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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

sábado, 2 de febrero de 2013

Cosquín: ¿Festival del Folklore o de la Música?

Por Alfredo Ferrarassi

Esta nota sobre el desarrollo del Festival Nacional del Folklore son apuntes que fueron tomados a medidas que sucedía el mismo. Es la primera vez que recurrimos a este formato, siendo la idea rescatar la espontaneidad que los mismos han tenido.
La segunda luna de Cosquín se inicia en medio de una creciente polémica, la cual estaba instalada en los días previos, pero que era desmentida de manera sostenida por las autoridades, pero a tan solo un día y medio de iniciado el festival se puede observar un indisimulado desembarco oficial en el mismo.
Por un lado, frente a la Plaza Prospero Molina, se ha abierto un local kirchnerista, que según los rumores mañana estaría atendido por los militantes de una agrupación de jóvenes adherentes al gobierno nacional.
Por el otro, las permanentes conferencias de prensa de la embajada oficial que viene a este festival a mostrar todos los “logros” alcanzados durante esta gestión nacional.
La lucha política una vez instalada se ha tornado despiadada. En efecto, esta mañana (por el lunes) el ex locutor y hombre de confianza del intendente Villanueva, Fabián Palacios, hizo una conferencia de prensa en donde entrego a los medios una carta pública en la que denuncia al mandatario local con gruesos epítetos y cargos.
Hasta la tarde el movimiento en la ruta era incesante, pero muy pocos se detenían en la capital del folklore, con lo cual es de suponer que aquello de un turismo de fines de semana es lo que caracterizará este evento, ya que salvo un cambio radical en el arribo de turistas, estimamos la temporada y el festival seguirá la tendencia que se evidenció desde el inicio del periodo estival, con lo cual seguramente se observarán amplios espacios vacios en la plaza, fruto de los altos costos del espectáculo y de los abusivos valores de la estadía y gastronomía observados.
Otro aspecto importante si Claudio Juárez debió aceptar o no dar el grito de inicio del festival solamente o haber exigido habida cuenta su larga experiencia en Jesús María, conducir algún espacio de la programación.
También se cuestionan muchísimos la definición que se hiciera de Bruno Arias, como “changuito de la democracia”, una expresión desafortunada ya que su participación social es muy reciente y en nada puede ser identificado como él representante de este sistema de vida, ya que desde la vuelta a la misma hubo luchadores sociales, anónimos o no, que han merecido ese mote por su participación y compromiso social. Siendo esto una muestra indisimulada de la sutil manera de hacer política que se viene desarrollando.
Lo convencional y popular tuvo una buena acogida de la plaza que aplaudió las interpretaciones ceñidas a estas características, tratando de romper el maleficio que parece haberse instalado en este año sobre la Prospero Molina, tal vez, como una manera de resistir el cambio de nombre que se había planificado para la plaza, pero que no se pudo concretar gracias a la negativa, que el pueblo unido logró.
La cuarta noche del festival de Cosquín comenzó cargada de expectativas, ya que se observa una tendencia a que sea esta segunda quincena la que movilice el turismo que se espera en Punilla, aunque así se produjere esto, ello no es sinónimo de una transferencia de mayor concurrencia a los espectáculos en cartel, entre los que se debe ubicar a este evento folklórico.
Tal vez el alto costo de las entradas sea la causa general de la baja convocatoria que tienen y que en medio de una crisis como la que vivimos, el lugareño y el propio turista hayan optado por una selección más racional de los gastos, priorizando la estadía por sobre los espectáculos, que insumen un alto porcentual de los destinados a gastos de esparcimiento y vacaciones, ya sea algunos de los casos señalados.
En efecto, a las críticas que se han escuchado todo el día respecto a lo avanzado de la madrugada en que debió subir León Gieco, las 5 y a la finalización de su actuación a las 7 con plena luz, se suman las quejas y denuncias, que se presentarán ante Defensa del Consumidor, porque la reprogramación del espectáculo sin previo aviso y el cambio de números para otras jornadas, ha generado mal humor, ya que algunos han viajado por un número puntual, abonado su entrada y se encontraron con que el artista había sido corrido a otra noche. El caso concreto es el de Rubén Patagonia que se lo “pasó” al domingo y sus seguidores reclaman poder verlo, sin costo, porque no se presentó como estaba anunciado y consideran haber sido perjudicados por estas medidas.
Algunas propuestas en horarios centrales han resultado inexplicables y en caso hasta soporíferas. La organización se defiende sosteniendo que se deben dejar espacios para las nuevas propuestas dada la urgente necesidad de recambio generacional, lo cual es cierto, solo que estimamos que algunos no están aun listos para semejante responsabilidad y menos en horarios centrales. Lo que está en cuestión es ¿Qué criterios se toman para concederles ese privilegio? Ya que algunos artistas de renombre y aquilatada experiencia no lo tienen.
