Entre ajustes y desajustes
Por Alfredo Ferrarassi
La etapa final de un proceso como el que está terminando en La Falda trae una serie de ajustes y desajustes tanto en la esfera gubernamental como en la sociedad que tiene una serie de expectativas puestas en el recambio institucional y todo lo que puede generarse a partir del retorno a la sana alternancia, siendo estos meses los que precisamente requieren una templanza y una firmeza de quienes han triunfado para que no les “empiojen la cancha”.
Este lapso de tiempo es un juego de estrategias y movimientos ajedrecísticos que traen aparejado un desgaste paradojalmente mayor para quienes son el recambio que para aquellos que deben dejar la función pública en breve tiempo.
En esto el oficialismo es un especialista y tratará por todos los medios a su alcance de hacer aparecer un derrota como una victoria, máxime teniendo como ejemplo a lo sucedido en el Congreso, por ello es imperioso que no se caiga consciente o inconscientemente en el juego que propone el marcobolidismo que está sembrando dudas para hacer ver y sentir al pueblo que se equivoco en su elección y que con ellos se acaba la seguridad y el crecimiento, viniendo la incertidumbre asociada con el retroceso.
Si esto se diera en otras circunstancias sería una transición calma, pero con el juego de los comicios separados, los resultados adversos comienzan a tener una influencia que los asesores de imágenes, que en definitiva pasan a ser quienes realizan los movimientos de piezas por encima de los principios ideológicos, pretenden así modificar el curso de la historia.
Lo que se apuesta es el futuro mismo de la provincia, de allí que quienes están gobernando apelarán a todos los resortes disponibles por permanecer en el poder por cuatro años más, lo que garantiza desde inmunidad política al manejo discrecional de los recursos económicos en beneficio partidario, de allí que en estos meses prometerán el oro y el moro, sin embargo esta fiesta de subsidios, de promesas de obras, de enormes gastos en “protocolo electoral”, tienen en muy pocos meses, después de las generales nacionales, una enorme crisis en cierne en donde inexorablemente deberá producirse un ajuste ya que la disimulada inflación cobrará su costo y aquella mentira del crecimiento de la economía se caerá, no sin antes hacer sentir en la población el verdadero precio del consumismo a partir de la depredación real de nuestra moneda más el agravante de un dólar “planchado”.
Si regresamos a nuestra ciudad veremos que se están produciendo una serie de acontecimientos que se pretender hacer sean leídos como fruto de la culpabilidad del vecino por no haberlos votado.
En efecto, observemos lo que pasa con el Festival del Tango, se lo reduce de seis a tres días, apelando a argumentos múltiples, los cuales seguramente de haber triunfado el oficialismo, no serían tales y serviría para tirar la casa por la ventana festejando la victoria del organizador del evento, no importando el costo, la época “copera”, ya que seguramente hasta el propio Gobernador se haría presente en una de sus programaciones y aquellos argumentos que se superponen los partidos con el mismo, mutarían haciéndonos ver a los mismos como un aporte, ya que enormes contingentes de extranjeros vendrían a ver el festival aprovechando las noches libres entre encuentro y encuentro.
Mientras tanto este será un evento casi de entrecasa, por que se acabaron las vacas gordas del continuismo y hay que transferir la derrota al pueblo haciéndole comprender lo que pasa cuando uno decide recuperar la dignidad.
Un columnista de Ecos de Punilla nos afirmaba que un monto considerable de dinero destinado a obras, entre ellas las del gas y la solución a los problemas de la primera etapa para quienes no pudieron abonarlo, habría sido devuelto a la Nación por el capricho de no poder digerir el resultado adverso, con lo cual la errática conducta final del patafísico contradice lo que un gobernante con sintonía con la lógica haría, ya que así podría jactarse de que lo suyo no pudo ser igualado posteriormente.
