshumanización al que fueron sometidas las victimas, deja una clara conciencia acerca de la gravedad de los hechos.
Se les suprimía el nombre y se les daba un número al que el secuestrado debía responder. Se los torturaba con dos picanas eléctricas: una de 110 voltios (que les producía una contracción brutal) y otra de 220 (les dejaba la piel marrón). Quedaban en estado "comatoso". A las mujeres las dejaban desnudas y atadas, delante de los gendarmes que se reían de ellas... una humillación que no es fácil de superar. Golpes con palos en los riñones y en todo el cuerpo. Violaciones reiteradas. Algunos de ellos fueron llevados a la sala de tortura, para obligarlos a presenciar las torturas de los otros detenidos.
Pasaban hambre, les daban inmundicias para comer. En una oportunidad les llevaron pollos congelados que estaban podridos. Se vestían con las ropas de los muertos. Muchos quisieron quitarse la vida, no podían seguir soportando el horror. Pero cuando eran descubiertas sus intenciones de suicidio por los represores, les gritaban: "AQUI ADENTRO NADIE ES DUEÑO DE SU VIDA, NI DE SU MUERTE. NO PODES MORIRTE PORQUE VOS LO QUIERAS. VAS A VIVIR EL TIEMPO QUE SE NOS OCURRA. AQUI ADENTRO SOMOS DIOS"
Todos coincidieron en una metodología implementada con mucho detalle y conocimiento. Estiman que pasaron más de 2.500 detenidos por la Perla, que todos fueron torturados y luego fusilados. Sólo se salvaron de la muerte unos pocos, que testimoniarán en este juicio.
"ELLOS SABIAN LO QUE HACIAN, TODO FUE PREPARADO MINUCIOSAMENTE...... PERO COMETIERON UN ERROR....
NO NOS MATARON. LOS ERRORES QUE ELLOS COMETIERON, SOMOS NOSOTROS. LOS QUE QUEDAMOS VIVOS.

Los que quedaron vivos con la memoria de los tormentos a cuestas, deben ser escuchados por toda la sociedad, esa misma que en las épocas difíciles, miró para el costado, se tapó los oídos y los dejó solos.

Recuadro

El clamor de una Madre de Plaza de Mayo

Hace diez años atrás, en 1998, ingresó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, el desesperado reclamo de una Madre de Plaza de Mayo, Carmen Aguirre de Lapacó, representando las voces de todos los organismos.

En nuestra democrática Argentina, cuando los jueces habían cerrado todas las posibilidades en la búsqueda de la verdad; cuando el poder ejecutivo había decretado el indulto y cuando el poder legislativo había "sacado" las leyes de impunidad -todo esto contrariando convenios y tratados que se habían firmado con anterioridad-, una Madre de Plaza de Mayo clamó ante la justicia: "Si ustedes no me van a decir, quiénes secuestraron a mi hijo, ni quiénes lo torturaron, ni quiénes lo mataron ¡al menos díganme.... ¡¿dónde está?! , devuélvanme su cuerpo porque yo tengo derecho al duelo!

Este planteo básico y humano fue rechazado por todas las bibliotecas y argumentaciones jurídicas. Fue un lamentable, pero claro resultado de cuando la derecha ilustrada habló en nuestro país.
Sin embargo, el caso llegó a la Corte Interamericana de la OEA, que estableció la reapertura de las causas del terrorismo de Estado en Argentina, para saber, en principio, cuál había sido el destino final de los desaparecidos.
Esa puerta que se abrió, hace 10 años, explica en gran medida, que hoy los perversos genocidas, que llevaron adelante el Terrorismo de Estado, estén siendo juzgados.

Coty Leiva

Recuadro

Comunicado de Prensa del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ce.Pro.D.H.)

Esta importante institucíón, querellante en la mayoría de las causas abiertas en el país luego de anuladas las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, nos acercó en el cuarto intermedio de la Audiencia el siguiente texto para su difusión.
“En el marco del desarrollo del Juicio contra Menéndez y otros siete represores, queremos hacer pública nuestra posición en relación a la situación de los testigos citados a declarar en este tipo de causas.
Es lamentable que, luego de reconocido el plan sistemático de exterminio que existió en nuestro país, siga recayendo sobre las víctimas sobrevivientes de los centros clandestinos de detención, la prueba del horror al que fueron sometidas. Es nefasto que luego, que desde la misma Justicia se ha reconocido la existencia del Genocidio, debamos probar caso por caso, víctima por víctima, cuando en realidad, todos los que formaron parte de las fuerzas represivas del Estado en esa época, son quiénes deberían demostrar que no estuvieron involucrados.
Esto sucedería si las causas por delitos de lesa humanidad se unificaran por campo o por circuito, de manera tal de no tener que revictimizar a los sobrevivientes, juicio a juicio, con su relato. Y menos aún, si se dispusiera la apertura de los archivos del Estado, donde constan todos los registros de quienes listaban en las filas del Ejército, de la Armada, de la FA, de la Policía y el modo en que llevaron adelante el Genocidio de clase"

CE.PRO.D.H.
Junio 2008

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