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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 7 de julio de 2011

Debate sobre la fecha de nacimiento de la ciudad de La Falda

17 de Noviembre de 1913

He dejado transcurrir el tiempo de las críticas antes de expresar, en este medio, mis impresiones sobre lo actuado con relación a la fecha simbólica del nacimiento de la ciudad declarada por el Concejo Deliberante.
Estimo que lo hecho, incluyendo los cuestionamientos, arroja un balance altamente positivo cualquiera sea la óptica desde la que se lo pretenda analizar.
La ordenanza en cuestión refiere en sus fundamentos que ella tiende a consolidar la identidad de este pueblo, como también a proyectar hacia la comunidad una inquietud que ha de trascender en el fecundo conocimiento de nuestros orígenes.
Las distintas opiniones que hoy se vierten muestran un principio de concreción de ese anhelo, en cuanto vislumbran que se ha despertado el interés encaminado al estudio de aquellos orígenes. La búsqueda de un hecho de relevancia fundacional estaba paralizada desde hace mas de veinte años, interrumpiendo esa inmovilidad un aislado escarceo en el año 2001 para retornar a su letargo hasta este año cuando el Concejo Deliberante toma la firme determinación de definirlo, sin recelos ni temores por las previsibles controversias.
Para ponerle fin a esa larga historia de antagonismos que impidieron otorgarle identidad a La Falda, era necesario un acto de autoridad y ese acto le correspondía al Órgano Legislativo que en cumplimiento de sus funciones y dentro de la esfera de sus atribuciones debía tomar a su cargo la compleja tarea. Obviamente que la decisión no podía resolverse arbitrariamente sino que debía ser el resultado de un esmerado estudio de todos los elementos dignos de ponderación.
Fue así que en las sesiones del Concejo Deliberante oímos la opinión de reconocidos investigadores y analizamos meticulosamente una vasta documentación relacionada con la historia local. De la tríada conformada por hechos relacionados con el Hotel Edén, con el paso del ferrocarril o con el loteo La Falda, que dividen la mayoría de las opiniones, optamos por este último, aceptando y respetando el pensamiento de quienes se inclinan por alguno de los otros. La fecha que el adquirente del primer lote accede a la posesión del mismo mediante un contrato privado de compraventa fue el acontecimiento escogido.
Al no haber un acto fundacional concreto y excluyente, ese hecho simbólico del nacimiento lo debimos desentrañar de la historia lugareña, por lo cual es un juicio de valor que conlleva una altísima subjetividad, de modo que sería presuntuoso afirmar categóricamente que la elección es inobjetable. Cada opinión se sostiene en distintas razones y consideramos que pueden ser valederas, lo que no invalida la certeza de que la decisión tomada en el Concejo Deliberante tiene fundamentos históricos y jurídicos que abrieron el camino para seleccionar el acontecimiento que en nuestra opinión mejor simboliza el inicio de esta ciudad.
Las previsibles críticas de quienes sabíamos que no coincidían con la fecha adoptada no se hicieron esperar, y en algún caso se formularon en el límite del respecto y el decoro que las buenas costumbres exigen a la gente civilizada. Fueron muy pocas las voces que se alzaron y si bien debemos reconocer que son palabras autorizadas, la discrepancia entre ellos es mayor a la hora de señalar el acontecimiento de su preferencia.
Conforme al consenso parlamentario casi unánime, el 17 de noviembre de 1913 es la fecha de mayor significación para simbolizar el nacimiento de La Falda. Cualquier opinión en concordancia o disidencia con esa decisión legislativa merecerá ser respetada y será positiva en la medida que sirva para profundizar el estudio y la investigación. Si en cambio el propósito es arrebatarle la identidad a esta población para volver a mantenerla cautiva de las eternas discordias, habremos retrocedido en la historia, cediendo a las presiones y recrudeciendo los enfrentamientos que hasta ahora solo se intentaron resolver disponiendo una fecha siguiendo la propuesta de cada uno de los opinantes, como ocurriera en 1992 cuando se fijaron tres fecha.
Todo lo expuesto nos permite aseverar que si bien con la decisión del Concejo Deliberante no se van a superar algunas controversias, se ha superado la situación de anárquico desconcierto de un pueblo que en la búsqueda de su identidad permanecía estancado desde hace tantos años.

