La mirada desde el punto de vista del muerto
por Omar Hefling
Ante las tormentas informativas berretas del periodismo local y nacional, tuve la necesidad de pensar qué cosa es esta de hacer periodismo, qué lugar debe ocupar el periodista en esta guerra de poderes.
Y la definición la encontré en la cita que hizo un especialista español sobre un hecho ocurrido en un diario de esos pagos.
El cronista tituló “Un joven muere al caer en un pozo de 15 metros de altura”.
El jefe de redacción lo lee y nota que algo está mal. “Oye tío, no será de 15 metros de profundidad”, a lo que el cronista responde: “es que yo lo veo desde el punto de vista del muerto”.
Excelente.
Este cronista entiende lo que es el oficio del periodista.
Esta respuesta es la mejor que he leído en los últimos tiempos sobre nuestra profesión.
No hay aquí periodista, ni periodismo, ni medios que miren los hechos desde el punto de vista del “muerto”.
Ese muerto representa muchas cosas: las víctimas, los desclasados, los que no tienen derechos, los que son abusados por los poderes democráticos, los ciudadanos en general que no tienen palenque donde rascarse, la gente común en definitiva.
Porque, en qué consiste el periodismo que padecemos, sólo manipulación de los intereses del poder.
El poder de las empresas y los periodistas que se ponen la camiseta de esas empresas para defender los intereses económicos de los grupos que representan, y por otro lado, los medios y periodistas que defienden los intereses de los gobiernos. Ya sea gobierno nacional, provincial, municipal, aclarando que a veces esos intereses, las pocas, son también en beneficio del bien común.
En esta guerra de intereses de sectores, los periodistas hemos renunciado a mirar desde donde siempre tenemos que mirar, desde la gente.
Y no es algo puramente demagógico, es simplemente la naturaleza esencial de esta profesión.
Desde los orígenes más remotos de esta profesión, los buenos periodistas pusieron su esfuerzo y valentía en cuestionar, controlar, denunciar las acciones de los poderes que inciden perjudicialmente sobre el interés común.
Lo demás no es informar, es propaganda.
Ante las tormentas informativas berretas del periodismo local y nacional, tuve la necesidad de pensar qué cosa es esta de hacer periodismo, qué lugar debe ocupar el periodista en esta guerra de poderes.
Y la definición la encontré en la cita que hizo un especialista español sobre un hecho ocurrido en un diario de esos pagos.
El cronista tituló “Un joven muere al caer en un pozo de 15 metros de altura”.
El jefe de redacción lo lee y nota que algo está mal. “Oye tío, no será de 15 metros de profundidad”, a lo que el cronista responde: “es que yo lo veo desde el punto de vista del muerto”.
Excelente.
Este cronista entiende lo que es el oficio del periodista.
Esta respuesta es la mejor que he leído en los últimos tiempos sobre nuestra profesión.
No hay aquí periodista, ni periodismo, ni medios que miren los hechos desde el punto de vista del “muerto”.
Ese muerto representa muchas cosas: las víctimas, los desclasados, los que no tienen derechos, los que son abusados por los poderes democráticos, los ciudadanos en general que no tienen palenque donde rascarse, la gente común en definitiva.
Porque, en qué consiste el periodismo que padecemos, sólo manipulación de los intereses del poder.
El poder de las empresas y los periodistas que se ponen la camiseta de esas empresas para defender los intereses económicos de los grupos que representan, y por otro lado, los medios y periodistas que defienden los intereses de los gobiernos. Ya sea gobierno nacional, provincial, municipal, aclarando que a veces esos intereses, las pocas, son también en beneficio del bien común.
En esta guerra de intereses de sectores, los periodistas hemos renunciado a mirar desde donde siempre tenemos que mirar, desde la gente.
Y no es algo puramente demagógico, es simplemente la naturaleza esencial de esta profesión.
Desde los orígenes más remotos de esta profesión, los buenos periodistas pusieron su esfuerzo y valentía en cuestionar, controlar, denunciar las acciones de los poderes que inciden perjudicialmente sobre el interés común.
Lo demás no es informar, es propaganda.
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