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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 10 de junio de 2011

La transición signada por la ceguera, la represalia y la “amistad” de la gestión Sestopal

Sin poder conciliar las razones que provocaron la derrota electoral y, tal vez, por ello, la gestión Sestopal encaró la transición demostrando una ceguera absoluta en lo que respecta a percepción política, manifestándolo en la devolución de un móvil necesario para el municipio, reduciendo el Festival de Tango, paralizando obras iniciadas, manteniendo la prohibición de estacionar sobre Av. Edén y pretendiendo dejar herencia política en la Planta Permanente de Personal Municipal.

Pensar que La Falda se encuentra en una de las transiciones más difíciles de la historia democrática que se iniciara en 1983 no es descabellado, por el contrario, pareciera ser una opinión generalizada para dirigentes, funcionarios y ciudadanos. Lo que se aprecia en varias cuestiones que se hacen públicas y que suman a la aún imposibilidad, para muchos miembros del gobierno, de determinar cuáles fueron las causas que determinaron una derrota electoral, inesperada para ellos, de la magnitud que sufrieran hace casi un mes y que todavía les lleva horas de análisis y de hipótesis que van desde las conocidas y difundidas a la posibilidad de una conspiración de la cual se habla por lo bajo, pero a la que han comenzado a encontrarle motivos y razones comparando con otros ejemplos no tan alejados en el tiempo y que tuvieron ciertas similitudes. Es decir, que algunos comienzan ciertamente a pensar que hubo algunos impedimentos y decisiones ex profeso que se definieron dentro de la estructura política propia y que favorecieron la intención de cambio que manifestaba abiertamente un buen porcentaje del electorado faldense, expresión que ellos jamás evaluaron pues estaban convencidos de que no existía probabilidad alguna de que los electores determinarán rechazar su excelsa forma de gobernar.

Una forma de ejercer el poder que como atributo tuvo el acierto de encarar las ideas con las que vastos sectores de la población acordaban, pero que como opuesto manifestó el capricho por ocultar e imponer, obstaculizando toda vía de participación y desoyendo toda inquietud, critica o sugerencia, proviniese de donde proviniese. Como resultado, logró abroquelarse en un escaso número de adeptos por conveniencia, aquellos que lograban su crecimiento económico y concretaban negocios a la sombra del Estado y de otros que obtenían réditos sin riesgos. Los que indudablemente alimentaron el ego de quienes detentan la función de gobierno y les escatimaron la posibilidad de observar con mayor detenimiento y mesura lo que ocurría en la realidad.

Aunque, este gobierno, como ninguno antes, fue advertido en diversas oportunidades, por movilizaciones ciudadanas, de que el camino que había elegido no era el correcto. No sería necesario recordarlas, pero, como nunca faltan desmemoriados, rememoremos algunas de ellas: movilización para evitar la instalación de la Planta de Tratamiento de Residuos en Barrio Bella Vista, que fue la primera, y que, en criterio de muchos, marcó el estilo de gobierno que se impuso con posterioridad la administración Sestopal; movilización por el costo de la obra de gas, una historia que no está cerrada y que aún ha de brindarnos algún capítulo más; movilización por incremento de impuestos y participaciones extraordinarias en audiencias públicas para tratamiento de presupuestos, de estas últimas ninguna logró obtener que se cambiara mínimamente algunas de las decisiones tomadas a pesar de los razonables fundamentos expuestos.
A lo que hay que sumar los claros y contundentes argumentos esgrimidos por los Concejales de la oposición, que, en reiteradas oportunidades, llamaron la atención del Poder Ejecutivo sobre los excesos que se cometían y que en más de una ocasión debieron conducirse ante los estrados de la Justicia por la falta de predisposición al diálogo que mantuvo la gestión de gobierno.