Luis A. Kessler

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Nueva nota planteando disidencia por la elección de la fecha simbólica de nacimiento de La Falda

Los vecinos Antonio Cheschi y Alfredo Ferrarasi elevaron nota al Concejo Deliberante de La Falda sosteniendo su discrepancia con la fecha estipulada para celebrar el nacimiento de la ciudad.
El texto en cuestión mantiene que “Los abajo firmantes miembro y ex miembro de la Junta Municipal de Historia de La Falda, ante la sanción de una Ordenanza Municipal que determina el 17 de noviembre de 1913 como día de nacimiento sostiene que:
a) No avalan la referida fecha, ni lo han hecho con anterioridad para que su opinión fuera citada como un apoyo a la misma.
b) Exigen ser convocados para exponer en conjunto sus puntos de vista y que los mismos sean tenido en cuenta, situación que evidentemente no ha sucedido.
c) Solicitan que la Ordenanza en cuestión sea dejada derogada, ya que no solo ha reavivado nuevamente la polémica, si no que es arbitraria y tampoco determina con exactitud que el boleto de venta privada del primer lote, el cual está plagado de ambigüedades, sea colocado por encima de un documento público.
d) Manifiestan que se debe conformar un grupo para el estudio aquella, como ser, por ejemplo, refundar la Junta Municipal de Historia, o la creación de una Comisión ad-hoc y a partir del dictamen de la misma recién sancionar una Ordenanza al respecto.
e) Observar un profundo respeto por lo que dictamine dicho organismo como única manera de poder zanjar la encrucijada en que nuevamente nos encontramos.
f) Resaltar que por la cercanía con la caducidad del mandato de este Concejo era prudente y aconsejable posponer por unos meses la toma de tan importante decisión a los efectos de evitar cualquier controversia posible.

En la espera que dé a esta un curso favorable nos despedimos de Uds. con el mayor respeto y consideración”.
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Los indignados…..de la historia

La nueva Ley de Murphy faldense

Por Alfredo Ferrarassi

En estos momentos en Europa el movimiento de “Los Indignados” gana cada vez más adeptos y está llamado a ser uno de los fenómenos de la sociología en la década que corre por el cuestionamiento a los representantes del pueblo, en nuestra ciudad, salvando todas las distancias se está produciendo un fenómeno “similar” ya que existe un amplio descontento con la fecha que se aprobó por Ordenanza Nº 2376 del “nacimiento” de La Falda y por distintas notas los cuatro historiadores citados en la misma y por cuerda separada han solicitado se derogue aquella y se convoque a una comisión ad-hoc a los efectos de poder establecer con estudios serios la misma y así tener de una vez para siempre la tan ansiada fecha arrancando de una vez con un periodo de reencuentro con el pasado y así poder proyectarnos.
Sin dudas es casi unánime el rechazo a la data elegida, ya que el sentido común, ese que ha faltado en esta oportunidad en nuestros ediles, entiende que lo que realmente vale es la escrituración, dado que lo que está por resolverse es una cuestión histórica, no una legal o un juicio como algunos creen estar litigando con las argumentaciones.
Por ello pensamos que nuestro Poder Legislativo ha logrado establecer una nueva Ley de Murphy, la cual en su enunciado sostiene...”En La Falda cuando algo puede hacerse bien, el Concejo Deliberante inexorablemente lo hará mal”

El tema histórico es en nuestra ciudad, al revés de todo el resto de Punilla y me atrevo a decir de la provincia, una situación que en lugar de ser abordada de manera “pacífica”, sin los apuros del caso, sin los “estrellatos” de funcionarios, indefectiblemente queda librada a su suerte, al grado, que desde los especialistas o aquellos que por pasión se acercan y observan irrestrictamente la metodología de la disciplina, se ven envueltos en inconducentes polémicas, esas que son totalmente evitables y desgraciadamente en lugar de brindar apoyo al abordaje del pasado de manera científica, siempre hay alguien que pretende pasar a la historia valiéndose del esfuerzo de aquellos que le han dedicado años a estudiar nuestro pasado y que por ese mezquino afán de sobresalir que se observa, algunos políticos suponen que la chapa de funcionario municipal es equivalente a un Doctorado Honoris Causa en “Poli disciplina” y en base a ello en un abrir y cerrar de ojos son especialistas en cuanta rama sea necesaria.