Descubrir entonces que vivimos ocho años en el “reino del revés”, en donde nada fue lo que parecía es casi una sinonimia que nos permitirá apreciar aquello que realmente vale la pena y descartar los oropeles del “jet set” que nos quisieron imponer los “ricos y famosos” vernáculos que impúdicamente paseaban sus figuras con cuerpos lipoaspiradamente esculpidos y mentalidades salidas entre cuadros de Botero y Orozco, porque eso era en definitiva lo que fueron: señores gordos con insaciable apetito de riquezas públicas.
Algunos militantes ganados por la ansiedad pretenden una serie de acciones aun antes de haber asumido, lo cual no es aconsejable ya que no hay un manejo acabado y cierto de la situación financiera, la cual merced a los informes del asesor de una Tribuno de Cuenta, sabemos es alarmante, pero no se puede descartar que aparezcan varios “domingo siete” en la hacienda local, de allí que la premura sea algunas veces mala asesora.
Las opiniones que con el cambio vendrá la piqueta, se han lanzado para desacreditar al no asumido nuevo gobierno y se le hacen decir una serie de opiniones que de ante mano se saben producirán mínimamente escozor en la población, Así desde la demolición del escenario, verdadera ágora griega del pueblo, al cual no hace falta modificar, pero si refuncionalizar en cuanto a su uso social, a los cambios del boulevard “holliwoodiense” y traslado de la atribulada palmera, ya que el banco recientemente inaugurado reclamaría seguridad en sus cargas y descargas de divisas y se debería ajustar desde el transito a la circulación y estacionamiento en beneficio de la entidad financiera.
Estos globos de ensayo son parte de una campaña orquestada para generar desconfianza y desviar la atención de lo importante que está al venir: la auditoria a la gestión Sestopal, que sin dudas será una de las atracciones más importantes por las expectativas que ya despierta y generará sin dudas cuando se lleve a cabo.
Apresurarse es hacer el juego a quienes macabramente plantean que el tiempo juegue a su favor, por ello no se debe caer en aceptar el vértigo que se pretende imponer, se debe continuar armando, programando las estrategias a seguir y que el “pulpo” y sus tentáculos terminen “cocinándose” en su propia salsa; que sean sus propias contradicciones, sus pases de facturas, sus peleas internas aquello que los termine desgastando, no el accionar de quienes se impusieron legítimamente. En definitiva el desgaste y el costo lo deben abonar quienes no tuvieron el apoyo popular, quienes defraudaron, quienes pensaron al igual que los diamante de James Bond “solo el ‘poder’ es eterno”, sin reparar que los ciclos se cumplen indefectiblemente para suerte y beneplácito social, ya que en caso contrario estaríamos ante la pérdida total de expectativas, ilusiones y esperanza en el mundo diferente y mejor.
En un reciente Congreso de Historia Social que se hiciera en ésta pudimos tomar contacto con otra realidad, con otras visiones y orientaciones de nuestra historia. Esto nos llevó a formularnos una serie de preguntas sobre la mirada que teníamos sobre el pasado y nos dimos cuenta que es menester impostergable producir la revisión de lo actuado como acto indispensable para no continuar repitiendo idénticos errores y por sobre todo para empezar a escuchar una nueva música.
Algo similar sucede con el ciclo político que se cierra, es necesario revisarlo para no reproducir los horrores que se cometieron, para que el amiguismo no sea la moneda corriente, para que recuperemos la identidad, para que no sean los advenedizos los que se adueñen de nuestro pasado, para que la extorsión que se pretende instrumentar amenazando con “vender todo y volverse” no sea una imposición de la renovada democracia, si no eventualmente una salida ante el seguro repudio social por el incumplimiento de las obligaciones contraídas.
Habrá que esperar a Septiembre mes del renacer primaveral, de la celebración sarmientina, aquella que entre un retoño de Albert Speer y un periodismo cercano a Leni Reifenstahl quisieron ningunear, es el mes de la vuelta a la vida, del sol abrazador que deja atrás los más frios y oscuros años del anodino periodo marquista. Solo hay que esperar que pasado el necrófilo agosto de un gobierno que se extingue renazca la alegría de sentirse faldense!
