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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 21 de julio de 2011

El cuadro no cuadra

Por Alfredo Ferrarassi

Hay veces que la vida en su vertiginoso devenir nos propone alternativas cambiantes y es en base a ellas que las reflexiones volcadas luego en las notas del Ecos de Punilla se mueven al mismo ritmo. Tenemos así que la columna que había desarrollado para hoy, “La Historieta de la Historia”, en las que hacíamos observaciones sobre las apreciaciones de los amigos Alberto Moro y Ana María Nieto saldrá la semana entrante pues era imperioso poder desarrollar esta. Hecha la salvedad del caso nos adentramos en el tema, el cual por cierto también está ligado a la historia en su estructura medular.
Este Festival Nacional del Tango encerraba una serie de incógnitas las cuales ameritaban observar qué evolución tendrían. En efecto, el mismo se desarrollaría en un clima finamente elaborado en el que el secretario de Turismo aparecería como el único ciudadano de La Falda capaz de poder organizar un evento de dicha magnitud, subestimando no solo la aptitud de las futuras autoridades, si no de los propios vecinos, ya que según ellos por fuera del cenáculo sestopálico no existen personas con las condiciones de idoneidad para administrar, organizar y llevar adelante absolutamente nada.
Craso error teórico el de esta gestión que cargada de soberbia, esa que le hizo perder las elecciones y que encierra en sí misma una gravísima confusión respecto al concepto ideológico, no solo de pueblo, si no de las bases doctrinarias del partido que lo llevo al poder , ya que sin duda alguna es Sestopal un “conservador popular” o si se quiere en términos históricos un “menemista tardío”, un privatizador del patrimonio municipal, como es el caso de Edén, el cual moviéndose con los arcaicos precepto del “antiguo régimen” cree que después de él vendrá el diluvio, situación gravísima en si misma por la subestimación de los otros y por el costo que le está haciendo pagar al pueblo por haberse permitido votar en contra de su delfín y animarse a recuperar la dignidad como sociedad.
El Festival fue una pálida expresión, en todo aspecto, de los anteriores, esos que evidenciaban de manera indisimulada que el “correcarreritas” estaba en campaña aun cuando su “propio partido” no había pensado en candidato alguno. Pero esto que sería hasta algo entendible y de lo cual no deberíamos opinar por respeto a la vida partidaria interna del PJ, pero perdió esa intimidad cuando por primera vez en la historia de los festivales del país se personalizó desde el escenario con agradecimientos hacia quien lo organizaba, olvidándose así que era el pueblo el que con sus impuestos pagaba el mismo y no un mecenas que de puro altruista distraía fondos propios para volcarlos a una pasión de organizar eventos.
Fue lamentable escuchar a algunos artistas agradeciendo al “manda más” por haberlos convocados (o contratado), cosa que nunca hemos observado en festival alguno de la Argentina y que fue leído de manera lógica por los vecinos que así empezaron a darse cuenta de “lo que vendría” de haber continuado esa orientación municipal.
Allí comenzó la inexorable caída de un sistema “aristocrático” que no disimulaba sus preferencias y que no dudaba de usar la cosa pública para tratar de perpetuarse en el gobierno. El pueblo que es sabio se cansó de tanto manoseo, de tanta disociación con la cotidianeidad, esa que duele cuando se ve que los beneficios son para los amigos del poder y que los derechos del ciudadano son un mero enunciado dejado permanentemente de lado.
En el Festival pudimos observar cosas que nos preocuparon y hasta molestaron por lo que encerraban, lo cual de cierta manera ya habíamos anticipado en la nota anterior del Ecos de Punilla podría pasar, habida cuenta era evidente como se movían las piezas en el tablero político local.
Una de ellas es lo que nos manifestara un integrante de una delegación muy preocupado por el destino del festival, ya que “había comprado” que era posible que no se lo hiciera más y ello los motivó, junto a otras subsedes, a solicitar una entrevista con las futuras autoridades para saber qué sucedería con ellas. Preocupación que era lógica, pero que no debería haber sucedido si no existiera una evidente campaña de desprestigio que algunos llevan adelante aún antes que las nuevas autoridades asuman y que tiene como objetivo colocar al derrotado candidato como la única persona capaz de organizar eventos en La Falda, siendo una operación cuyo objetivo a no muy a largo plazo en su retorno en un gobierno de coalición que solo así garantizaría un transcurrir armónico en la ciudad.