Al plantearme ésta pensé en la causa del desencuentro y hallé dos razones. Una de ellas, fue la desafortunada actuación que tuvo en los comienzos de los noventa el Concejo Deliberante de aquellos años, el cual por un verticalismo partidario no pudo o no supo, hoy da igual cual de ellas fuera, poder encauzar la situación y dejar las bases para una Junta de Historia, en cambio dejó un campo de batalla con múltiples heridos, un conflicto no resuelto que lleva más dos décadas y lo que es peor aun una inactividad en la materia que le hizo perder más de veinte años a La Falda.
Seguramente todo hubiera sido distinto si lo que primara hubiera sido el sentido común, ese que parece estar ausente, al menos en este tópico, y el que nos hubiera llevado de manera ordenada a contar con una infraestructura en la que funcionara el Archivo Histórico, para así haber podido resolver lo que empezó siendo un roce por opiniones diferentes, pero por no haberse sabido utilizar los platillos de la balanza para actuar en consecuencia, desgraciadamente se pensó más en beneficios electorales que en términos de ciencia histórica.
El resultado de aquel error está hoy a la vista: rencores y desconfianzas latentes, una alarmante inactividad investigativa, una parálisis en las relaciones sociales, un individualismo que no le sirve a nadie, todo ello por culpa de no haber sabido poner los límites cuando era necesario y no haber priorizado el desarrollo futuro y sí la mezquina inmediatez que nada aportó a la sociedad faldense.
La otra razón es que la discusión que se está planteando, estimo en lo estrictamente personal, hace retroceder la historia cuando menos cuarenta años y es el enfrentamiento que se está planteando entre abogados e historiadores, algo totalmente superado en el mundo académico.
Aquellas épicas batallas en las cátedras universitarias argentinas de la década de 70 porque sean los especialistas quienes ocuparan los cargos, ya que por el devenir del mundo moderno se requerían y se requieren las súper especializaciones, parece recobrar vida aquí.
Esto no significó desconocer los aportes que supieron hacer pero los tiempos cambiaron y en el mundo ya nadie imagina discusiones entre estas dos disciplinas, dado que los campos de acción se han ceñido a sus saberes y por sobre todo el respeto que se observan entre ellas. Aquí en La Falda parece que en lugar de reconocer que se debía escuchar y respetar la opinión de quienes se han dedicado al estudio del pasado, se impuso el capricho de turno, aquel que desde 1990 viene haciéndose presente en las cuestiones históricas y también aquella intolerancia que surge en la década del 30 con el advenimiento del totalitarismo fascista que es un componente siempre presente en nuestra idiosincrasia.
Aunque me parece una pérdida total de tiempo estas discusiones bizantinas, por que en lugar de debatir sobre el tema central lo que se defiende es el derecho autoritario a imponer un día, es la legitimación despótica a poder hacerlo porque se detenta una porción del poder, de allí que hablara al comienzo de los indignados, porque si hay algo carente de autoridad de todo tipo, es el actual Concejo Deliberante, máximo cuando se está yendo y deja semejante herencia.
Pero tampoco es posible ser silente cuando anteriores notas son usadas de manera antojadiza por un Edil y me hace decir cosas que jamás pensé, cuando se tergiversa una idea de manera impune descontextualizándola.
Permítaseme aclarar lo que estoy sosteniendo. Si se releen todas mis notas y perdón por personalizar el lenguaje, se podrá observar que en todas ellas hay un hilo conductor que es el 12 de septiembre de 1914 como el del nacimiento de la Falda y un deseo que el Concejo Deliberante encuentre el equilibrio para poder resolver la cuestión, porque intuíamos que el protagonismo desmedido más una altísima cuota de egolatría era un coctel que una vez bebido sería difícil de controlar.
En ningún momento se nos ocurrió sostener ¡fecha ya!, puesto que sabíamos que era un proceso lento, sí hicimos referencia a que era y es necesario contar con la misma, es porque la juventud lo requiere, porque el pueblo la necesita y por sobre todo porque éramos conscientes que si no se desistía de una idea prejuiciosa previa respecto a ella podría pasar lo que al final pasó.
Tal vez por ingenuidad se cometió aquel pecado capital que los romanos llamaban “superbia” (soberbia) que es origen, para algunos autores, de todos los otros y así lo que pudo ser una buena acción en manos de un aprendiz de brujo se torno una verdadera caja de pandora y hoy es difícil controlar las fuerzas que ha despertado.

Observemos, hay vecinos que se acercaron proponiéndome salir con pancartas apoyando la fecha, cosa que era impensada hasta hace un tiempo, pero lo que es grave, por lo que encierra, es que apareció un sentimiento, posiblemente latente, como el de separar a la población entre los NYC y los VYQ (Nacidos y Criados y los Venidos y Quedados respectivamente) con lo cual aquellas quejas como el “local es siempre dejado de lado y los que recién vienen se creen con todos los derechos”, se ha instalado en distintos círculos, lo cual no es bueno por lo que representa, pero en definitiva es parte de una realidad que en algún momento era de esperar se manifestara.
Por lo tanto, todo lo que se podría haber evitado con el simple ejercicio de saber escuchar, y entender que lo que está en juego es el pasado de nuestra ciudad, no un escrito jurídico, por lo tanto y tal cual manifestáramos a quienes nos consultan o nos llaman por teléfono, no queremos ahondar más en esta inútil polémica, no podemos volver a tropezar con la misma piedra, es necesario avanzar en los estudios y si este Concejo o este Intendente no se dan cuenta de la necesidad de volver atrás con la Ordenanza, deberemos esperar al próximo y comenzar a dar batalla para que se cambie la misma, ya que aquella se quedó sin apoyo de los técnicos, del gran parte del pueblo y solo se limita parcialmente a un reducido números de pares de la corporación legislativa el único respaldo.
Para finalizar, la fecha es algo que debemos resolver los faldenses ya que las recetas de otras ciudades, a la que algunos pretenden apelar, no son aplicables de manera automática a la nuestra.

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