EL PUEBLO QUIERE SABER DE QUE SE TRATA
El tiempo ha pasado desde la primera asunción de Sestopal. De aquel 2003 al presente se observa una preocupante constante, el obviar al pueblo para cualquier decisión que se tome.
En efecto, ya sea mediante Decretos inconsultos o por el efecto de la modificación del Reglamento del Concejo Deliberante la imposición de los caprichos del Ejecutivo local es la “marca en el orillo” de esta administración.
Sin dudas el área que mayores desatinos registra por la complicada y cuestionada gestión que presenta es la de Turismo, Cultura y Deportes, ya que es aquel el motor de la economía faldense.
A pesar de la importancia estratégica de esta actividad, no ha existido una planificación clara y menos una transparencia en cuanto a los gastos de contrataciones de dicha Secretaria.
También se han mezclado suspicacias entre lo oficial y lo particular, siendo el ciclo “La Falda bajo las estrellas” el disparador de las más acérrimas criticas hacia el organizador de carreras pedestres, que a la sazón parece ser el único evento cultural que ha sido capaz de realizar durante casi siete años.
Precisamente de este conflictivo sector debió salir el deseo que la Junta de Historia, el Archivo Histórico y el Museo de la Ciudad no funcionen plenamente, porque si ello hubiera sido así, se verían tronchadas muchas especulaciones inmobiliarias, dado que la piqueta no tendría la actual impunidad que goza.
Los faldenses vemos con suma preocupación como nuestro pasado es maltratado sin que quienes deben velar por él intervengan. Así el Banco Provincia sufrió mutilaciones de su mobiliario que son imperdonables, pero antes, viejas y tradicionales propiedades, que estaban en perfectas condiciones, han caído fruto del lucro y la falta de una planificación urbana.
Nuestra ciudad carece en la práctica de un verdadero Código Urbano, de una real y concienzuda planificación acorde a los valores del pasado que no deben perderse y que ameritan ser consensuados entre los todos los sectores en un pie de igualdad y no de acuerdo a los caprichos de funcionarios de Obras Públicas y/o Privadas.
Nuestra sociedad necesita aplacar el conflicto permanente que una gestión autocrática ha instalado como manera de gobernar y que no ha hecho más que enfrentar a unos con otros.
En este Bicentenario se impone que el Intendente asuma que debe administrar para todos y no para los amigos del poder, que no es imponiendo la supuesta mayoría, fruto de la tramposa gobernabilidad, lo que las circunstancias aconsejan, que debe consensuar, máximo en temas tan caros para el pueblo como la remodelación de la Avenida Edén y la Diagonal San Martín.
No puede, ni debe ser la fantasía de una administración lo que deba primar cuando se hace una obra que atañe a todos, por que aquello que modifica y afecta a la mayoría del pueblo, no puede ser ejecutado sin el consentimiento y la aprobación del soberano.
Por la dimensión que tiene el tema de Lumasa es sumamente preocupante, ya que la empresa no obedece las disposiciones vigentes y las observaciones del Poder Legislativo local. Los vecinos inmersos en una crisis que no se puede ya disimular, se han perdido conquistas históricas como el boleto y abono obrero, al igual que el estudiantil. En medio de esto el lamentable papel que tiene el Vice Intendente, quien timoratamente solo se limita a levantar el brazo de manera autómata, desoyendo por los intereses de su pueblo.
Han pasado doscientos años de vida política autónoma que necesariamente deberían haber desembocado en una concepción democrática de gobierno, sin embargo aun quedan bolsones de autoritarismo en provincias y pueblos. No es posible a que a dos siglos de haber decidido tener gobiernos propios, persistan maneras de gestionar a espaldas del pueblo, que perdure la idea que se debe gobernar para los propios y no para el todo.
Ha llegado de la hora de asumir que no es posible demoler el pasado sin antes no haber consultado al verdadero dueño del poder: el pueblo, puesto que nada justifica pretender pasar a la historia legando obras que son rechazadas por la mayoría y menos aun que dichas obras no sean debidamente publicitadas, como es el caso de la remodelación del micro centro faldense.
Como en 1810, el PUEBLO QUIERE Y DEBE SABER DE QUE SE TRATA!!!!