La etapa final de un proceso como el que está terminando en La Falda trae una serie de ajustes y desajustes tanto en la esfera gubernamental como en la sociedad que tiene una serie de expectativas puestas en el recambio institucional y todo lo que puede generarse a partir del retorno a la sana alternancia, siendo estos meses los que precisamente requieren una templanza y una firmeza de quienes han triunfado para que no les “empiojen la cancha”.
Este lapso de tiempo es un juego de estrategias y movimientos ajedrecísticos que traen aparejado un desgaste paradojalmente mayor para quienes son el recambio que para aquellos que deben dejar la función pública en breve tiempo.
En esto el oficialismo es un especialista y tratará por todos los medios a su alcance de hacer aparecer un derrota como una victoria, máxime teniendo como ejemplo a lo sucedido en el Congreso, por ello es imperioso que no se caiga consciente o inconscientemente en el juego que propone el marcobolidismo que está sembrando dudas para hacer ver y sentir al pueblo que se equivoco en su elección y que con ellos se acaba la seguridad y el crecimiento, viniendo la incertidumbre asociada con el retroceso.
Si esto se diera en otras circunstancias sería una transición calma, pero con el juego de los comicios separados, los resultados adversos comienzan a tener una influencia que los asesores de imágenes, que en definitiva pasan a ser quienes realizan los movimientos de piezas por encima de los principios ideológicos, pretenden así modificar el curso de la historia.
Lo que se apuesta es el futuro mismo de la provincia, de allí que quienes están gobernando apelarán a todos los resortes disponibles por permanecer en el poder por cuatro años más, lo que garantiza desde inmunidad política al manejo discrecional de los recursos económicos en beneficio partidario, de allí que en estos meses prometerán el oro y el moro, sin embargo esta fiesta de subsidios, de promesas de obras, de enormes gastos en “protocolo electoral”, tienen en muy pocos meses, después de las generales nacionales, una enorme crisis en cierne en donde inexorablemente deberá producirse un ajuste ya que la disimulada inflación cobrará su costo y aquella mentira del crecimiento de la economía se caerá, no sin antes hacer sentir en la población el verdadero precio del consumismo a partir de la depredación real de nuestra moneda más el agravante de un dólar “planchado”.
Si regresamos a nuestra ciudad veremos que se están produciendo una serie de acontecimientos que se pretender hacer sean leídos como fruto de la culpabilidad del vecino por no haberlos votado.
En efecto, observemos lo que pasa con el Festival del Tango, se lo reduce de seis a tres días, apelando a argumentos múltiples, los cuales seguramente de haber triunfado el oficialismo, no serían tales y serviría para tirar la casa por la ventana festejando la victoria del organizador del evento, no importando el costo, la época “copera”, ya que seguramente hasta el propio Gobernador se haría presente en una de sus programaciones y aquellos argumentos que se superponen los partidos con el mismo, mutarían haciéndonos ver a los mismos como un aporte, ya que enormes contingentes de extranjeros vendrían a ver el festival aprovechando las noches libres entre encuentro y encuentro.
Mientras tanto este será un evento casi de entrecasa, por que se acabaron las vacas gordas del continuismo y hay que transferir la derrota al pueblo haciéndole comprender lo que pasa cuando uno decide recuperar la dignidad.
Un columnista de Ecos de Punilla nos afirmaba que un monto considerable de dinero destinado a obras, entre ellas las del gas y la solución a los problemas de la primera etapa para quienes no pudieron abonarlo, habría sido devuelto a la Nación por el capricho de no poder digerir el resultado adverso, con lo cual la errática conducta final del patafísico contradice lo que un gobernante con sintonía con la lógica haría, ya que así podría jactarse de que lo suyo no pudo ser igualado posteriormente.
