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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 7 de octubre de 2011

Baglietto: La censura sí existe

Por Alfredo Ferrarassi
Los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan.
Manifiesto Liminar (1918)

En 1918 el cordobés Deodoro Roca, uno de los más grandes pensadores argentinos y latinoamericanos, escribía encerrado durante tres días en el sótano de su casa las bellas páginas de Manifiesto Liminar que sería la bandera de los “gloriosos muchachos universitarios” que desterraron para siempre el derecho a la herencia de las cátedras como un bien familiar y daban nacimiento a los que muchos han catalogado como la verdadera revolución del siglo XX, aún por encima de la Rusa de 1917, ya que recorrió el mundo llevando la renovación educativa y tuvo en el mayo francés del 68 la continuidad necesaria, la cual aún perdura en las calles de Chile cuando los estudiantes pelean por la gratuidad de la enseñanza al compas de la canción de eterna Violeta Parra…”me gustan los estudiantes/ jardín de las alegrías/ Son aves que no se asustan/ de animal ni policía….”

Aquellos dolores todavía existen en nuestro pueblo porque aún perduran esos bolsones del antiguo régimen en los que se han refugiado quienes confundieron la ética que se debe tener en un cargo público con negocios privados, arrasando con los más elementales principios de la conducta que debe observar un funcionario. El otrora rockero Juan Carlos Baglietto puso música a un poema de Mario Benedetti, “La censura no existe, mi amor”, sin embargo en esos ghettos que acabamos de mencionar la misma existe, para la “vida y obra” de quienes se animaron a enfrentar las “privatizaciones” del marquismo, siendo entonces esta una de las tareas pendientes de resolver, puesto que es totalmente incompatible la convivencia con un gobierno democrático como es el que actualmente tenemos en La Falda.
Cada día que transcurre desde la asunción de las nuevas autoridades nos encontramos con una serie de sorpresas que impactan y calan hondo en el sentir de los vecinos, porque salen a luz una serie de acciones que resultan inconcebibles y no quedan dudas que algunas han sido realizadas para embarrar la cancha, porque con “pista pesada” el transito resulta más dificultoso y al haberse apostado “varios plenos” al fracaso del cachismo, el condicionar el accionar durante los próximos cuatro años es la estrategia que desde el 8 de mayo se llevó adelante hasta el ultimo día de gestión patafísica.
A la cuantiosa deuda con los proveedores, aparece ahora una merma por concepto de coparticipación, por el haber cobrado un adelanto de la misma, con el agravante que un gobierno que salía tomó ese endeudamiento sobre los que vendrían con lo cual se ha buscado debilitar las arcas municipales para ceñir los movimientos y tratar de llevarlos a un fracaso anunciado.
Se pergeñó un plan que es esencialmente diabólico, porque limita esta administración y puede que a otras también. Se buscó el debilitamiento del gobierno de manera artera, pensando en el retorno electoral lo más pronto posible.
Aunque no se han tenido en cuenta dos factores, el primero es que en el supuesto que eventualmente se pudiere recuperar en el 2015 la Municipalidad, esta acción tendrá impacto directo en la futura gestión con lo cual se estarían auto desgastando y en segundo lugar, nada garantiza que el próximo gobierno provincial y/o nacional sean del mismo signo que los actuales, lo cual es una apuesta temeraria por las variables que pueden llegar a darse y en ese caso ellos mismos cometerían suicidio político ya que difícilmente podrán echar la culpa a nadie más.

El daño por el daño mismo es la política que se practicó sabiendo el resultado de mayo, pero lo que no se ha podido mensurar es el rechazo que ese tipo de prácticas produce en los vecinos, puesto que al ver el descalabro que ocasionó y con la saña con que se lo ejecutó en lugar de trabar el movimiento ha terminado por fortalecer la figura del nuevo gobierno y se le ha otorgado un cheque en blanco para que Arduh pueda sanear el despropósito que fue la anterior gestión.