Jorge Luis Amelio Ortiz
Presidente
Partido Nuevo – Frente Cívico de La Falda
En efecto, ya sea mediante Decretos inconsultos o por el efecto de la modificación del Reglamento del Concejo Deliberante la imposición de los caprichos del Ejecutivo local es la “marca en el orillo” de esta administración.
Sin dudas el área que mayores desatinos registra por la complicada y cuestionada gestión que presenta es la de Turismo, Cultura y Deportes, ya que es aquel el motor de la economía faldense.
A pesar de la importancia estratégica de esta actividad, no ha existido una planificación clara y menos una transparencia en cuanto a los gastos de contrataciones de dicha Secretaria.
También se han mezclado suspicacias entre lo oficial y lo particular, siendo el ciclo “La Falda bajo las estrellas” el disparador de las más acérrimas criticas hacia el organizador de carreras pedestres, que a la sazón parece ser el único evento cultural que ha sido capaz de realizar durante casi siete años.
Precisamente de este conflictivo sector debió salir el deseo que la Junta de Historia, el Archivo Histórico y el Museo de la Ciudad no funcionen plenamente, porque si ello hubiera sido así, se verían tronchadas muchas especulaciones inmobiliarias, dado que la piqueta no tendría la actual impunidad que goza.
Los faldenses vemos con suma preocupación como nuestro pasado es maltratado sin que quienes deben velar por él intervengan. Así el Banco Provincia sufrió mutilaciones de su mobiliario que son imperdonables, pero antes, viejas y tradicionales propiedades, que estaban en perfectas condiciones, han caído fruto del lucro y la falta de una planificación urbana.
Nuestra ciudad carece en la práctica de un verdadero Código Urbano, de una real y concienzuda planificación acorde a los valores del pasado que no deben perderse y que ameritan ser consensuados entre los todos los sectores en un pie de igualdad y no de acuerdo a los caprichos de funcionarios de Obras Públicas y/o Privadas.
Nuestra sociedad necesita aplacar el conflicto permanente que una gestión autocrática ha instalado como manera de gobernar y que no ha hecho más que enfrentar a unos con otros.
En este Bicentenario se impone que el Intendente asuma que debe administrar para todos y no para los amigos del poder, que no es imponiendo la supuesta mayoría, fruto de la tramposa gobernabilidad, lo que las circunstancias aconsejan, que debe consensuar, máximo en temas tan caros para el pueblo como la remodelación de la Avenida Edén y la Diagonal San Martín.
No puede, ni debe ser la fantasía de una administración lo que deba primar cuando se hace una obra que atañe a todos, por que aquello que modifica y afecta a la mayoría del pueblo, no puede ser ejecutado sin el consentimiento y la aprobación del soberano.
Por la dimensión que tiene el tema de Lumasa es sumamente preocupante, ya que la empresa no obedece las disposiciones vigentes y las observaciones del Poder Legislativo local. Los vecinos inmersos en una crisis que no se puede ya disimular, se han perdido conquistas históricas como el boleto y abono obrero, al igual que el estudiantil. En medio de esto el lamentable papel que tiene el Vice Intendente, quien timoratamente solo se limita a levantar el brazo de manera autómata, desoyendo por los intereses de su pueblo.
Han pasado doscientos años de vida política autónoma que necesariamente deberían haber desembocado en una concepción democrática de gobierno, sin embargo aun quedan bolsones de autoritarismo en provincias y pueblos. No es posible a que a dos siglos de haber decidido tener gobiernos propios, persistan maneras de gestionar a espaldas del pueblo, que perdure la idea que se debe gobernar para los propios y no para el todo.
Ha llegado de la hora de asumir que no es posible demoler el pasado sin antes no haber consultado al verdadero dueño del poder: el pueblo, puesto que nada justifica pretender pasar a la historia legando obras que son rechazadas por la mayoría y menos aun que dichas obras no sean debidamente publicitadas, como es el caso de la remodelación del micro centro faldense.
Como en 1810, el PUEBLO QUIERE Y DEBE SABER DE QUE SE TRATA!!!!
Jorge Luis Amelio Ortiz
Presidente
Partido Nuevo – Frente Cívico de La Falda
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