No parecen pocas advertencias para no escucharlas. Sin embargo, el problema surgió por encontrarse sumidos en la soberbia de haber encarado la refundación de la ciudad. La que, por otra parte, fue virtud de la “gestión” de recurrir a recursos que no eran propios, cuando en el inicio mismo de la acción de gobierno se estuvo en condiciones de encarar las dos obras más importantes, construcción de la red de gas (en el marco del proyecto de la Cooperativa de Agua) y remodelación del casco céntrico, con fondos propios, y sin embargo se optó por un desmesurado gasto en lo que se denominó ExpoAventura, cuya aventura central fue el que produjera resultados turísticos positivos, en el target de mayor nivel adquisitivo, un emprendimiento esporádico de semejante magnitud que no se encontraba sustentado por la infraestructura necesaria en el caso que hubiese sido exitoso, lo que obviamente no fue y produjo una pérdida de recursos sumamente necesarios. Si la visión político administrativa hubiera sido la acertada hoy nos encontraríamos ante una gestión de gobierno que hubiese entrado en la historia local con características de refundante, marcando un antes y un después, y no con ésta que lame sus heridas por una derrota electoral de características aplastantes, para la cual dice no encontrar razones.

Pero dejemos la ceguera del pasado que se la atribuye a la soberbia refundadora y tratemos de establecer el por qué de la ceguera del hoy. Hay quienes sostienen que es consecuencia de la anterior y de la imposibilidad de poder asumir el fracaso electoral, en alguna medida habría que acordar, pero significaría admitir que a pesar de haber mantenido el gobierno por ochos años de lo que es, al menos, percepción política no aprendieron nada.

La continuidad de la administración Sestopal quedó descartada el 8 de mayo y su vencimiento opera el 31 de agosto de 2011, la lógica política indicaría que se debería, como en reiteradas ocasiones lo ha señalado el intendente Marcos Sestopal, trabajar en recomponer relaciones para que nos “amigáramos” después de esa fecha, lo que lleva a colegir que para el Intendente en algún momento se dejó de ser “amigos”, qué se habrá sido en su entender. Dejemos este interrogante de lado ya que no hace al fondo de la cuestión, y si digamos que las palabras no se condicen con la acción, porque cómo entender el hecho de devolver una camioneta de última generación que se había recibido en guarda judicial, bajo la justificación de que no se pretende trasladarle “probables problemas” al nuevo gobierno, qué tipo de “problemas” puede representar un móvil que es sumamente necesario con apenas observar lo obsoleto de la flota municipal; por qué reducir el presupuesto del Festival de Tango, afectándolo en tres jornadas, cuando se hizo una promoción destacada de su inserción internacional, con embajada comercial incluida a Brasil, no es esto provocar un descrédito para la ciudad, y no alcanza como justificación el que “la gente votó por otra forma de gobierno, habrá que trabajar para los barrios” y si así fuera por qué se encuentran paralizadas obras que se iniciaron en los barrios en plena campaña; por qué continuar manteniendo la prohibición de estacionar sobre Av. Edén cuando la mayoría de los comerciantes proponen lo contrario.
A muchos estas decisiones les sonaron a represalias, para otros tantos fueron concretas represalias.

A esto habría que sumar la presión que el jefe del Ejecutivo estaría imprimiendo sobre el Sindicato de Trabajadores Municipales para que le acuerden la posibilidad de incorporar al personal de Planta Permanente Municipal a directos allegados a actuales funcionarios, a punteros o conductores de la política de gobierno, que como tales deberían saber que por el rol que cumplieron no podrían ni deberían solicitar tal beneficio, y que incluso deben estar consustanciados de que este tipo de decisión debió llegar mucho antes, porque si bien es cierto que en medio de la campaña se les había prometido “contratos para todos hasta diciembre” no se les habló de incorporación efectiva, la pregunta es si se hubiese logrado la continuidad como qué revistarían, tal vez sólo habrían mantenido la condición actual, lo que hace presumir que la supuesta generosidad y reconocimiento de hoy puede no ser más que reducir las posibilidades de acción del futuro gobierno en la selección de su propio personal de confianza, a más de dejar una nueva carga que deberán soportar los contribuyentes.

Estos ejemplos, en alguna medida, están ratificando la falta de percepción política planteada con anterioridad y la escasa posibilidad de encontrarnos ante una transición ordenada y sin dificultades.

Esto es lo que trasciende, lo que aflora en la superficie, que produce escozor y rechazo, hay decisiones que ya no pueden revocarse, pero hay otras que aún pueden reverse, esperemos que los días de descanso que se ha tomado el Intendente le hayan permitido algún espacio de reflexión como para que el discurso sea consecuente con la acción y así las represalias sólo sean infundadas y las intenciones de “amistad” con los faldenses se cristalicen.

N.H.

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