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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El Terror

De Edgar Allan Poe y Hitchcock a Sestopal

Por Alfredo Ferrarassi

Han transcurrido casi treinta días del recambio institucional y nos encontramos que a pesar de estar preparados para lo peor, lo que ha dejado la Gestión Sestopal, como pomposamente gustaba llamarla el noético patafísico, ha resultado poco, puesto que ni en el peor delirio de una noche afiebrada algún faldense pudo imaginarse todo lo se está descubriendo.
Como en aquellos comentarios policiales, en los que suele leerse…”la realidad superó la ficción”, aquí sucedió lo mismo, ya que hubo un accionar del ex gobierno que ha dejado perplejos a todos, puesto que se pensaba en una cuantiosa deuda y en una planta de personal ampliada para retribuir favores de campaña, que trabaría el normal desempeño del nuevo gobierno, pero lo que jamás se imaginó es que podrían llegar a ver la cantidad enorme de actos reñidos con la ética y lo que es peor aún realizados con total desenfado, subestimando al pueblo al grado de no importarle lo que éste pueda llegar a pensar y sentir.
Sin duda alguna el divorcio de la anterior administración fue con la realidad, una pérdida total de ésta, en una especie de esquizofrenia política, en la que se confundieron los roles del estado con los personales, en donde se pensó que la cosa pública debía estar al servicio de una “elite” conformada por funcionarios y amigos que se sirvieron siniestramente del aparato estatal en beneficio propio, mientras el pueblo era sojuzgado de la peor manera, aún más dura y cruel que la que resultó de la última dictadura.
Cada día nos sorprendemos de las irregularidades que se encuentran y seguramente seguiremos así durante un largo tiempo más dado que el desmanejo ha sido tanto que habrá aún, desgraciadamente, mucho genero para cortar. Por ello es vital que el nuevo ejecutivo tenga en claro que es necesario mantener informado al vecino de las mismas, sin cometer el error de saturar, ya que entonces lo que debe ser una condena social de los efectores del marcobolidismo, puede por repetición convertirse en un culebrón que cada vez pierde más “rating” y así la real dimensión de lo que jamás en una gestión debe hacerse pasar a ser olvidada.
En estos días hemos observados a los “unionistas” (por Unión por Córdoba) como ahora gustan llamarse, lanzar una campaña que se basa en convertirse en las victimas de un gobierno que ha instalado “una caza de brujas”, cuando en realidad lo que están tratando es de amortiguar el efecto de las ollas destapadas cuando se tenga la lista total de los beneficiados con los impuestos no cobrados y que va a sorprender porque varios apellidos “ilustres” estarán en ellas.
Algunos vecinos se preguntan ¿Por qué han cometidos tantas irregularidades? ¿Cuál es la razón de tamaña ausencia de ética pública? Posiblemente ella deba encontrarse en la extrema permisividad social que ha presentado la Argentina y de la cual La Falda no es ajena por cierto. La condena a ciertas irregularidad no fueron, en su momento, todo lo fuerte que necesitaron, con lo cual aquella no paso de una “gracia” de niños terribles que “sin darse cuenta”, tenían por solo citar alguna, irregularidades en los medidores de luz lo cual fue casi repetitivo en varios integrantes de la “ex clase dirigente”.
Si cualquier “hijo de vecino” cometía tamaño desatino, hubiera sido sancionado o humillado por dicha transgresión, en cambio por la cercanía al poder esto fue literalmente minimizado, no pasando de una multa simbólica y de ser comentada como una “travesura” de la que más de uno habrá sentido envidia por todo lo que podía hacerse si se estaba bien con “los que mandan” al decir de José Luis de Imaz.
Cuando una sociedad no condena debidamente a quienes cometen estas acciones, cualquiera sea la etiología de las mismas, está dando un mensaje doblemente equivocado. Por un lado a los que gobiernan que llegan a creer que la impunidad es eterna y por otro a la propia comunidad que termina por resquebrajar sus propios valores, instalando el caos como forma de gobierno y bien sabido es que a “río revuelto ganancia de pecadores”, con lo cual huelgan las palabras.
Estos meta mensajes son peligrosos dado que terminan generando una serie de “zonas erróneas” que minan las intenciones buenas, si es que las hubo en algún momento, de quienes detentaron el poder. Es frecuente escuchar que las segundas partes nunca fueron buenas porque hay una saturación y se piensa más en los enroques para la continuidad permanente que en el deseo de hacer las cosas bien para luego de una alternancia lógica poder volver. Estas maniobras generan un resquebrajamiento de los valores y se pierde la brújula, en la mayoría de los casos, creyendo que reelección es sinónimo de piedra libre, cuando en realidad es una prolongación temporal para concluir cosas que han quedado a medio hacer.
En el caso puntual de nuestra ciudad se fusionaron intereses que terminaron por confundir los límites entre los bienes públicos y los de los funcionarios, se ha llegado a pensar que por usarlos eran propios y que toda la información que genera la función pública, que no es poca, era privativa de una administración y no debía ser ni compartida, ni traslada a quienes deben sucederlos.