La canícula reinante hacía que la sensación térmica fuera aún mayor y bien sabido es que cuando el calor arrecia los ánimos se caldean y ello es lo que sucedió en las afueras de Cosquín hacia el norte, donde los vecinos del Condado cortaron la ruta por la falta de agua desde hace ocho años, entorpeciendo el tránsito de manera considerable.
Ayer la presencia de un participante de un reality capitalino, Nacho Silva, perteneciente a una tribu urbana que dice tener una estética diferente, generó en la conferencia de prensa una polémica por presentarse con las uñas y los labios pintados, con botas de taco alto y una ropa que lo colocaba en una permanente provocación hacia los presentes, que tradicionalistas, no tardaron en polemizar con este particular personaje de la fauna farandulezca televisiva.
Otra polémica fue el abuso de la fuerza por parte los grupos de la seguridad quienes han sido contratados por la organización y son señalados como perteneciente a la Cámpora, quienes trataron de mala manera al colega Ricardo Sánchez de Rosario, siendo tema de discusión en la radios de la ciudad capital de la provincia y en la propia Sala de Prensa, por lo se considera que jamás paso en todos los años del festival y que es el uso de la violencia para tratar al periodismo.
Mientras continuaban la polémica sobre si es correcto que ciertos artistas exijan un caché extra si son televisados, cuando han salido y triunfado gracias a Cosquín y no hay una retribución por todo lo que recibieron, en medio de estas batallas financieras, está el divismo que presentan algunos y que no hace otra cosa que poner al desnudo al hombre que existe detrás de la cascara llamada artista, ya a veces esas imágenes no son coincidentes y lo que refleja es totalmente opuesto a lo que venden hacia un mercado llamado festivales.
Sostenemos esto porque hay múltiples quejas en torno a porque el Chaqueño estuvo hasta las 6.30 actuando cuando pudo hacerlo antes, sobre todo teniendo en cuenta que la noche era desapacible y que había familias con niños que se cobijaban de la pertinaz llovizna, pero las respuestas a semejante desaguisado las tiene la Comisión del Folklore y deberá hablar claro respecto a las exigencias que los ídolos populares tienen y que son los que están desdibujando a los festivales de su esencia y contenido.
Algo debe estar pasando en este Cosquín para que en la séptima luna nadie esté hablando de la revelación y la consagración 2013, ello debe llamarnos a la reflexión porque es algo que ha pasado a un segundo plano merced a los conflictos que se observan, a las polémicas y por sobre todo a la innegable politización que existe.
Una cuestión que no es menor y que no se puede soslayar ya que de esas premiaciones depende el futuro y recambio de este y otros festivales.
Mientras los artistas continúan quejándose de los horarios de actuar ante una plaza casi vacía después del show de Jorge Rojas, por ejemplo, un esfuerzo en vano por que se ven perjudicados por no poder actuar en el horario televisivo y con esto la caída de las expectativas que se generaron.
Aquí volvemos a notas que hiciéramos en años anteriores, en cuanto a la necesidad de definir si es un festival popular en donde todos pueden estar o unas jornadas con varios recitales en donde los otros participantes pasan a ser meros teloneros de las figuras centrales. Allí y no en otro lado radica la verdadera razón de estos desencuentros y mientras ello no se reformule serán en vano las quejas, ya que la razón central es el "ser o no ser" de Cosquín.
Ninguna noche tuvo las concurrencias de antaño en donde y aunque suene descabellado se supero la capacidad del 100% de la plaza. Esto es que los pasillos, que son muchos y amplios también estuvieron llenos, siendo imposible calcular cuántos más entraban, lo cierto hoy es que nunca se llegó a una cifra de lleno total, pudiendo ubicarse en un 97% con los números de Abel Pinto, Chaqueño Palavecino y Jorge Rojas.
Esto nos habla que se han cortado menos entradas, que la gente ha demostrado madurez a la hora de no ceder ante las tentaciones y seleccionar los gastos, negándose a pagar costos de acceso que están lejos de las posibilidades y del valor real del número.
No es culpa, la caída de la temporada, como se pretende hacer creer de los fines de semanas largos, es culpa de una crisis con una alta inflación que hace selectivos a los veraneantes y que se inclinan por descansar, por ver el paisaje, gozarlo y no dejar su presupuesto en obras de teatro o festivales.
Un desafío a la estrategia e inteligencia de los gobernantes es cómo se encara esta nueva realidad, la cual en el corto plazo no tiene solución dado que la depredación del peso seguirá y sin una imaginación activada será imposible salir del callejón en la que están estas salidas festivas, que hoy dada la multiplicidad de ellas, ya no son como eran hasta hace unos años, de tal forma que los gobernantes deberán ponerse a trabajar para dar soluciones a los nuevos tiempos.
Algunos sostienen que Cosquín es el Festival de la música, habiéndose perdido el sentido de folklórico por todo lo que se observa en el escenario, otros aprueban la evolución pero son críticos del abuso tecnológico en mismo, lo cierto es que dista muchísimo de ser parecido a aquellos encuentros de antes en donde lo que se escuchaba era verdaderamente nuestra música.
