Que largo se hará 2008
Acabamos de entrar en los últimos días de esta temporada veraniega que ha sido calificada desde “rara o extraña” a “mala”. Lo cierto es que el período no ha sido bueno, económicamente hablando, para ningún valle turístico cordobés. Por más que se inflen las cifras y nos atosiguen con números estadísticos, desde los funcionarios de gobierno a los periodistas de los medios que hacen importantísimas diferencias por pautas oficiales no dejan de sostener, aún en forma velada, que el verano no ha sido todo lo exitoso que se esperaba.
Para el Valle de Punilla, los grandes números sólo se dieron durante los diez días de enero en que habitualmente el Festival de Cosquin produce saturación. Sin embargo las estadísticas serias señalan que ni en ese lapso se llegó a cubrir el ciento por ciento de la capacidad hotelera, quienes más arriesgan la establecen en el 94 ó 95 por ciento. Si las cifras se centran en enero-febrero, los promedios de alojamientos, dicen, podrán estar, considerando los últimos días de este mes en plena caída, en porcentajes que oscilaran entre el 65 y 75 por ciento, si se amplia el periodo a las dos últimas semanas de diciembre 2007 esos parámetros caerían por debajo del 60 por ciento.
Quienes manejan estos datos, definen que en lo global quienes mejor parados salen son los servicios de alojamiento, el resto puede haber hecho diferencias mínimas y son escasos los beneficiados.
Los servicios de gastronomía, recreación, pubs, espectáculos en vivo y bailables, no han hecho diferencias sustanciales y han tendido que lidiar con un consumidor no dispuesto a abrir la billetera, ya sea porque estaba remiso a pagar o porque poco había para gastar.
En concreto, es como que la movida veraniega se estancó dos o tres días antes de finalizado enero y después, a excepción de los fines de semana, la cosa no repunto.
En este terreno, aunque resulte reiterativo señalarlo, mientras no se disponga que las actividades escolares se reiniciarán en la segunda quincena de marzo, los centros turísticos se irán despoblando a fines de enero. Guste o no, no hay chiquitines ni adolescentes que no tengan que pasar por las aulas con 20 ó 25 días de anticipación al inicio del ciclo lectivo para saber si continúan en el banco en que se encuentran o si han escalado en el ciclo, y esto afecta a toda la familia.
Lo apuntado es labor de los legisladores de las regiones turísticas, habrá que ver si en algún momento se ponen las pilas y se deciden por defender los intereses de los pueblos de donde provienen.
El problema es que el año será largo. Mucho más largo si pensamos que dos fechas tradicionales de amplio movimiento turístico y económico se superpondrán el mes venidero, hablamos de Semana Santa y Rally Mundial, que extenso que se hará 2008 después.
Para el Valle de Punilla, los grandes números sólo se dieron durante los diez días de enero en que habitualmente el Festival de Cosquin produce saturación. Sin embargo las estadísticas serias señalan que ni en ese lapso se llegó a cubrir el ciento por ciento de la capacidad hotelera, quienes más arriesgan la establecen en el 94 ó 95 por ciento. Si las cifras se centran en enero-febrero, los promedios de alojamientos, dicen, podrán estar, considerando los últimos días de este mes en plena caída, en porcentajes que oscilaran entre el 65 y 75 por ciento, si se amplia el periodo a las dos últimas semanas de diciembre 2007 esos parámetros caerían por debajo del 60 por ciento.
Quienes manejan estos datos, definen que en lo global quienes mejor parados salen son los servicios de alojamiento, el resto puede haber hecho diferencias mínimas y son escasos los beneficiados.
Los servicios de gastronomía, recreación, pubs, espectáculos en vivo y bailables, no han hecho diferencias sustanciales y han tendido que lidiar con un consumidor no dispuesto a abrir la billetera, ya sea porque estaba remiso a pagar o porque poco había para gastar.
En concreto, es como que la movida veraniega se estancó dos o tres días antes de finalizado enero y después, a excepción de los fines de semana, la cosa no repunto.
En este terreno, aunque resulte reiterativo señalarlo, mientras no se disponga que las actividades escolares se reiniciarán en la segunda quincena de marzo, los centros turísticos se irán despoblando a fines de enero. Guste o no, no hay chiquitines ni adolescentes que no tengan que pasar por las aulas con 20 ó 25 días de anticipación al inicio del ciclo lectivo para saber si continúan en el banco en que se encuentran o si han escalado en el ciclo, y esto afecta a toda la familia.
Lo apuntado es labor de los legisladores de las regiones turísticas, habrá que ver si en algún momento se ponen las pilas y se deciden por defender los intereses de los pueblos de donde provienen.
El problema es que el año será largo. Mucho más largo si pensamos que dos fechas tradicionales de amplio movimiento turístico y económico se superpondrán el mes venidero, hablamos de Semana Santa y Rally Mundial, que extenso que se hará 2008 después.
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