Estos actos cometidos, que sorprenden e irritan, no solo encierran un grado de patología en cuanto a comportamiento político-social, si no dejan traslucir el resentimiento que han tenido hacia quienes piensan distintos, lo cual siempre estuvo presente a lo largo de los ocho años de gestión sestopálica, solo que potenciado en los últimos cuatro a niveles inimaginables, donde quienes no eran de la misma vertiente ideológica y se animaban a disentir carecían de los más elementales derechos, pasando a tener una suerte de muerte cívica por el mero hecho de pensar diferente.
Entre ser funcionario público y ser “dueño” de lo que desde ese puesto de trabajo se generó, hay un abismo ético que marca la diferencia entre buenos y malos administradores, entre aquellos que honraron la función y aquellos que la horadaron, entre quienes son conscientes que ese material es parte del pueblo desde el momento que asumen y que tienen la obligación de cuidarlo porque junto a otros es el legado que se deja a las futuras generaciones, documentos con los cuales se escribirá la historia local, con los que se desentrañarán las pasiones, los conflictos y armonías de las gestiones anteriores.
Ello no es otra cosa que saber que desde el momento mismo que se pone un pie en el municipio como funcionario municipal, se empieza a caminar por la senda histórica y que ya no sólo serán quienes votan los que aprueben o no un periodo, sino hay algo más justo y eterno como es el juicio de la propia historia, en la que quedarán marcados los apellidos de quienes incumplieron con los deberes del cargo que ocuparon.
Si desmantelar oficinas, si pretender ocultar información mediante la “perdida” de los discos duros, si hacer todo lo que se ha hecho ha sido pretender silenciar información vital, que pudiera llegar a comprometerlos o trabar una administración, lo que no han tenido en cuenta es que lo que no podrán acallar que estas acciones salgan a luz y que si no es en esta generación, será en la próxima pero la condena llegará de manera inexorable y quienes padezcan la vergüenza por los actos u omisiones serán sus descendientes, los que podrán llegar a sentir bochorno por el apellido que portan.
También han olvidado que los actos de ocultamiento, como los señalados, son los que estimularán a quienes bucearán en el pasado en no mucho tiempo más, por lo cual si con ello pretendían que se olvidara con el paso del tiempo lo realizado, lo que en realidad dejaron es una serie de ”mojones” que incentivarán para desentrañarlos y para cerrar esta parte, permítaseme señalar que hay una rama relativamente nueva que se llama historia reciente, con lo cual muchos sentirán en vida que el juicio por los actos cometidos siempre llega y suele ser implacable.
Un vecino preocupado por lo que ha sucedido me dijo en la calle…” la culpa es de JP”, le miré sorprendido, por lo que agregó “mire no es ni Juan Perón, ni la Juventud Peronista” y haciendo un silencio cómplice concluyó “es mi amigo, de Juan Pueblo, porque deberíamos estar preparando un juicio político, un acto de repudio, no sé pero algo, para que estos no se la lleven de arriba”.
Ello me hizo recordar que una serie de MUJERES ha pensado en un escrache a varios ex funcionarios por sus incumplimientos y que otro también pensó en pedir se les declare “personas no gratas” mediante un Decreto ratificado por Ordenanza, la cual seguramente, de darse el caso, la oposición se opondrá por una cuestión de verticalismo partidario y por haber sido parte de la tripulación del mismo barco.
Un sociólogo sostuvo hace años que “la lucha de clases era el motor de la historia y el combustible las utopías”, por lo cual aferrándome a ellas pensé si a Luis Patti no se le tomó juramento por su vinculación con la violación de los Derechos Humanos, porque no pueden los pares cordobeses tomar este ejemplo y hacer lo mismo con Marcos Sestopal que con la condonación de sus deudas municipales incurría cuando menos en incumplimiento de los Deberes de Funcionario Público y dar a la sociedad un mensaje claro que para ser honrado con un cargo antes se debe haber honrado la función pública cuando se estuvo en ella, cosa que el citado evidentemente no hizo. ¿No será esto un motivo para movilizarnos y pedir que ello ocurra?
Las recientes declaraciones del ex Vice Intendente respecto a las supuestas persecuciones que haría la encargada del sindicato municipal hacia quienes hasta poco gozaban de las mieles oficialistas, no solo me indignó porque sé de la honorabilidad de Heidi González y del derecho constitucional que le ampara de militar libremente en política, sino porqué algunos parecen olvidarse que tuvieron en su historia partidaria burócratas sindicales como Augusto Timoteo Vandor, José Ignacio Rucci, Lorenzo Miguel, por solo citar algunos de los cientos que hay hasta este presente de obesidad sindical, con lo cual aquella sentencia popular de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, es para este funcionario un apotegma indiscutido, para ser cómplice con el léxico de su líder, pero por sobre todo defender a quien no ha dejado sin trabajo a nadie y menos por pensar diferente, con lo cual concluyo reiterando que cuando se ha sido parte de un gobierno cuestionado, lo que se debería hacer es tener un poco de humildad y tratar de demostrar que son capaces de revertir la negra historia que los acompaña.

1 comentarios:

Blogger Laura ha dicho...

Me estoy preguntando muy seguido si todo lo que se dice es cierto o es una película... En cada entrada suya al blog me coonfirma que es una triste realidad.
Saludos y mis respetos.

12 de octubre de 2011, 22:34  

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