La tendencia que se observa por parte de los ex funcionarios, es la de deslindar responsabilidades haciendo caer sobre la figura de Sestopal todas las culpas todas, las que sin dudas y con creces tiene, pero lo cierto que también es que son corresponsables del desatino y la perfidia observada durante los últimos ocho años. Esto es así porque en un tiempo más aquel “gozará” de inmunidad con lo que puede aliviar las situaciones de sus “hombres de confianza”.
Lo que en cambio no podrá aliviar es la condena social que debe hacerse cuando se conozca la real situación en que quedó el municipio y por sobre todo quienes fueron los favorecidos con el no cobro de impuestos, quienes se valieron de la función pública para beneficio personal, como por ejemplo tener una serie de juicios por usucapión de costosos terrenos o haber adquiridos propiedades que salieron a remate por deuda con el Estado faldense.
Los vecinos horrorizados por lo sucedido nos hicieron llegar dos inquietudes, las que por el significado que tienen compartimos con Uds. Uno de ellos, nos sentenció “mientras no se provincialice y judicialice el tema con la condena local no bastará, ya que debe haber un escarmiento mayúsculo para que nadie se anime a volver a hacer estas cosas”. Lo cual es cierto, ya que cuando las acciones trascienden el marco regional adquieren otra dimensión, si no veamos el tema del Museo Ambato, el cual está instalado en todo el país y del que difícilmente pueda el ex intendente desprenderse. La otra preocupación es sobre el destino que ha tenido el valioso equipo de sonido del ex cine Rex que regenteaba la municipalidad, el mismo costó hace unos años alrededor de 50.000 pesos. El que parece haber sido “tragado por la tierra”, aunque seguramente estará “a cuidado” de algún allegado al otrora poder todo poderoso de La Falda.
El politólogo irlandés John Holloway sostiene que para abolir algo espantoso, como puede ser el sistema practicado por el marcobolidismo, lo que hay que hacer es “dejar de crear y recrearlo” con solo eso bastará para que las cosas cambien, para sentir que somos parte de esa transformación y a partir de ella modificar la relación existente, recobrando la esperanza que las injusticias pueden ser modificadas, que otra manera de gobernar es posible y que esencialmente podemos hacerlo.
Lo peor que le puede pasar a un gobierno son los “apuraditos” del cambio, los que tienen la receta segura, los que viven del pasado, los que nunca pretenden nada, aunque por lo bajo mueven hilos sutiles para producir los desplazamientos necesarios que los vuelvan nuevamente a colocar en la palestra, de esos se debe tener cuidado, porque junto con los adulones pueden hacer extraviar el rumbo de la navegación.
Mientras el intendente saliente hace mutis por el foro, su ex Secretario de Turismo, salió a defenderse del implacable escarnio público, pero dejo más dudas que certezas, ya que no es cierto que no le entendamos porque no estamos acostumbrados a una administración cercana a lo privado, puesto que hasta donde sabemos la Municipalidad es una repartición pública y como tal debe actuar, tampoco es un comercio y menos un coto de caza, por lo que los deberes que como estado tiene son irrenunciables por más “privatista” que se quiera ser.
También es necesario señalar que cada área con su funcionario a cargo es responsable junto al Intendente de lo que en ella pasó, por lo que resulta incomprensible que no solo haya estado ausente en uso de “licencias adeudas”, si no que sean subalternos los que tengan papers que son oficiales, los cuales debieron ser entregados en tiempo y forma a quienes les sucedieron.
Los argumentos sobre el inventario de bienes son tan endebles que no podemos más que pensar que es otro de los tópicos a los cuales no pudo responder satisfactoriamente. A nuestro entender el mismo debe ser diario ya que la informática posibilita tal seguimiento, pero en el caso que se debiera llevar a mano cualquier funcionario eficiente también podría tenerlo actualizado, puesto que es una decisión insoslayable llevar un control de lo que se administra y máximo si son dineros y bienes públicos.
Las respuestas dadas en el programa de Mario Thibault y Nicolás Heredia sonaron poco convincentes y cargadas de ironía, ya que trató de hacer aparecer a los nuevos funcionarios como carentes de sentido administrativo, al grado de no saber buscar las cosas, cuando en realidad de lo que se trató es de justificar una manera de gestionar cuando mínimo de engorrosa y de explicar que no era necesaria su presencia en el traspaso porque la “prolijidad” que ha tenido al frente de la secretaria lo liberaba de tal obligatoriedad.
Queda la sensación que producido el recambio de autoridades se ha instalado entre los ex funcionarios la ley del gallinero, en donde quien está más arriba depone sobre el que está por debajo y así sucesivamente, con lo cual seguramente por este razonamiento bolidista el culpable de todos los males será el “último orejón del tarro municipal”, cuando en concreto los responsables son el intendente y sus secretarios, al igual que el poder legislativo local que también pudo exigir informes para verificar la marcha de la administración, claro que para ello hay que dejar de lado el reflejo político de Pávlov que no es otra cosa que el brazo enyesado que se levanta automáticamente para impedir el contralor del gobierno de turno.
La censura si existe Baglietto, porque no solo fue ejercida atrozmente sobre quienes se animaban a criticar valientemente lo que estaba sucediendo, sino que aún persiste en el último bastión marquista como es el Edén Hotel, y también fue practicada a partir de la modificación del reglamento de Concejo Deliberante cuando se imponía irracionalmente la mayoría, acallando los pedidos de la minoría y de los vecinos. La censura si existe Baglietto, es el dolor que nos queda, es la tarea a resolver, es el “nunca más” para quienes en lugar de servir se sirvieron de la Municipalidad.

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