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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 15 de julio de 2011

El legado

Por Alfredo Ferrarassi

Las recientes declaraciones tanto del Intendente Marcos Sestopal, como de su secretario “polifuncional” Daniel Buonamico, cuando menos han despertado una serie de reacciones adversas y que si se sabe releer lo que manifiestan, se encontrarán las razones del resultado adverso en las elecciones pasadas, aunque lo mismo serviría para quienes no obtuvieron las cifras que esperaban y al mejor estilo José Gómez Fuentes, aquel que peinaba su lengua en la legendaria Revista Humor, decían hasta una hora antes de cierre del escrutinio “vamos ganando vencimos la polarización”, aunque la realidad marcaba desgraciadamente otra cosa.
Las manifestaciones que salieron publicadas en el último número del Ecos, no tienen desperdicio alguno y lo que es llamativo es que en lugar de importar por la friolera de propiedades que dice tener el socio del marquismo, 14 en total, lo que enerva por su cercanía con el surrealismo político es la soberbia que aún conserva y la falta de autocritica, no solo del dicente, si no del séquito de pseudos analistas políticos que evidentemente acompaña y continua haciendo lobby para el funcionario.
El no aceptar que las reglas del juego político son claras y que en cierta manera son “reguladoras” del equilibrio lógico que debe existir en la convivencia democrática, es lo que un grupo de operadores pretende hacer desde la supuesta independencia periodística, la cual se torna tan evidente y previsible que hasta le hace perder la poca “estrategia” que pretenden otorgarle.
Ya no es necesario bucear en las profundidades para encontrar los fundamentos de un pensamiento y accionar político, ahora simplemente con solo prender la televisión o leer los periódicos locales, se pueden observar las tácticas que se han elaborado, que en última instancia son las que le terminan restando esa cuota de sorpresa que un buen ajedrecista político debe exhibir.
En efecto, desde hace un tiempo, más precisamente el que transcurre desde la derrota del marcobolidismo, se ha intentado instalar que las futuras autoridades no tienen, porque a ello se reduce el razonamiento, las condiciones para hacer una buena gestión y que sería necesario “convocar de urgencia” al corre carretitas y su entorno, para que les saque las papas de fuego al electo intendente radical.
La operación está en marcha y está planteada a partir de preguntas, cuando menos capciosas, que se le formulan, al ahora filósofo de la gestión pública, que en posición de santulón superador, se despacha con respuestas que encierran un metamensaje peligroso y que puede traducirse como…”muchachos ya saben escucho ofertas”, las cuales van desde la organización del Festival del Tango, el cual evidentemente pretenderá se privatice, hasta “el armando de las complejas estructuras” de las vueltas pedestres al monumento a la concesión sestopálica: el Edén Hotel.
Como lo describiera con tanta dureza Enrique Santos Discepolo en Cambalache…”Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón”, puesto que lo que se observa no es más que ver llorar la Biblia junto al calefón de una gestión que inexorablemente se apaga por propio agotamiento feneciendo luego de una derrota ejemplificadora el 8 de mayo.
Creo que en la historia de la ciudad no hubo un caso en el que un funcionario derrotado hiciera todo lo que éste está haciendo para no perder su “mini sillón de Rivadavia” en turismo, una acción inédita e impensada luego de semejante rechazo popular. Cuando escuchamos los arreglos que encaró en las oficinas, las cuales preparó evidentemente para seguir “reinando”, nos acordamos de un caso similar en la década del 60 y que fue el del dictador Juan Carlos Onganía, quien convencido que debía quedarse por décadas como un monarca en la Quinta de Olivos, hizo cambiar desde las gruesas cortinas de los amplios ventanales hasta detalles mínimos de la decoración. Él para-lelismo entre ambos es llamativo, salvo que el ex polista intentó resistir su recambio y mientras que nuestro Delfor Cabrera de cabotaje se parece más al de la “Revista Dislocada” que al olímpico.
Si retomamos lo que manifestó en conferencia de prensa veremos que el legado que dejan, ese que preocupa, ese que duele, es el de la herencia moral, la cual es tanto o más preocupante que la económica, la cual ya de por si es grave, lo que nos da la verdadera magnitud de lo que ha sido esta gestión.
En efecto, nos preguntamos si se dice tan suelto de cuerpo que el reciente Camino del Cuadrado va a producir tantas anomalías ¿cómo no se ha barruntado con tiempo, al menos un análisis serio para evitar un alto impacto impensado? Eso sería saber gestionar, saber hacer previsiones de cara al futuro, porque si se tenía conocimiento de los cambios que posiblemente produciría, no haber pensado estrategias es algo imperdonable, ya que lo que está en juego es la identidad misma de nuestro pueblo y con ello evidentemente no se puede jugar.
Pero seríamos injustos si hiciéramos caer toda la responsabilidad en ambos funcionarios, porque también es responsabilidad del propio Legislativo sancionar desde el conocimiento aquellas disposiciones que eviten se pueda alterar el panorama de la ciudad, lo cual debe traducirse como es obligación de los Concejales velar por futuro de La Falda dictando aquellas ordenanzas que regulen todo aquello que pueda volverse incontrolable.
Por lo tanto si este cuerpo que se está yendo no hizo nada al respecto habrá incurrido en un imperdonable acto de omisión ya que el verticalismo debe tener un límite y es el que surge de la seguridad y la estabilidad que el pueblo debe tener. Por lo tanto escuchar esto con el desparpajo con que se lo manifestó nos parece realmente kafkiano, en tanto se lo mira como algo que puede pasarle a los otros y mientras no altere mi presente en nada me afecta.
Nuevamente comienzan las preguntas, aquellas indiscretas a las que supo cantar Violeta Parra en su Mazúrquica Modémica. ¿Cual es el futuro de La Falda? ¿Ser acaso una ciudad dormitorio? ¿Convertirse en parte del Gran Córdoba? Respuestas que deberán venir de parte de las autoridades y legisladores y en las cuales deberán decirnos que han planificado y si lo han hecho, cuales son las estrategias a seguir.
Por otro lado ¿se le preguntó al pueblo como quiere ser? Porque hasta donde se puede observar, el modelo de “progreso” planteado es el que más le conviene a la clase dirigente y a la especulación inmobiliaria que al propio pueblo, de allí que los intereses de ambos no sean sinónimo.
Observemos lo que ha pasado en Valle Hermoso en donde en pocos días se ha cambiado de visión respecto al supuesto progreso que el camino nuevo traería, ya que por el ordenamiento de transito quienes bajan desde El Castillo solo tienen la alternativa de continuar hasta La Falda o hacer un largo recorrido hasta el “derivador” del IPV para retornar hacia Córdoba.
Las obras suelen ser necesarias pero a veces traen aparejadas alteraciones no deseadas, como puede ser el cambio ecológico, la alteración en la movilidad social, una transformación abrupta de la mentalidad con sus lógicas consecuencias y una modificación de la estructura económica para el cual podemos no estar preparados. ¿Se tuvo presente todo esto?
El aludido funcionario abona el terreno para poder continuar aferrado, en la hoy Secretaria a su cargo, pidiendo soslayadamente una amplitud que curiosamente ellos jamás tuvieron, porque aquel que se atreviera a diferir con los caprichos de la clase gobernante, estaba inevitablemente destinado a padecer la muerte cívica, la exclusión, el ostracismo, el exilio interno, por eso que esta gestión que solo tuvo en cuenta a sus amigos pretenda una apertura es cuanto menos un despropósito.

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