Viendo esto me pregunto ¿qué diferencia hay entre esta operación montada y aquella denuncia formulado por Alfonsín del Pacto Militar-Sindical? En lo formal creo que nada, ya que lo que se buscará es la ingobernabilidad para preparar el retorno al poder como única variante posible dada la manifiesta incapacidad organizativa del nuevo gobierno.
Algo que suena maquiavélico, pero a lo que se deberá estar atento por el peligro que encierra, ya que en lugar de haber aceptado el resultado de las lecciones de manera madura, se ha reaccionado con la actitud que tiene un niño caprichoso cuando no puede tener un juguete nuevo y tiene arranques en su carácter por no haber conseguido lo que quería.
El otro acontecimiento que se observó fue un “homenaje” que se hizo a algunas personalidades que han colaborado con el Festival y entre ellos para nuestra sorpresa resultó ser el propio Secretario de Turismo que recibió de manos del Intendente un presente por los “patrióticos servicios prestados”. El “galardón” entregado fue un cuadro de un artista de una de las subsedes intervinientes.
Lo que molestó a los asistentes, que respondieron con un inexpresivo, aislado y corto aplauso, fue su larga perorata sobre todo lo que había conseguido con su esfuerzo el evento tanguero y otra serie de elucubraciones que eran una reafirmación de su magullada imagen. Pero lo más bizarro, es que pudimos observar unos minutos antes de la entrega de la obra pictórica, que era la propia esposa de Buonamico la que entraba a la sala ubicada detrás del escenario portando un cuadro envuelto en papel madera y atado con un hilo, o sea que bien podemos inferir que se trato mi más ni menos de un auto homenaje que tuvo como primer actor al propio Intendente, situación que nos hizo pensar que la historia en esta gestión ha sido verdaderamente la mal parida y que el ejecutivo debe revisar los conocimientos del pasado argentino, ya que podemos observar que es poco y nada lo que del mismo sabe.
Veamos, un funcionario no puede desconocer, que en 1810 Mariano Moreno escribió el famoso Decreto de supresión de honores, aquel por el cual quedó prohibido se rindiera homenaje a los funcionarios, ya que un soldado, Atanasio Duarte, evidentemente “ganado” por los efectos del alcohol propuso un brindis por Saavedra como futuro rey de América y allí el pensador y nervio del proceso revolucionario volcó en un papel la famosa frase “ni ebrio, ni dormido” que nos acompaña hasta hoy como una sentencia de lo que no se puede ni debe hacer bajo ningún concepto en la función pública.
Por ello el homenaje nos sonó y estimo lo mismo sucedió a muchos, como una tomadura de pelo para el vecino, como una agresión gratuita, porque es inconcebible que se rinda homenaje a un funcionario por cumplir con su deber, con lo que es su obligación, ya que para cualquiera que está en la función pública deber ser un honor, una honra hacer las cosas bien y no esperar y menos aceptar el reconocimiento con un presente por cumplir con lo que el cargo manda.
Triste y solitario final para un gobierno que se fue aislando en su gestión al creerse sus propias mentiras, al imaginarse que eran los elegidos, que estaban cambiando la realidad, que reescribían la historia local, los propios cantos de sus sirenas terminaron por confundirlos y perdieron la capacidad de autocritica, por ello actos como el que vimos es no solo patético, sino una ofensa para la dignidad de quienes sienten orgullo por el simple placer de hacer las cosas bien sin pedir nada a cambio.
Un broche que es el ejemplo claro y contundente de lo que fue esta etapa del marcobolidismo, la falta de modestia, el creerse superiores, “altos y de ojos azules”, de pretender que el pueblo le tenga que rendir pleitesías y agradecimientos por dignarse a gobernarnos. Señores, nada más lejano de lo que debe ser un funcionario y es por esa cosmovisión de lo que debe ser el ejercicio público del gobierno por lo que fracasaron.
Por ello le recomiendo al Intendente que tome un curso de Historia Argentina para saber lo que hicieron nuestro próceres y así no vuelva a cometer los errores como el del cuadro que no cuadra y al Secretario de Turismo, el cual me consta tiene serias lecturas hechas, que recuerde que la modestia es el mejor capital que puede exhibir alguien que pasó por cargos políticos y que ambos reflexionen que es tan culpable el que rinde honores como el que los recibe y por último que jamás pierdan de vista la obra de Mariano Moreno quien fue ejemplo de sobriedad pública.

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