Ahora, intelectualización mediante, el rock viene ganando espacios de manera agigantada y de a poco desplaza a los conjunto tradicionales, resultado sumamente raro encontrar músicos que vistan las tradicionales “pilchas” gauchas, por ello cuando Guitarreros se presentó luciendo trajes y corbata nos hicieron recordar aquellas viejas ediciones en donde la “avanzada” con los Huanca Hua o los Trovadores se presentaban luciendo “ropa de calle”, pero de impecable presencia, hoy todo aquello ha quedado en el olvido.
Otro de los temas cuestionables es el altísimo costo que tiene la ciudad, en todos los rubros, como queriendo hacer el enero durante nueve días, porque luego viene un parate de envergadura en la verdadera estacionalidad de esta urbe.
No han gustado los conductores del mismo, siendo dueños de un formato televisivo, pero de “plástico” a la hora de tener que comunicarse con la platea. Siendo más que necesario buscar aquellos reemplazos que tengan “feeling” con los asistentes, puesto que cuando se necesita un conductor que llene esos espacios imprevistos que se producen, se observa el poco bagaje que ambos tienen, salvo cuando es el propio Marcelo Simón quien los llena con su sapiencia.
La escenografía, aquella tan distintiva de Cosquín ha desaparecido por completo, el led borró más de 50 años de tradición y es aquí donde vemos que el querer hacerlo similar a Viña del Mar lo alejó del pueblo al aislarlo con la tribunas que terminó por invaginarlo de la savia donde debía nutrirse.
Quedaron un encuentro de Poetas, la Feria de Artesanías, el encuentro del Hombre Argentino, los cursos específicos y los espectáculos callejeros. El domingo el balneario era una fiesta, no sólo por el calor reinante, sino porque las guitarreadas se nutrieron de olor a pueblo y la gente participaba alegremente de un espectáculo público que no les negaba el derecho a disfrutar de su música.
Llego la hora de las Premiaciones, de las que no estuvieron ausentes las connotaciones políticas. La nómina es la siguiente: Revelación: Joaquín Benítez, Consagración: Bruno Arias; Consagración Instrumental: Trío MJC; Premio Camín Cosquín: Suna Rocha y Ganador Espectáculos Callejeros: Los Indios de Ahora.
Las suspicacias han recaído en Bruno Arias, quien sugestivamente fuera señalado el día de su actuación como “el changuito de la democracia” y bien sabida es su admiración hacia la Presidente y a la dirigente jujeña Milagros Salas, con lo cual para algunos queda más que clara la jugada política que se pergeño.
Con ello no queremos desmerecer los valores de los artistas, ¿pero estaba listo para tan aquilatado premio? La clave de lo que sucedió está en esa simple pregunta, ya que han quedado fuera Juan Carlos Cambas o Rolando Goldman, quienes musicalmente le superan ampliamente y no han sido tenidos en cuenta. Por último, cuando las cosas no son del todo transparentes o si desea cargadas de subjetividad, las interpretaciones capciosas son alimentadas y lo que es peor terminan retroalimentándose, por lo cual contra esto no hay otra posición de la transparencia total y absoluta.
Se cierra la edición 53 de un festival marcada por la injerencia política, por los enfrentamientos, por el desmedido aumento del costo coscoíno, en un 68% en la gastronomía y el 60% en el alojamiento. Esto es obligación de la gestión municipal controlar, para ello cuenta con el poder de policía que le confiere la ley que reglamenta los municipios sin Cartas Orgánicas y sin dudas no lo ha hecho y creemos no lo harán porque desgraciadamente en este país se piensa más en los votos que en el bienestar de la gente y ¿Qué puede interesarle la opinión de un turista si no sufraga en Cosquín?
Nada evidentemente, pero sucede que el boca a boca puede llegar a costarle en la próxima edición un merma de turistas y entonces ya será tarde para pretender arreglar este desaguisado comercial.
Un Cosquín más, reencuentros con colegas amigos, una alegría permanente, las “broncas” con algunos difusores que retacean la entrega del material o las injustas selecciones discriminatorias que suelen hacer entre medios Vip y los otros, las chanzas entre colegas, la solidaridad y el regocijo por haber vencido a los artistas por goleada.
Un Cosquín, que como señalo Marcelo Simón, es donde se hacen las promesas de amor hasta la próxima edición, en donde algunos romances continuarán y se consolidarán para siempre, en otros casos será un simple recuerdo y en otros una traición veraniega.
Un Cosquín que late en la arteria de su rio que le alimenta, en las peñas y en las improvisadas guitarreadas en las orillas de los balnearios, en la Feria de los artesanos, en el romanticismo de los poetas, en la intelectualidad del congreso del Hombre Argentino o en los sueños de ser escuchados en los espectáculos callejeros, una ciudad que hoy baja la persiana hasta el año próximo, como señala Serrat en su tema Fiesta, porque mañana “vuelve el pobre a su pobreza y el rico a su riqueza” y así “colgado de un barranco” estará hasta el 2014 el “Pueblo Blanco” que pende del Pan de Azúcar o Cuzco Chico como era su nombre primigenio.
Será entonces, hasta el año próximo, cuando en las calles a oscuras se enciendan las bombillas que se colocaron para recibir una nueva edición del Festival mayor de América.






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