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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 13 de mayo de 2011

PERDIERON LOS TROLEROS

Por Alfredo Ferrarassi

Al final La Falda tuvo su elección municipal, siendo los guarismos los esperados, ya que no había otra alternativa dada las variables que se manejaban. Eran resultados previsibles, aquellos que surgen de la realidad, no de los bocetos estadísticos o las expresiones de deseos de periodistas ultra oficialistas o dirigentes embusteros, que creen que dibujando encuestas pueden modificar el devenir de la historia, por ello aquellos viejos refranes como “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver”, cobran hoy inusitada actualidad ante la inapelable voluntad popular.
Existe un notable paralelismo entre la segunda y tercera fuerza, lo cual explica de cierta manera el resultado de la primera, es decir en este proceso que evidentemente es dialéctico, hubo una serie de modificaciones entre los sectores en pugna que tuvieron como resultante un final a todas luces anunciado, solo que algunos encerrados en su mundo mágico, aquel que tan bien ha descrito Freud en su obra, se negaron a ver la realidad y terminaron disociándose de la verdad para continuar alimentando su fantasía y así alejarse cada vez más de un razonamiento lógico que les permitiera poder interpretar lo que está sucediendo.
En efecto, si algo une al oficialismo con el Frente Cívico fue la soberbia con que se manejaron sus principales referentes, negándose a ver sistemáticamente lo que estaba a diario desarrollándose, ambos creían en los resultados de encuestas que solo a ellos resultaban confiables y en base a ellas desarrollaron estrategias que al partir de supuestos equivocados solo tendrían un resultado, que no era otro que el rotundo fracaso electoral.
Observemos, Unión por Córdoba estimaba estar arriba por varios puntos hasta último momento, cuando lo que se podía pulsar en la calle era un repudio a la impunidad exhibida, al despliegue impúdico gastos de campaña, a la ostentación de bienes y por sobre todo al desprecio con el que miraban a quienes no pensaban igual, esto generó en amplísimos sectores de la sociedad un estado de inseguridad que logró unir a los opositores en torno a la propuesta que garantizaba el respeto por los derechos individuales, por la libertad de expresión, por la igualdad de oportunidades, en suma aquellos preceptos del Preámbulo volvieron a cobrar actualidad 27 años después.
Creemos no equivocarnos si decimos que la formula Buonamico – Agost fue el equivalente a aquella dupla conformada por Herminio Iglesias y Beto Imbelloni en aquel recordado acto, con el agravante que Sestopal no es Luder y se dedicó a alimentar el fuego con nafta y algunos panecillos de trotyl con sus expresiones.
En cuanto al Frente Cívico aquella histórica frase “victoria a lo Pirro” se cumplió al pie de la letra, ya que logró expulsar a todo aquel que pudiera hacerle la más mínima sombra o ser una potencial competencia, para terminar aislándose y creyendo “a pie juntilla” que había logrado vencer la polarización que era evidente y que la “altísima” cifra de indecisos terminaría volcándose a su favor.
Ello evidentemente no sucedió y resultó un tajante fracaso electoral que le hizo retroceder a esta agrupación respecto a 2009 en un porcentaje cercano al 30%, con lo cual aquello de hacer política desde el “cafecito” ha sido una praxis fallida. Tampoco aportó solución la “lista de intachables” y los post “pubertati proximus” incorporados.
Sin duda alguna otro común denominador entre las fuerzas aludidas es aquella situación descripta con total claridad por Zygmunt Bauman en “Modernidad liquida” (FCE, Bs As, 2010, pág. 45) cuando afirma que el ágora entre el espacio político con mayúscula y aquel con minúscula es “donde los problemas privados son traducidos al lenguaje de la cosa pública y donde se buscan, negocian y acuerdan soluciones públicas para los problemas privados”. Esto se debe traducir como mientras unos hicieron diferencia aprovechando, por caso los show de La Falda bajo las estrellas, para vender en su negocio, el pueblo miraba asombrado como la riqueza de los unos era la pobreza de los otros.