Descubrir entonces que vivimos ocho años en el “reino del revés”, en donde nada fue lo que parecía es casi una sinonimia que nos permitirá apreciar aquello que realmente vale la pena y descartar los oropeles del “jet set” que nos quisieron imponer los “ricos y famosos” vernáculos que impúdicamente paseaban sus figuras con cuerpos lipoaspiradamente esculpidos y mentalidades salidas entre cuadros de Botero y Orozco, porque eso era en definitiva lo que fueron: señores gordos con insaciable apetito de riquezas públicas.
Algunos militantes ganados por la ansiedad pretenden una serie de acciones aun antes de haber asumido, lo cual no es aconsejable ya que no hay un manejo acabado y cierto de la situación financiera, la cual merced a los informes del asesor de una Tribuno de Cuenta, sabemos es alarmante, pero no se puede descartar que aparezcan varios “domingo siete” en la hacienda local, de allí que la premura sea algunas veces mala asesora.
Las opiniones que con el cambio vendrá la piqueta, se han lanzado para desacreditar al no asumido nuevo gobierno y se le hacen decir una serie de opiniones que de ante mano se saben producirán mínimamente escozor en la población, Así desde la demolición del escenario, verdadera ágora griega del pueblo, al cual no hace falta modificar, pero si refuncionalizar en cuanto a su uso social, a los cambios del boulevard “holliwoodiense” y traslado de la atribulada palmera, ya que el banco recientemente inaugurado reclamaría seguridad en sus cargas y descargas de divisas y se debería ajustar desde el transito a la circulación y estacionamiento en beneficio de la entidad financiera.
Estos globos de ensayo son parte de una campaña orquestada para generar desconfianza y desviar la atención de lo importante que está al venir: la auditoria a la gestión Sestopal, que sin dudas será una de las atracciones más importantes por las expectativas que ya despierta y generará sin dudas cuando se lleve a cabo.
Apresurarse es hacer el juego a quienes macabramente plantean que el tiempo juegue a su favor, por ello no se debe caer en aceptar el vértigo que se pretende imponer, se debe continuar armando, programando las estrategias a seguir y que el “pulpo” y sus tentáculos terminen “cocinándose” en su propia salsa; que sean sus propias contradicciones, sus pases de facturas, sus peleas internas aquello que los termine desgastando, no el accionar de quienes se impusieron legítimamente. En definitiva el desgaste y el costo lo deben abonar quienes no tuvieron el apoyo popular, quienes defraudaron, quienes pensaron al igual que los diamante de James Bond “solo el ‘poder’ es eterno”, sin reparar que los ciclos se cumplen indefectiblemente para suerte y beneplácito social, ya que en caso contrario estaríamos ante la pérdida total de expectativas, ilusiones y esperanza en el mundo diferente y mejor.
En un reciente Congreso de Historia Social que se hiciera en ésta pudimos tomar contacto con otra realidad, con otras visiones y orientaciones de nuestra historia. Esto nos llevó a formularnos una serie de preguntas sobre la mirada que teníamos sobre el pasado y nos dimos cuenta que es menester impostergable producir la revisión de lo actuado como acto indispensable para no continuar repitiendo idénticos errores y por sobre todo para empezar a escuchar una nueva música.
Algo similar sucede con el ciclo político que se cierra, es necesario revisarlo para no reproducir los horrores que se cometieron, para que el amiguismo no sea la moneda corriente, para que recuperemos la identidad, para que no sean los advenedizos los que se adueñen de nuestro pasado, para que la extorsión que se pretende instrumentar amenazando con “vender todo y volverse” no sea una imposición de la renovada democracia, si no eventualmente una salida ante el seguro repudio social por el incumplimiento de las obligaciones contraídas.
Habrá que esperar a Septiembre mes del renacer primaveral, de la celebración sarmientina, aquella que entre un retoño de Albert Speer y un periodismo cercano a Leni Reifenstahl quisieron ningunear, es el mes de la vuelta a la vida, del sol abrazador que deja atrás los más frios y oscuros años del anodino periodo marquista. Solo hay que esperar que pasado el necrófilo agosto de un gobierno que se extingue renazca la alegría de sentirse faldense!
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