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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 20 de enero de 2011

La prepotencia como arma de la decadencia

Por Alfredo Ferrarassi

En los años setenta la editorial cordobesa Pasado y Presente publicaba un libro profundo, de muy difícil lectura, pero que una vez decodificado el mensaje de su autor, Louis Althusser, era un placer intelectual detenerse en sus páginas.
Ese libro se llamó “La filosofía como arma de la revolución” y significó comprender que los cambios también pueden llegar desde los aportes que hacen las ciencias, en este caso la Filosofía, la llamada “madre de ciencias”, que adquiría desde esta demostración un papel que parecía haber perdido.

Hemos pensado parafrasear ese título para darle el marco y significado a ésta y llamarla categóricamente “La prepotencia como arma de la decadencia”.
En efecto, en los muchos sinsentidos que tiene la obra de la Avenida Edén, aparte de la económica, está aquella que se refiere a lo humano, a los Derechos que todos tenemos por el sólo hecho de ser una persona, los cuales cuando se atenta contra ellos, se convierten en una ofensa contra la humanidad misma, pero eso adquiere un significado superlativamente mayor cuando se discrimina a los discapacitados, porque allí lo que está en juego es la dignidad que, como especie, no debemos jamás perder porque entonces habremos deshonrado la vida.

Por cuestiones de ética no vamos a dar los nombres de los actores, los cuales son personas conocidas de la comunidad faldenses, en todos los casos han tenido un trato discriminatorio por parte de los “zorros grises” o inspectores becarios de la Municipalidad de La Falda.
Un comerciante de nuestra ciudad nos manifestó que días pasados quiso llevar a su señora que se encuentra bajo tratamiento oncológico a tomar un café a una confitería en la intersección de Diagonal San Martín y San Lorenzo, debido al cuadro de la misma debía estacionar para que pudiera bajarse en las proximidades por los problemas señalados.
El inspector amenazó con realizar una multa si paraba en un lugar “prohibido” para que pudiera descender. Al darle las explicaciones del caso y pedirle que reconsiderara la situación dado que a veces es anímicamente terapéutico poder “darse esos pequeños gustos”, pero para el “funcionario público” cumplir sin miramientos “lo que el patrón ordenó” se halla por encima del sentido común, de la razón, actuando por obediencia debida como en los peores momentos de la dictadura, sin importarle absolutamente nada por fuera de la fría e injusta ordenanza recientemente sancionada.
El otro caso sucedió en Avenida Edén al 600 cuando un discapacitado trato de estacionar y fue duramente increpado por otro inspector que llegó a desconocer la validez de un Certificado de Discapacidad exhibido y hasta en un acto de iracundia irracional no quería esperar a que el mismo fuera ayudado a cruzar la calle, demás está decir que un familiar debió llevar el vehículo a las inmediaciones y cuando se quiso retirar no pudo entrar el automóvil a la calle principal porque el mismo impedía la entrada por la lateral aún conociendo puntualmente el caso, por lo que con esfuerzo y ayuda debió trasladarse y esperar en Av. Argentina para poder ser recogido.
En ambos casos fue coincidente el acatamiento absoluto a las disposiciones del ejecutivo local, las cuales han sido ratificadas por Ordenanza Municipal, y que prohíben el estacionamiento en Edén las 24 horas, de manera, que esto nos llama a reflexionar y a subrayar una serie de contradictorias que se han producido con esta obra.

Observemos, antes de la reforma, al menos en los papeles, ya que nunca se los hizo respetar, existían en las inmediaciones de la “city” lugares para que los discapacitados pudieran estacionar, hoy esos sitios no los encontramos o no están debidamente señalizados, lo cual en una zona turística es inconcebible toda vez que los centros turísticos que se jacten de tal tienen, no solo las ramplas, sino lugares especialmente destinados en cada cuadra y en los emprendimientos públicos baños adecuados, cosa que en nuestra ciudad no existe y por ejemplo, en algunas confiterías, son de hasta muy difícil acceso para la gente mayor o con problemas de motricidad, por hallarse en la planta alta.

Estos detalles hablan de la desaprensión que se tiene para quien tiene la desgracia de sufrir algún tipo de limitación y que requiere un régimen especial de tratamiento y en esto debemos remarcar que si esos lugares no han sido debidamente garantizados por los Concejales al aprobar la Ordenanza sobre el transito, están en deuda con los vecinos y en especial con todos aquellos que sufren algún tipo de discapacidad puesto que los limitan a alejarse cada vez más del centro para encontrar un espacio donde poder aparcar su vehículo o simplemente se establecen estas barreras que directamente le impiden integrarse a la vida cotidiana, salvo que en el esquema del Intendente no exista la alternativa de los derechos de los mismos a poder moverse con libertad porque en su sentido de la estética pueden “afear” su obra, la cual ha sido colocada por encima de todo y que en ese deseo de pretender “pasar a la historia”, nada que pueda “atentar” contra los deseos imaginarios de esta ciudad concebida como una “réplica” teórica del valle de los faraones, tiene derecho alguno por más humanos que ellos sean.

Claro que estas incongruencias no se limitan al tema en cuestión, sino que están afectando a los ciertos rubros comerciales que podríamos denominar “al paso” que por allí requieren un régimen especial y que ven perjudicadas sus finanzas por el impedimento de haberse prohibido el estacionamiento durante todo el día, cuando en realidad lo que se imponía aunque sea en ciertas horas es permitir un estacionamiento controlado, pero de nada vale un excelente trabajo de relevamiento efectuado por una institución, demostrando con cifras y estadísticas, lo que el pueblo necesita, cuando lo que prima en la Falda desde hace casi ocho años es el capricho de un gobernante que vive aislado en su torre de Adonai (1) y que no está dispuesto a escuchar nada y a nadie que le contradiga en sus deseos autoritarios.

Lo que Sestopal ha olvidado es que no es un monarca, un virrey o el presidente de una republiqueta bananera, él es nuestro empleado, es nuestro administrador y como tal debe rendir cuentas de sus actos, él no debe olvidar que por allí puede llegar a tener su juicio de residencia y que de seguir así difícilmente pueda sortear, con bien, un análisis a fondo e imparcial de su gestión.

Es una verdadera lástima que se deban escribir cientos de miles de palabras, de imprimir infinidad de páginas reclamando los más elementales derechos que este gobierno municipal ha conculcado en nombre de un progreso que deja de ser tal si de edifica por sobre el padecimiento de los vecinos y eso es lo que sucede en La Falda desde que doce votos dieron comienzo al sufrimiento del 70% de los vecinos que no lo votaron.

1- “Adonai” es el dios soberano lleno de poder y autoridad que desea revelar su voluntad a los siervos que estén dispuestos a creerle y obedecerle”. (www.vidavictoriosa.net) eses el Dios Soberano lleno de poder y autoridad que desea revelar su voluntad a los siervos que estén dispuestos a creerle y obedecerle.

el Dios Soberano lleno de poder y autoridad que desea revelar su voluntad a los siervos que estén dispuestos a creerle y obedecerle.

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