Tampoco podemos ser silentes ante la afirmación de un alto candidato frentista, ante varios testigos, cuando manifestó…”La Falda no nos importa, nosotros nos vamos a trabajar a Córdoba”, ya que si este magro presente es el premio prometido por la cúpula provincial, entonces la política en lugar de ser una lucha ideológica por una sociedad mejor, se ha convertido en un mero negocio electoral, con lo cual evidentemente no podemos estar de acuerdo por el peligro que encierra.
Otro elemento a tener en cuenta fue la desafortunada frase de Luis Juez cuando en medios televisivos afirmó que no le interesaban 50 copas de leche (por las intendencias) sino la copa de oro (por la gobernación) con lo cual aquel puñado de indecisos que quedaban deben haber perdido las esperanzas en un proyecto tan centralista hacia el interior como aquel que tiene Buenos Aires hacia las provincias y lo que es peor ese aislamiento y heridas que va produciendo fuera de la capital provincial con un humor que dejó de ser desopilante para ser patético, por cuanto si parafraseamos a Mario Benedetti…”el sur (por interior) también existe” y merece ser respetado.
Romanutti y Mendieta fueron propuestas serias y consecuentes con sus ideales, no les alcanzó pero juntos sumaron un 7% que no debe ser despreciado de cara a la etapa que viene.
Hasta ahora solo nos hemos ocupados de los troleros, de aquellos que fueron mendaces y por sobre todo que se engañaron, de los que defraudaron, de los que pensaron en que el pueblo era minusválido mental y que con dádivas se los podía comprar, que había perdido su dignidad, en cambio está dando muestras de sabiduría, a la hora de poner el voto demostró que vox populi es vox dei.
Entonces ¿Por qué ganaron el radicalismo y sus aliados? Ante todo no nos debe confundir, como los aviesos sostienen, que el que perdió fue el candidato y que el marquismo tenía altísimas cifras de aceptación por su gobierno, ya que eso puede haber sido en el país de las maravillas de Lewis Carroll, en cambio en La Falda, salvo algunos comerciantes de la Avenida Edén, en los barrios la cosa no fue valorada de la misma manera, allí donde vive gente de carne y hueso, allí donde palpita vida, donde el abandono del gobierno era evidente, allí el bolidismo nunca hizo pie y la concepción elitista del gobierno solo arraigó a lo largo de la calle principal, en el resto fueron rechazados, primero en silencio y luego con la contundencia de los votos.
Los radicales ganaron porque fueron democráticos, amplios, participativos, supieron contener al que no era de ellos y se acercaba, porque tuvieron la suficiente inteligencia para saber que en los barrios estaba la verdad, porque su postulante fue adquiriendo en cada discurso una fuerza insospechada y terminó siendo el mejor orador de los candidatos.
La propuesta era sensata y realizable, se pudo exhibir transparencia, ética y lo aún más importante compromiso para con la gente y sus problemas, no eludiendo estar junto a quienes padecían estos como los auto convocados o el escándalo del Museo Ambato.
Aquella vieja mística de la juventud reverdeció y esa militancia de la savia nueva hizo florecer la esperanza, contagió alegría y nuevos aires, en suma despertó ideales, utopías, fe en el porvenir. Ver a la hija de un legendario caudillo local trabajar con tanto dinamismo y entusiasmo permitió rememorar aquella militancia de los años 80, no ya del radicalismo, sino de los partidos políticos en su conjunto que daban nuevamente luz al pueblo tras la larga y sangrienta noche de la dictadura, era la vigencia actualizada de los cantos a la juventud de José Ingenieros.
Si estos logros no se contaminan de todo lo que tuvieron los dos grandes derrotados, el peronismo y el juecismo y amplían la base de convocatoria estaremos frente a un fenómeno popular que vuelva a poner en marcha a La Falda nuevamente. En cambio, si se “cae en la tentación” el resultado no podrá ser otro que el castigo, éste que el domingo tuvieron los que hicieron de la soberbia y desprecio el eje de campaña.

(*) Diccionario de la Real Academia.
Trolero: mentiroso, falso, embustero.

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